martes, 30 de noviembre de 2021

El espejo

 


Toca la lisura del espejo,

su piel de azogue,
admira la perfección con que reproduce tu imagen,
pálpate para sentir el abrazo del mercurio,
desdoblándose en ti,
vistiéndote con su perfil invisible,
duplicándote con su coro desnudo,
desafiándote con lo que no puedes negar,
esa herida del albor, el gesto sin paz 
que ocultarás a los amigos,
la desolación que, impávida, vive también
en la exactitud sin alma de su noche.

Su crueldad de cuarzo pulido te incomoda,
lavas tu rostro ante su burla,
peinas tus cabellos con la rutina fugaz de un funcionario;
y siempre está ahí,
siempre palpita como una sombra de luz
que volverá a morir contigo,
al apagar el interruptor del baño,
en la penumbra que dejas.

Tú sabes que mañana te recordará de nuevo quién eres.

lunes, 29 de noviembre de 2021

El mar de tus ojos

Las góndolas de la luz hieren tus ojos en calma.

 

En ellos hay un brillo oceánico

de singladura, de confín azul.

 

Yo quisiera navegarlos,

sin remos, ni velamen,

a la deriva.

 

Para, al fin, ser tu náufrago.

 

domingo, 28 de noviembre de 2021

Lo que observo desde mi habitación

La textura amarilla del cartón,
en su eje la tinta traza los ríos negros de una máscara,
es mi llave hacia la noche, la orilla del ocaso.

La moqueta y el papel pintado,
hojas de acanto o gules sin color,
grecas en el sur de la habitación
como laberintos en un damasquino.

Hay mensajes en las caderas de Milagros
al fluir con voz de pájaro
por el pasillo del minotauro.

Y una luz de Persia en el atril dorado,
una mujer de Escandinavia en la foto de un álbum,
geografía del tiempo sin persianas
entre los istmos de mi cama.

Entretanto, la luz es omnívora,
no descubre el ojo que mira a su revés,
no sabe que los oráculos alzan al cielo
calendarios astutos, designios de cartón piedra,
largas columnas de azabache.

Tintinean las medallas,
sudan los libros su historia,
el perfume llega en un frenesí de flor inventada,
es un ardid la boca que se abre como túnel de arrabal.

En los cajones de malaquita hay supervivientes de un tiempo sin mapas,
objetos impares que desconocen su hogar.

Si me dijeran que la luna finge ser dios lo creería,
lo mismo que creería que los cuervos son el ópalo gris
donde grazna mi ayer, sin ecos, sin coros, igual que un códice inútil que nadie lee.

sábado, 27 de noviembre de 2021

La palabra

No sé cuántas vocales
ni sílabas
ni letras tiene.

Es la palabra que pondrá la luz en mi rostro,
el amor en mi sonrisa,
la ternura en mi silencio.

Dime ya tu nombre.

jueves, 25 de noviembre de 2021

Desvelados

En los labios de la noche, un talismán.

Siente la luz de níquel en los espejos,
la ceniza agotada caer en tu sueño,
a los gnomos guarecerse
bajo tu axila pudorosa.

Tú y yo en las calles anchas,
tú y yo en los oasis sin reino,
tú y yo en las papilas del amor.

Son las seis de la mañana y no amanece.

Gotas


Ordenadas como hormigas al combate, caen,
son señales de morse que deletrean el aire,
nunca curvas, afiladas en su manto líquido,
rumorosas sobre el árbol, tímidas sobre el mar,
dueñas de los tejados, brincan en la uralita acanalada
como ríos de locura, forman charcos
que querrían ser cristal de mercurio,
longevidad de piedra en sueños atemporales.


Su simetría de órdago bendice la panoja, el trigo,
la semilla en el surco que labró una mano ajada,
se sabe efímera como un aullido,
siempre adolescente
pues su ciclo de vida es fluir entre la nube y la tierra
como dadiva fértil, como canción de luna.

Me arrojo a la noche del aguacero,
en mi faz la jauría del agua,
en mis ropas los ríos tenaces
que caen,
sin alas de ángel,
sobre la sed de los adoquines,
sobre mis zapatos navegantes
que ya no recuerdan
de qué color
era
la sequedad del estío.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

De baquelita

De baquelita el nombre de la aguja,
el sueño del parteluz,
la ubre inventada.

Escucho el látigo del pozo,
el suspiro del dragón,
a la aurora brotar
entre la nieve.

Y soy feliz.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Tu frío

Huyó de la nieve el pájaro, pero no tú

que amas tanto el frío. No me puedo

acercar a ti, se encogería mi corazón,

se moriría el ardor que siempre busca

tu boca. Como un iceberg te alejas sobre 

un mar de hielo, a mí me aguardan la duna, 

el sol y el estío. Soy el pájaro que huye de la nieve.

 

El placer

Si se abren las espuertas del gozo y el tamiz,
si el ladrón del sueño se empina con gritos de alba
y el temblor, muda en eclipse de huesos y piel,
si en la memoria quedó un silencio de cosmos,
crujido de vísceras antes del enigma, libélulas
del ardor en las pestañas, olas de nervio sobre
el requiebro de las sábanas y un recóndito
mensaje se une en los afluentes de los sexos,
el licor en los mismos labios, un dulce cáliz
que se derrama con gotas blancas e invade
las arterias, la jauría sedosa del vientre, el trino
del corazón que baila vida, el rumbo del himen
que da luz a la más oculta célula de tu catafalco
húmedo, como una primavera entre la escarcha,
como una rosa de mármol que se ha vuelto candil,
en tus ojos, en tu voz, en tu conmovedora alegría.

domingo, 21 de noviembre de 2021

El destino equivocado

La puta de medias de rejilla se exhibe

junto al parteluz de la plaza, un cigarrillo

en la boca carmesí, los senos tan procaces,

tan bravíos, como astas lúbricas. El bolso

rosa, los zapatos de aguja, la falda negra,

mínima, de charol, voraz y altiva, como

una mantis de la noche. Y, sin embargo,

triste porque siempre quiso ser día.

 

sábado, 20 de noviembre de 2021

Adivinanza

En tus rizos, amanece más tarde.
En tu boca, las elipses no giran.
En tus manos, el arlequín es verde.
En tu pecho, no hay islas de nácar.
En tus hombros, vive el rey de los murciélagos.
En tu espalda, la nube es un dibujo de espuma.
En tu rostro, el almíbar de la luz.
En tu vientre, la verdad de mi nombre.
En tus piernas, el viaje de los niños.
En tus pies, el dromedario ilustrado.
En tus ojos, el fulgor de los recuerdos.
Y ahora adivina, en cuál de estos lugares, vivo.

jueves, 18 de noviembre de 2021

Querida soledad

 Ángel silente que ama mi hombro, aire
que aleja el susurro de la fraternidad,
árbol sin hojas que busca mi compañía
de flor núbil, reloj que muere con su círculo
intacto, aleteo omnívoro de pájaros invisibles
bajo mi axila, ausencia de voz en los ventanales
que miran al patio, donde los niños, cantan.
Compañera tenaz, inútil como un badajo roto,
quejido que crece en mi boca y no sale a la luz,
fúnebre negación de la alegría, amiga fiel,
perra de mis noches, lámeme otra vez, y calla.

Tu luz

Traías en la voz una muralla vieja,
en tu cuerpo la sombra de un río,
en las manos la sed de los veranos tórridos.

Como nube que surca el azul de un sueño,
así tu nombre.

Playas de nieve en los ojos fríos.
castillos de abril en los párpados.

Acompáñame,
con ese gorrión que llamas luna,
sé el candil sin patria
que ilumine
la noche que no cesa.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Como un árbol de piedra(o el ansia de eternidad)

De mi tronco pétreo nace un arlequín,

en las ramas sin hojas
solo anidan pájaros muertos.

Los otros árboles me llaman noche,
el sol nunca acaricia mi sombra.

Como piedra fósil,
como canto rodado,
viviré para siempre.

Ellos, no.

martes, 16 de noviembre de 2021

Cuerpo de azúcar

Escucha mi desazón cómo nieva en tu rostro,
cómo cae sola, sin alas, en subterfugio de lluvia,
cómo muere en tu piel átona. Igual que un ojo triste navega
entre oráculos de tiempo, igual que tu senectud reverdece
en la orilla de abril, con pámpanos floridos, con parras
de uva fresca, con racimos en las nubes de salazón
sobre el mar de tus ojos, la candela virgen de este
horóscopo que invoca al destino igual que una voz
desde la sima, voz de geiser que quiere ser luna,
voz atlántica en las olas del reencuentro, voz
susurrante de oración, voz de alcoba que no
atraviesa las sílabas de la noche, sino que clava
su golpe ardiente en la metáfora de un sexo fértil.
Todo es un azúcar que se derrama en el desnudo,
caramelo de ámbar sobre la pátina redonda del pecho
intacto, la iconografía de las axilas, su vello mineral,
el sudor vigilante como un ojo de agua pútrida, centrada
en ti, en la sinuosa cadera que se ancla a la sábana como
una isla de carne en llamas, como el volcán tierno que llora
con lágrimas de esparto, mientras la claridad del día cubre
los visillos, los espejos, tu desnudez de hembra en sacrificio,
los aretes en las areolas, abalorios de la resurrección, símbolos
del éxtasis que yo muerdo con mis molares de nácar, hasta sentir
la filigrana de un grito bajo el pezón que emerge como una pulpa
prohibida, como una flor carmesí que, en el vértice de la noche, estalla.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Pájaro soy

Yo nací pájaro, lo sé. Nací para el viento
y la sed de los cúmulos, para el árbol
y el flujo alegre, nací para el oriente
que atrae mis alas hacia el sol. Sobre
el azul más claro, navegan mis plumas
hasta las islas invisibles del recuerdo.
Jamás dejaré de volar hacia lo que ya
no existe. Pájaro soy que niega el olvido.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Engañando al espejo

Si te hundes en el azogue, finge.

Hierático,
temeroso,
distraído,
hasta de narciso inútil,
usa el disfraz que quieras.

Que tu espejo no sepa quién eres por dentro,
que solo conozca la apariencia de tu piel en ascuas,
que reverbere la mirada del caimán
al asomarte a su cálida geometría de ósculo invisible.

Que no te engañe el espejo familiar,
tu amigo que no crece,
hay en el revés de la luna más de ti
que en todas las horas confidentes
con esta cornucopia que se apaga en la noche.

Allí donde mi rostro es sombra habita la verdad de la luz.

Detente fíbula de mármol, ante la resurrección del eco,
la plata interroga a mi faz,
son diez coronas de incertidumbre apretando mis sienes,
son las ortigas del platino
batiéndose en el corazón del lienzo acristalado,
debajo del papel gris,
en la mentira de las palabras leídas a la inversa.

Es en la incertidumbre de las manos,
¿cuál?,
derecha o izquierda,
donde el entendimiento del caos pone quietud a mi cuerpo.

Me miraré en su lágrima de cobre
con mis máscaras de ceniza,
así, bajo el resplandor del alba,
yo seré la huida,
la incertidumbre de los perfiles,
la imagen oscura que persistirá en su memoria
al irme.

sábado, 13 de noviembre de 2021

Noviembres

Este otoño muere en mí.

En el envés de mis ojos la efervescencia del ocre,
el frío azul de la melancolía,
las brasas crepitando en el lar.

Hojas caídas en el limo como ángeles de un bosque húmedo.

Los noviembres me recuerdan a ti,
no sé la razón,
ni la quiero saber.

viernes, 12 de noviembre de 2021

La isla perdida

Pinto leones en tus nalgas de espuma, late el mar

en el ocaso, fríos árticos se posan al bies del cantil.

De la negritud no existen huellas, podría el perdón

dibujarse en banderas que no mueve viento alguno.

Se derrama el cardumen de este músculo acuoso

sobre la incógnita del tiempo y los laureles fingidos

de la primavera. Qué astros habitan en tus ojos navegantes,

a que sazón debemos el fruto de la estela, la ráfaga de algas

que tu cuerpo híbrido va dejando, surco de olas, en la piel

antigua del océano, en el temblor de su vestidura, en el anillo

de mi cabo que no sea ata al miedo de tus consignas, ni fluye

como un abril en los espejos náuticos del firmamento. Solo quien

regresa a la isla perdida recupera lo que una vez fue su presente.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Oda al hogar perdido

Yo sé que el espejo
aún guarda mi rostro,
el pasillo mi sombra,
las ventanas la última luz
que declina.

Voces en fuga como pájaros de invierno,
latidos en cruz bajo la mesa camilla,
cigarrillos sin brasa junto a mi tez.

Una familia que trasnocha en el día
con plenilunio en los ojos, el hogar
de los pómulos de plata
y ortigas en la sangre.

Una madriguera que descubre la edad
entre las horas de un reloj parado.

La sinfonía inaudible que derrama en mi memoria
sus vocales rotas.

El ladrido del ángel que, algunas veces, escucho.

martes, 9 de noviembre de 2021

El juego de los cristales

Pozo de cristal que niegas la luz, sé gema negra de mi abismo,
carbunclo ígneo de mi sueño, turba cálida, cristal de sima, acequia
de mi lacrimal, cuarzo vítreo, azabache ambiguo del claroscuro,
carbón sin ojos que no admiten la luz; luz de la mañana en el cristal
de la niebla, alféizar donde las palomas se arrullan bajo su tez de isla,
con el insomnio negro que deja la luz en tu frente, en tu labio que al
derramarse crea un prisma hospitalario, de calidez en sazón, de reverbero
y fulgor marchito, de sábana que filtra el preludio de la noche como
una celosía veteada por los granos de un café refractario.

lunes, 8 de noviembre de 2021

La luz también cae como caen los sueños

 El silencio del camaleón avanza por la cuna de la luz,
verano en el cielo, la lluvia recién caída sobre mí
despide un aroma a álgebra.

Hay una rodilla en tu vientre,
fósil como un risco en el costillar de la inteligencia.

Te mueves hacia la luz igual que el haz prístino de un candil
cuando las lagartijas de la tarde ya vacían sus orines
en las puertas del óbito.

Hiede el sudor de los jardines con ríos granates en los pétalos,
un canto de luciérnagas en flor precede a la noche,
impertérrita y pura.

Qué aljibe te nombra entre las luces viajeras,
qué latitud sin ayer repta por el eco de tu garganta impar,
adónde el regalo de las mariposas en tu latido de leche,
de ánfora núbil, de primigenio semen en el bronce de tu piel altiva.

Un destello púrpura en la sed de los cristales sin voz
que se dejan amar por la luna en duelo,
encendido crepúsculo con hojas carmesí en los párpados.

Ya ves, no es tan difícil navegar por la herida de la luz,
porque los fantasmas oscuros son mortales,
como tu cuerpo que envejece cada vez que das un paso virgen,
con el adiós de tus omoplatos redondos, mirándome,
ajenos al hostil plenilunio
que mata a las abejas azules
del sarcófago que soy.

domingo, 7 de noviembre de 2021

No hace falta la luna

En el candil de tus ojos destella la noche,
verde oliva el iris que viste la luz,
no hace falta la luna si me miras así,
como una novia.

sábado, 6 de noviembre de 2021

Firme, como un árbol

Sé tú el cáliz que vuela impertérrito,

el clavel azul en la testuz del cuervo,

la dentadura del albatros

en la hostia blanca del mar.

 

Sé la nariz arcaica de la princesa,

el orden de las esdrújulas que sufren el llanto de las frases.

 

Sé la razón calva de los sueños y el bombín alegre del payaso.

 

Sé el mimbre de la noche, el tronco anular del árbol

que llevas en la cintura, firme bastión que avanza

bajo la pérgola de la luz.