domingo, 15 de junio de 2025

La magia de tu noche

 En tus rizos el hambre de la noche con el resplandor verde

que ilumina tu iris, ardid de novia bajo la luna enamorada

de la luz del candil, el ensueño de los jardines aún pronto, en el balcón

del amanecer una fuente sin caudal llora con lágrimas de frío,

y llega el insomnio del árbol, su hojas de cáliz ambiguo,

el ramo en el anaquel tras la ventana entreabierta,

pájaros en busca del equinoccio, y tú en la cruz del farol

con la memoria de la lluvia que empapa de agua tu atmósfera

viajera, tú sobre un tibio rayo de amapola como flor incauta

que tañe una canción de olvido, el crisol de tu largo beso

aúlla en la comisura de mis labios infantiles, de salina sed

la partícula que sella el ímpetu alado del fruto lascivo,

y en la huella y en el tacto la armonía de los pétalos

que se rozan con el abanico del aire, sonámbula estrella

de tu atardecer, báculo que empuña mi mano antes de la huida,

fantasmal la rompiente del haz contra la miel que lamo

en la curva de tu espalda, y un rumor de ángeles por la recóndita

efigie de tu carne, una ciega lumbre entre las pestañas que iluminan

la furtiva sombra que persigue el rastro vivo de tu casa, desnuda

como un animal triste en tu espacio insomne, nada hay

en este nido que avive el duelo solitario del que pierde

su abril en un río de invierno, cálida piel a horcajadas

de la noche mientras en tu vientre el frenesí es un pájaro

que no logra alzar su vuelo hacia el letal embrujo de la aurora.

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