lunes, 31 de octubre de 2022

Siempre que te sueño

 

Siempre que te sueño viajas en un tren nocturno.

Un tren de largo de recorrido que no cesa de marchar,
un tren enormemente largo-kilómetros de vagones azules-
que se cimbrea como un látigo, que hiende la espesura
y los arrabales, que penetra en la umbría y levanta ondas de aire,
azotando las mieses con el bramido de un gran reptil metálico
que fluye a la velocidad del miedo, de la duda, del delirio.

Y mientras, tú, dormida en el último vagón, solitaria,
no reconoces los espacios de la luz, no sientes las vías,
solo sueñas arropada por el ritmo tribal del tren,
ajena a un viaje que no podrás ver desde los párpados cerrados.

Es una noche eterna, la tuya.

sábado, 29 de octubre de 2022

El espejo amigo

 

Aprender a quererse no es fácil, están
las humillaciones vestidas de gracia,
el desprecio en la palabra, lo que los otros
murmuran de ti, cuyo rumor te alcanza.
Y sin embargo llega el día en que todo es luz,
el espejo se divierte contigo y ya sois dos
-el que allí habita y tú- los que se gustan.

Las palabras y tú


A P. 

Las palabras no existen sin ti. Eres un idioma sin vocales,

de tus ojos procede el silencio nunca mudo, hablas al respirar,

me entretiene el ritmo de tu canto, sin una música, solo palabras

que llegan como olas a mi puerto, entre los labios tu comisura

se abre para que vea los espejos donde se reflejan los días,

es un libro tu lengua con jeroglíficos que acuñamos al hablar,

arcanos viejos que, como en una oración, se repiten en las horas

de la noche, en la soledad de estar juntos cuando tú te acercas

al ventanal buscando la luna triste y yo me hundo entre las sábanas,

escondido de ti, para descubrir tus pasos si regresas a este nido

de confidencias y amor, a este cálido silencio desde el que yo te nombro,

desde el que tú me hablas con la voz de la memoria, con las sílabas

que niegan el olvido, con los verbos que susurran al llegar a mis oídos

tu verdad. Las palabras no existen sin ti, porque tú eres las palabras.

 

jueves, 27 de octubre de 2022

Las nubes

 


De noche moran rayos de luna en sus vientres, son, 

quizá, recuerdos que viajan, le hacen guiños al aire,

juegan a ser azar, a esconderse, a mostrase,

a huir como sombra de pájaro, como ardid

o simple espuma del cielo. Hay quien ve

dromedarios, cíclopes, unicornios, elefantes

marinos, perros que ladran, cometas perdidas…

Hay quien no reconoce más que el cúmulo,

la forma colectiva, la gregaria urdimbre del agua.

Hay quien espera simplemente la lluvia, y mira

el frente oscuro llegar con la alegría del sediento

en la esperanza de que brote al fin la húmeda

bendición del campesino. Pero yo solo veo un baile

extraño, de encajes líquidos, un músculo que se desplaza

bajo el azul, y aunque no oigo la música, imagino un vals

donde giran esos cuerpos de nube que no durarán nada.


Tu nombre me llamó, dejé la gran ciudad

 

La partida de un tren fue el arranque,
al final, una curva ante mí, la llamada.

Se multiplicó el aliento de la especie,
se multiplicaron los números en los dinteles,
se multiplicó la presencia de los mendigos a mi lado.

Pero el cosmos brotaba como un jardín,
yo busqué las raíces del espectáculo
tras largas colas que negaron los inviernos.

Me perdí en los barrios inhóspitos,
anduve por las alamedas y los parques vacíos
sin que importara el fluir de las estaciones,
visité monumentos que solo había conocido en los libros,
la representación de los teatros abrió a mis ojos
los mundos invencibles, los diálogos celestes,
un coro de palabras que brillaban, como estrellas, en la infinitud.

Por la autopista de los días descarrilé, en la última curva
del camino vi un nombre que me llamaba a otro lugar, lejos.

martes, 25 de octubre de 2022

El negro, un color sin mañana

 

La noche plena es un antifaz eterno. Voy vestido de funeral,
planchado, refulgente de negrura, esplendor unánime de silencios,
caen chuzos y los sauces lloran. Sus prendas íntimas son del color
del caballo zaíno, elegancia y armonía que engalana la piel,
estética que no precisa de un verbo, solo alzarse y caminar
despacio hasta la alcoba. Piedra oscura, azabache bajo el argento,
en un cajón escondes la sortija de la que no ansias memoria.
Este color es el color de los ciegos, este color no transcurre
por mis venas- granate el fluido de la duda-este color
primigenio alimentó los fogones, fue carbón de trenes,
hollín en los rostros del mineral, un pus de sangre
gangrenada cuando a la vida se le amputan los sueños.

*caen chuzos: lluvia fuerte

sábado, 22 de octubre de 2022

Los objetos nocturnos

 

La vida nocturna necesita la luz de los sueños.

El reloj de pajarita vuela como una mariposa irreal,
el teléfono de pared habla consigo en un diálogo íntimo,
la mujer que lleva un cántaro al fin lo colmó de agua,
en el óleo sigue siendo la misma.

Tras el espejo todos los mundos se vuelven uno,
en un vórtice infinito se entrecruzan los fantasmas,
me hablan de su hastío, también del tiempo
en que tuvieron un hogar.

Y en las habitaciones, aún perviven las confidencias
como un eco lejano que hace vibrar los cristales,
los libros que leí conversan
pero solo pueden pronunciar las palabras que cada uno oculta dentro,
los ojos del gato que murió un jueves brillan en la oscuridad,
el olor de las macetas es un fino aroma
que llega, confiado, hasta mi respiración.

Todos los objetos viven antiguas historias cada noche,
cuando la luz los enciende se marchitan como la flor negra
de los desiertos.

viernes, 21 de octubre de 2022

Misiva a María escrita desde mis sueños

 

Te juro que echo de menos pocas cosas: el rostro de nuestra hija al despertar,

la luz siempre alegre del verano, las flores que crecían desde la raíz de mi árbol,

los vástagos que aún hoy retan al tiempo y negarán el rocío que les di,

la pausa y la voz amiga en una tarde de café

que ha perdido los lunes, las ciudades que quise y no contemplé

-la imaginación es un pan que aún nutre los huesos de mis días- 

la libélula que al atardecer ya no me alumbra,

los territorios que hollé

como un extranjero a la búsqueda de un lugar

que no amara las sombras y, al fin a ti,

que estás en la hoja de un calendario

que se repite inútilmente

cuando abro los ojos y descubro tu ausencia.

 


miércoles, 19 de octubre de 2022

El que duerme es mi otro yo

 

Recordaré la huella cuando despierte

y al fin la sombra no exista.

 

Hay una constelación que se dibuja en los techos,

una ferocidad de números que el reloj marca con su luz roja,

mis ojos no necesitan párpados, ven, sin verla, la latitud de la umbría,

el río de la penumbra, mis oídos escuchan las voces

que la radio expele como un viejo ventrílocuo en éxtasis.

 

Ando sobre el parqué del suelo artificial,

me llaman los gnomos perdidos de la aurora,

el grifo gotea y yo, con ansiedad, lamo su molécula gloriosa,

su manantial conciso que gotea en la cruz del fregadero.

 

Bebo un trago del vino de ayer,

no sé si busco en mi memoria una luz,

solo sé que estoy condenado a transcurrir por las vías de la realidad,

pues los sueños pertenecen a otro,

a mi otro yo que ahora dormita

en la cama vacía.

 

Igual que un sonámbulo camino a ciegas,

rastreándome en los pasos que ya di.

.


lunes, 17 de octubre de 2022

Volver contigo

 

Después del hilo roto y el naufragio.

 

Más tarde del silencio y la distancia,

en ese rumor de pensamientos

que retorna al origen de una historia.

 

En los hábitos que reproducen el ansia de poseerse,

a medias de una conversación que creías concluida

se alza como una flor la voz que nunca olvidó la primavera.

 

Porque los abrazos son un eco tardío

y en el parasol de los domingos

que cubre tu parabrisas

dejé un mensaje que la lluvia borró.

 

Porque hay dioses en los que nadie cree

y por el desprecio se vuelven humanos,

nos hablan al oído, y a menudo nos mojan

con el rocío del reencuentro.

 

Aleamos la duda con la simbiosis de la noche,

y fue un laberinto la travesía de los años,

más al fin, en la única puerta de llegada

yo recogí una llave que te entregué

y tú no me devolviste.

 

La casa sigue aquí y ahora comprendes

que en realidad nunca nos marchamos.

 

En la luz que hoy regresa ya no habitan

los cromosomas del olvido.


sábado, 15 de octubre de 2022

El lado oscuro que no ves

 

Ocurre que la lengua nota hormigas incesantes,
un río de antenas en soliloquio, declina la tarde
su ademán, mi voz no quiere sentir la condena,
se esconde en el reflejo de las paredes, es alba
sin luna, a veces figura geométrica a la que puso
alas un pájaro. Oigo el diapasón del tiempo en mi yugular,
hay un abismo del que brota el manantial del silencio negro,
son avispas de papel los números del calendario, pienso en algo
que no brilla, mate, como una superficie sin hadas, igual
que un terreno baldío donde no crecen espigas azules.
Convenzo a mi nombre que el teatro inverso de mi piel
no es más que una luz que se divierte, en mi interior
crío un monstruo que elige la sinrazón de lo oscuro.
Vibran las raíces antes de su metamorfosis,
el enjambre de los fantasmas duerme a la espera
del grito que solo oirá el ruiseñor. Sabed que al final
del pozo el envés de un espejo es la verdad de tu sombra,
entre los lirios se escucha el llanto y en las azucenas
late la canción del olvido. Qué dolor el del naufrago,
agua inhóspita, inmensidad, y un sol que reverbera en los ojos,
despiadado. En todos los silencios hay un muerto, en la voz
infantil una pregunta, en el aullido ninguna palabra
que explique lo que el tiempo le roba a la razón, así
la cáscara reluciente, que es como una isla en el lomo
del gran cetáceo blanco. ¿Cuándo concluirá el viaje, mar sin
patria ni horizonte, por el que navega a la deriva mi corazón roto?

jueves, 13 de octubre de 2022

La siesta

 

Cierro mis ojos

y en la pantalla de los párpados

te recuerdo.

 

Mientras el sopor me cubre soy el joven que un día fui,

soy tal vez esa sombra que solo aparece

cuando la luz se aleja y en el teatro oscuro de la casa

resurgen el mar y las calles, el cine y los paseos a solas,

el beso perdido y los brazos entrelazándose

en una urdimbre eterna.

 

Dentro de mis ojos se rebobina una película que nunca tiene final,

respiro la calma, el feliz encuentro,

un baile al atardecer, la risa de los sábados

después de la ebriedad.

 

El reloj estalla y dejo a mis fantasmas en la alcoba,

todavía somnoliento un café espera

a que mis labios se acerquen a su fondo negro

donde beberé de lo real una ración de inevitable presencia.


miércoles, 12 de octubre de 2022

Encerrada

 


Se estrecharon los abriles y fue otoño la casa.

No hables, no digas nunca ayer.

Escribí en la pared un poema dulce con tu nombre al final.

Las cucarachas del tiempo borraron la letra
y ya solo quedó una frase, sin comas ni puntos,
sin adjetivos que dijeran cuánto hay de ti en el silencio.

En los espacios cerrados la luz se vuelve oscura,
el aire se vicia, el tiempo no haya razón.

Pero tú, a fin de cuentas, has decidido vivir entre los muros,
lo mismo que una araña, igual que un ratón
que no se asusta si oye el eco sus pasos.

lunes, 10 de octubre de 2022

El agua hierve

 

Como un ángel de vida
deposito el agua milagrosa
en el recipiente de metal.

El fuego eleva las historias de mi pasado,
cada burbuja es un nombre, un lugar,
una palabra, el cosmos infinito.

En su jardín de ola los oráculos se desvelan,
en su orgulloso círculo la efervescencia imita al volcán,
lo que bulle envía mensajes
que el vapor recoge
en un éxtasis de nube
contra la campana vieja.

¿Qué es lo que aquí borbotea, incontenible?
¿el arroz que baila como ágiles cromosomas?
¿la pasta enroscándose igual que una culebra?
¿el óvalo de un huevo flotante?

Me hechiza el ritmo de la cocción,
la sonoridad con que el agua ablanda
el alimento, esa fuerza que rebosa
en el brocal del cazo
derramándose indolente
sobre el poderío de la vitrocerámica.

sábado, 8 de octubre de 2022

Fábula del tiempo

 

Pasa el tiempo como un ejército que patea la luz

y los horarios, pasa en silencio sin que se oiga morir

el segundero, pasa como una brisa que apenas

se siente en la piel, pasa sin proclamar su paso,

lenta espiga que circula por el haz de los relojes,

susurro inaudible de la canción que un día

llegará a su final. Pasa el tiempo y el corazón

le responde, pasa el tiempo y aún te crees niño.

 


viernes, 7 de octubre de 2022

Alma

 

Tú eres la playa y yo el faro,

tú la ciudad de piedra, yo la ciudad de agua.

 

Tu acento lo imité con mi voz más dulce,

mi acento le dio a tus frases un ansia de luz,

un perenne fulgor.

 

Descubrirnos fue como vestirse con la sombra del otro,

esa silueta furtiva que nos persigue y nos dibuja por los suelos

y las paredes de la casa.

 

De ti aprendí los colores de la heráldica,

me desvelaste los misterios que la pintura encierra,

en los meses de otoño-los bosques húmedos-calzabas botas altas,

bajo un chubasquero azul recogías los frutos de los árboles,

de los prados y la umbría, las pálidas setas.  

 

Yo quise enseñarte los films que casi nadie vio,

los libros que me hicieron mayor cuando aún era joven,  

los bares donde decirnos algo inventaba un idioma.

 

Dos mundos no tienen por qué chocar,

a veces son ósmosis de luz, de pasión y tiempo,

fluidos que se mixturan en la ojiva del ser.

 

Y es que, de pronto, ya no somos extraños,

tú me miras como yo me miro;

y yo te veo como si un espejo

reflejara tu alma

con la forma de la mía.