Allí está, con sus amigas ya cincuentonas,
tomándose algo en la terraza de un bar del centro.
Ríen, hablan de sus maridos,
se cuentan chismes
de otras amigas
-y enemigas-.
Igual que tu madre
cuando nosotros teníamos
diecisiete.
Todo se hereda incluso
-quién te lo iba a decir-
lo que en aquel momento
más despreciabas.
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