Demasiado azul en la boca.¿Quién soy yo,
pobre enigma errante, descuido de marzo
que se entrega a la pura claridad del día?
Antes la palabra abrió un camino(es curiosa
la condición del tiempo, su privilegio en el hoy,
la fantasía de las horas entre un refugio y otro)
para que nadie edificara la soledad o la desesperanza
en la luz.
Así las noches de cúpula inmortal, de alcohol
mimético, con risas y canción, con la amistad
desleída como un himno desgarrador.
Y yo, concibiendo anatemas en epístolas doradas
donde el sarcasmo traslucía la inmadurez
y el desdén.
¿Por qué la gratuita muerte, para quién su magnifica voz,
su destino o su verdad?
La isla desde lo alto es una lágrima pétrea, me alejo al fin
de su extraña indolencia, del cálido enjambre donde habita
la flor del absurdo.
viernes, 28 de junio de 2013
lunes, 24 de junio de 2013
Te vestiré
Soñé tus rodillas como el hurón que busca
un horizonte en la nieve. Yo amé lo que no dices,
tus silencios de bienvenida, esa manera de no quererte.
Resultó sencillo abrir la infinitud, sentir su eco,
desvanecerme en el frío de tus preguntas. Nadie
conocía el tránsito, nadie dulcificó los cielos
sin nombre, aquel corazón que murió en la luz
o en la sílaba. Tú, como yo, amabas el viaje, las
noches sin azul, el episodio que muere en un beso
nocturno y febril. A veces el mar llora como una
sinfonía- aunque el sol nos enseñe su músculo
en los días impenetrables, en la luz-. Aquí, hoy
el lunar del tiempo es un óxido de palomas, la
carne contra el frenesí, los ríos que sufren su éxtasis.
Te vestiré, me vestiré de canciones tristes, antes de ser
náufragos de este vendaval que sopla y sopla como
un ladrido.
un horizonte en la nieve. Yo amé lo que no dices,
tus silencios de bienvenida, esa manera de no quererte.
Resultó sencillo abrir la infinitud, sentir su eco,
desvanecerme en el frío de tus preguntas. Nadie
conocía el tránsito, nadie dulcificó los cielos
sin nombre, aquel corazón que murió en la luz
o en la sílaba. Tú, como yo, amabas el viaje, las
noches sin azul, el episodio que muere en un beso
nocturno y febril. A veces el mar llora como una
sinfonía- aunque el sol nos enseñe su músculo
en los días impenetrables, en la luz-. Aquí, hoy
el lunar del tiempo es un óxido de palomas, la
carne contra el frenesí, los ríos que sufren su éxtasis.
Te vestiré, me vestiré de canciones tristes, antes de ser
náufragos de este vendaval que sopla y sopla como
un ladrido.
miércoles, 19 de junio de 2013
La noche irreal
Asoma el pájaro como un adiós vespertino.
Mi nombre y mi cicatriz son éxtasis
en este crucigrama de color. No lloverá
antes del silencio, mil jardines sin petunias,
rejas que atisban lo oscuro o esbeltos animales
cumplirán la sinfonía del reloj, su anuencia.
Caminamos sobre un párpado de cristal,
los márgenes acuchillan nuestros cuerpos
mientras finge la luz ser cadáver de un galeón
varado. Tú amplías la imagen de la noche
en el lugar en que el resplandor de los catafalcos
suda el cansancio de la historia, a veces incólume
otras liviandad. Los penúltimos adalides
se refugian en museos escarlatas, la caricia
o el perdón posan su sed en la arquitectura del eco,
para ser el robusto enjambre o la araña de rápidas
hebras que azulee en el hollín. Es grato sentir
el trinar del río cuando calla tu voz.
Mi nombre y mi cicatriz son éxtasis
en este crucigrama de color. No lloverá
antes del silencio, mil jardines sin petunias,
rejas que atisban lo oscuro o esbeltos animales
cumplirán la sinfonía del reloj, su anuencia.
Caminamos sobre un párpado de cristal,
los márgenes acuchillan nuestros cuerpos
mientras finge la luz ser cadáver de un galeón
varado. Tú amplías la imagen de la noche
en el lugar en que el resplandor de los catafalcos
suda el cansancio de la historia, a veces incólume
otras liviandad. Los penúltimos adalides
se refugian en museos escarlatas, la caricia
o el perdón posan su sed en la arquitectura del eco,
para ser el robusto enjambre o la araña de rápidas
hebras que azulee en el hollín. Es grato sentir
el trinar del río cuando calla tu voz.
sábado, 15 de junio de 2013
jueves, 13 de junio de 2013
Bartleby
Creo que soy un bartleby que se niega a serlo. No tengo ninguna disposicíón para la literatura. Cada vez que escribo me fuerzo y es como si sufriera una condena o una penitencia.Soy consciente de que esa actitud no me llevará a ningún puerto feliz. ¿Cuánto resisitiré? ¿Cuándo asimilaré por fin mi condición de náufrago?.Carpe diem.
martes, 11 de junio de 2013
Soy
¿Cómo cambiar el color de lo infinito? Baja lento
el autobús, se hunde en la claridad como un pájaro
oscuro. Es el mismo día en mi corazón, la lejanía
pone una túnica en mis ojos hastiados y azules.
Ya sólo vivir es lo que importa, nada de miedo
ni extrañeza, únicamente piel y blancura,
idiomas impenetrables que se acuestan a la luz
o a la caída. En el parque, el desfile
de las palmeras se balancea, fuera del mar
el óxido se vuelve azul, tu cuerpo irreal
se ha convertido en isla. Existe otro país
en mi memoria al que llamo ausencia.
el autobús, se hunde en la claridad como un pájaro
oscuro. Es el mismo día en mi corazón, la lejanía
pone una túnica en mis ojos hastiados y azules.
Ya sólo vivir es lo que importa, nada de miedo
ni extrañeza, únicamente piel y blancura,
idiomas impenetrables que se acuestan a la luz
o a la caída. En el parque, el desfile
de las palmeras se balancea, fuera del mar
el óxido se vuelve azul, tu cuerpo irreal
se ha convertido en isla. Existe otro país
en mi memoria al que llamo ausencia.
domingo, 9 de junio de 2013
El lugar donde viví
Comunión de la voz en los parpadeos de un tren.
El frío de enero nos regala una llama de luz,
un crisol de agua. La memoria vuelve frágil
porque la voluntad se arrodilla y es la mecánica
del desfile el motor insomne que nos rige.
Unas horas antes del vacío, unos minutos
que serán libertad y viento en la palabra,
corazones que se unen en lo idéntico como
vivencias pendientes de un mensaje o caudal.
Afuera los sonidos escriben un frenesí, en los laberintos
del subterráneo soñadoras jóvenes acarician la piel
de un libro, comparten su verdad como nosotros
compartimos la incertidumbre de un mañana oscuro.
La lluvia borra las últimas preguntas. Mientras
yo te enseño los lugares en que pulsé el ácido
de los días, el calor de la amistad o la matriz
de un destino común, ya para siempre inalcanzable.
El frío de enero nos regala una llama de luz,
un crisol de agua. La memoria vuelve frágil
porque la voluntad se arrodilla y es la mecánica
del desfile el motor insomne que nos rige.
Unas horas antes del vacío, unos minutos
que serán libertad y viento en la palabra,
corazones que se unen en lo idéntico como
vivencias pendientes de un mensaje o caudal.
Afuera los sonidos escriben un frenesí, en los laberintos
del subterráneo soñadoras jóvenes acarician la piel
de un libro, comparten su verdad como nosotros
compartimos la incertidumbre de un mañana oscuro.
La lluvia borra las últimas preguntas. Mientras
yo te enseño los lugares en que pulsé el ácido
de los días, el calor de la amistad o la matriz
de un destino común, ya para siempre inalcanzable.
sábado, 1 de junio de 2013
Un paseo contigo
Los ángeles dorados te esperan. En el hotel todo es color,
suave músculo de bienvenida. Las calles parpadean de
un sentido a otro, sus rótulos son azules como tu nombre.
¿Hay un guiño acaso en las esquinas sin círculo cuando
tu imagen transita, roja, etérea, lúgubre? Buscaremos
la sonora carcajada de los espejos, el metro inmóvil que
acicala tus arbitrios, el frenesí de la golondrina cuando
divide la singladura en ayer y mañana, mi virtud que añora
los ejércitos de la ilusión. Hubo pasos que alejaron la fe,
la duda como un sol de largos brazos, el ansia que busca
un río donde el gris sea un pronombre infinito. Me perdí
en la orgullosa materia del paisaje, mi aliento dejó de ser luz,
lo mismo que una campana sin coro o tiniebla. Pasajero
de este día cálido, ya nada sobrevivirá a la memoria, nada.
suave músculo de bienvenida. Las calles parpadean de
un sentido a otro, sus rótulos son azules como tu nombre.
¿Hay un guiño acaso en las esquinas sin círculo cuando
tu imagen transita, roja, etérea, lúgubre? Buscaremos
la sonora carcajada de los espejos, el metro inmóvil que
acicala tus arbitrios, el frenesí de la golondrina cuando
divide la singladura en ayer y mañana, mi virtud que añora
los ejércitos de la ilusión. Hubo pasos que alejaron la fe,
la duda como un sol de largos brazos, el ansia que busca
un río donde el gris sea un pronombre infinito. Me perdí
en la orgullosa materia del paisaje, mi aliento dejó de ser luz,
lo mismo que una campana sin coro o tiniebla. Pasajero
de este día cálido, ya nada sobrevivirá a la memoria, nada.
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