miércoles, 29 de junio de 2016

La vida plena

Cuando el día cae dejan de volar las palomas.

Las ocho de la tarde
en este reloj que es mi corazón tranquilo
con esa mansedumbre de los horarios definidos,
la cotidianidad de los mismos rostros,
las mismas palabras, la ruta que solo espera
nuestros pasos de siempre.

Hay un ritual que nadie nombra
(acompasar los cuerpos, las pausas
en las que el silencio dormita,
las interrogaciones que maduraron
tras una mañana de clases y papeles mojados,
la madurez que se volverá confidencia
cuando la noche llegue)
porque lo sentimos pasajero,
un rayo que apenas alumbra
la rutina voraz de los lugares,
la alquimia de vencerse en los grumos del licor
o en la magia de una música que desnuda la luz,
el oro blanco de la ubicuidad.

Al fin, son los minutos el maquillaje perpetuo
con el que sentir la cercanía como una máscara
que nos desvela o nos rehuye.

Estás tú, para siempre un desafío
que me incita al suburbio del deseo,
la tentación de unas mallas oscuras
en la curvilínea insensatez de tus piernas,
la humedad que traspasa tu boca
y el nido alegre que se abre
como una ciudad sin patria.

¿Cuánto durará este cielo infantil
en el que la dicha son astros de colores,
cuánta demora sobrevivirá
hasta que pase el carro llameante
de la vida plena?

martes, 28 de junio de 2016

La vida paralela

Pocas veces veo lo que quiero ver. Aunque
busque la mirada una coincidencia estéril
o espere el deseo una respuesta en la retina
o imagine que lo que ocurre no es otra cosa
que un film interior cuyo guión lo escribe
una voluntad virgen. A menudo cierro los
ojos en pleno mediodía, solo un instante,
como si la huida dibujara en mis párpados
lo que quisiera sentir(su cuerpo junto al mío,
los diálogos que se enlazan, un paisaje que
se amoldara a nosotros igual que una fantasía).
Cuando duermo la vida es más real, en la vigilia
todo es previsible, el verano huele a verano,
los relojes caminan lentos, el mar, las calles,
las montañas terrosas, el roce de la gente, la
mecánica de un televisor, recuerdan a un ayer
perpetuo inscrito en el iris, fosilizado en mis
pupilas, como el designio de un dios ya para
siempre ajeno.

lunes, 27 de junio de 2016

La boca

El sabor que reseca mi aliento. El gusto salino
después de la mar. La dulzura de unos labios que
no me pertenecen. Mi boca en el pezón del sueño.
El ácido desdén de un amigo. La magia amarga
del chocolate espeso. Las fresas agrestes que tiñen
mi lengua. La textura blanca de un pez salvaje.
Toda la lujuria en mi paladar insomne. Todo
el asombro de una sed que no cesa. La voz
que calla un deseo. El marfil de mis dientes
pasivos. La noche en una garganta azul.

domingo, 26 de junio de 2016

El futuro

El tren olvida, yo no.

En el vagón el mundo es cambiante,
países, hombres, naturaleza que fluye.

Por dentro hay un territorio de fósiles,
palabras que rebotan como ecos,
imágenes que vuelven a su sed,
el cansancio terrible de la permanencia.

¿Adónde voy con este cuerpo que se retrae
igual que un ángel sin paz?

Me dicen que la isla no ama la luz
sino el silencio del volcán que precede al estupor.

La vida asoma negra sobre la tierra fértil,
la muerte es un lagarto que ríe
escondido en el corazón de la retama.

El tren olvida, yo no.

Como este viento ágil que desdeña la memoria,
como el color que azuza mi iris,
como la silueta que va dejando un rastro de olvido,
así mi voluntad de futuro.

Qué sol tan tibio el que ahora me comprende,
qué voz la que me llama con otro nombre
que ya es el mío,
qué largo mañana el que me espera.

Fragmento de "Crimen y castigo" de Fiodor Dostoievski



«Su cuartucho se hallaba bajo el tejado de un gran edificio de cinco pisos y, más que una habitación, parecía una alacena. En cuanto a la patrona, que le había alquilado el cuarto con servicio y pensión, ocupaba un departamento del piso de abajo; de modo que nuestro joven, cada vez que salía, se veía obligado a pasar por delante de la puerta de la cocina, que daba a la escalera y estaba casi siempre abierta de par en par. En esos momentos experimentaba invariablemente una sensación ingrata de vago temor, que le humillaba y daba a su semblante una expresión sombría. Debía una cantidad considerable a la patrona y por eso temía encontrarse con ella. No es que fuera un cobarde ni un hombre abatido por la vida. Por el contrario, se hallaba desde hacía algún tiempo en un estado de irritación, de tensión incesante, que rayaba en la hipocondría. Se había habituado a vivir tan encerrado en sí mismo, tan aislado, que no sólo temía encontrarse con su patrona, sino que rehuía toda relación con sus semejantes. La pobreza le abrumaba. Sin embargo, últimamente esta miseria había dejado de ser para él un sufrimiento. El joven había renunciado a todas sus ocupaciones diarias, a todo trabajo.»

viernes, 24 de junio de 2016

Habitación clara

Siempre hay luz en esta casa.

Y silencio.
Y color.
Y nadie. Y yo.

¿Qué día cae del techo sobre mí,
qué telaraña impone su urdimbre
como una red de rosas volátiles,
qué ayer se eleva desde los zócalos,
dibuja las paredes, me habla
como una lengua amante?

El verano se empeña en ser
un insecto amarillo,
un claroscuro abrasador,
un aire agreste.

Sobre la cama soy piel húmeda que no respira.

En una voz sin voz reverbera tu nombre
que incendia mi desnudez.

Solo hay huecos:en el cristal,
en el armario vacío,
en la cómoda de ébano.

Todas mis fotografías guardan un círculo de ángeles.

Quisiera escuchar el sonido de tu corazón cuando llora
y no es por mí.

Siempre veo luz en esta casa.


jueves, 23 de junio de 2016

Todavía, ayer

El mundo fue grande en esta habitación tan clara.

Los omnívoros tejados
ya no se pueblan de palomas,
su color rojo invita a la calidez y al sosiego.

Ayer, la noche y su eternidad cubrieron mi piel,
el brillo de las copas, las frases inacabadas,
la música como un sueño leve.

Y tú en la infantil lejanía de un murmullo,
con el perfil de tu cuerpo dibujado en la pared
y un mañana que se escribe sin palabras
entre la simpatía y la duda.

No estoy, si al estar se le llama acto,
porque seguimos en el tren oscuro de los lunes
cuando el viaje es una promesa de sabor y cántico,
de unión y azúcar
en los dedos de un café
que se demora.

Todo es verde bajo los latidos de la luz,
afuera ya no atisban los buitres de la noche,
sin ti el paraíso se tizna de negritud y silencio.

Hay muchos modos de morir sin morir:
tu mirada oblicua que observa el espejo
donde habita mi espalda,
la herida de una promesa sin alas,
el escote que cubres con tus manos traslúcidas.

Miro en el fondo de esta copa para encontrar mi rostro
porque sé que en la cicatríz de los hielos existe un perdón
o quizá una excusa para vivir un minuto y un minuto más
hasta ser el delirio de un instante.

miércoles, 22 de junio de 2016

Aquella casa nuestra

Lo que sobrevive en mí
es una atmósfera, una nube,
un sueño.

Ignoro si fue real el búcaro sin flores,
no sé si la sombra de tu carne
pobló alguna vez aquel espacio
que es herencia, significado y muerte.

Si algún yo perdido se acostó en la alfombra
mientras la magia de un televisor
encendía mis pupilas insomnes.

¿Quién con los años
no se refugia en la evocación de un hogar?

Cada objeto me posee,
el estigma que yace blanco en mi piel
me recuerda la frágil materia que sucumbe.

Si alguna vez vuelvo allí
que la claridad encienda un sol en mi memoria.

Que un dios invisible dibuje toda la insolencia
de unos cuerpos jóvenes que estallan en la noche,
insólitos como la nieve de un verano inútil,
desnudos de sí y de su éxtasis.































domingo, 19 de junio de 2016

Verano del 92

Mediodía de Julio.

El silencio de mi habitación se puebla de murmullos:
los puestos del mercado, los bañistas que ríen
camino del arenal, los cláxones frenéticos
que forman una retahíla insana.

No sé dónde estás,
la noche fue un resplandor que pronto murió,
el gusto de la papaya ha dejado en mi boca
tu suavidad y tu miedo, la música resuena en tu rostro
sin que te impida hablar de las dudas, de la inmadurez
o del hastío.

Hay en nosotros puentes que vibran
cuando en ellos se posan las palabras
engarzadas por el deseo, entonces los ojos se buscan
y cualquier escenario es una verdad
que nos posee como un imán.

No sé dónde estás, has salido temprano,
sigilosa como un pájaro que se negara a volver.

Quizá deambules
con la herida de mis labios en tu hombro,
quizá imagines el roce de otras miradas
que no sean la mía.

Mediodía de Julio- sin ti-,
qué azul esta sombra que adivino entre las sábanas,
qué ausencia más absurda la que hoy late en mi reloj roto,
qué lluvia más limpia la que regresa del ayer,
qué infantil mi voz cuando te llama.

Inicio de "Colmillo blanco" de Jack London

"A un lado y a otro del helado cauce se erguía un oscuro bosque de abetos de ceñudo aspecto. Hacía poco que el viento había despojado a los árboles de la capa de hielo que los cubría y, en medio de la escasa claridad, que se iba debilitando por momentos, parecían inclinarse unos hacia otros, negros y siniestros. Reinaba un profundo silencio en toda la vasta extensión de aquella tierra. Era la desolación misma, sin vida, sin movimiento, tan solitaria y fría que ni siquiera bastaría decir, para describirla, que su esencia era la tristeza".

sábado, 18 de junio de 2016

El despertar

El orden limpio,
el sosiego blanco que mece las sábanas.

El sonido de la luz en todas las mañanas sin luz,
el olor del pan después de tu nuca,
las palabras apenas musitadas
que caen sobre el mantel ribeteado.

Mi voz y mis ojos
aman el despertar de un lunes
cuando en la lejanía se enciende el sol
sobre un mar brillante
y yo siento como tu cansancio se posa en la almohada
y un aire vago se cuela por las rendijas
de una celosía fundida por los rayos de agosto.

Hay minutos en que los ángeles duermen
como niños traviesos, sus alas ponen sombra al día,
su respirar unísono es blando
como el algodón del paraíso.

Quedémonos así,
que mi rostro no me pertenezca,
que su imagen pueble el cristal,
que viva en él como una isla sin tiempo.

Quedémonos así,
tú que aún buscas un unicornio oscuro,
yo que he dejado de ser melancolía
y ahora soy una luz que viaja
en ti, en tu noche.






jueves, 16 de junio de 2016

Mejor solos

Antes del pijama a rayas ya intuía tu perfil.
Así la armonía que busca un sol frágil o una
llave que incendie el futuro. No se trata de
tú yo y otro yo, ni del camino que uno o dos
recorren. Que no duela el juego de las mariposas,
que no te sonría la noche, que no seas luz solo
para que alguien te crea. Olvídame si es posible
olvidar una voz que calla.

miércoles, 15 de junio de 2016

Mi espejo



En el mismo sitio ante ti,
como un árbol añejo o un corazón roto,
como yo antes de ser yo
y vivir en tu niebla.

Lo mismo que la metamorfosis de una fotografía encantada
bajo el párpado de la luz, de noche o de día,
al llegar o al volver.

¿Quién si no yo y en el azogue la pulcritud,
en qué transitorio eclipse la linea de una silueta
no halla un perfil en los lunares
o en la pulida cicatriz del tiempo?.

Si miro los años descubro una firma en su cáliz,
si interrogo por la traición su imperio me dice que no,
si palpo sus ojos veo el silencio de los míos
o de los tuyos que son ardor.

Me gusta sentir mi lengua húmeda en el bisel,
los ángeles de una cornucopia olvidada,
los apliques con sus velas sin marco
como un sol amarillo en la inmediatez del crepúsculo.

Tú y yo, cómplices hasta el fin,
hasta el latido que un día deje de ser edad.

















domingo, 12 de junio de 2016

Lejos

Quizá porque desconocía la palabra hogar
o porque el deseo era alejarse, no volver
a sentir las huellas oscuras ni la voz repetida
ni la presencia de mí en el espejo de siempre.
Quizá porque pensara que en otra ciudad yo
amanecería distinto, alguien sin raíces, tan
extraño como un ser sin civilización ni memoria,
un párpado que se levantara hacia una luz nueva,
un delfín que nadara en un cielo de humos y exilios,
otro yo que comprendiera su ayer. No sé si hay
razones para huir(o para buscar encontrarse) ni
sé si aquel tren llevaba mi nombre en su costado,
ni si la ciudad futura sería un espejismo,
un paraíso o la negación de un impulso.
Solo sé que estoy aquí para que la vida
me atrape o los sueños me devoren. Esa
es mi apuesta.



sábado, 11 de junio de 2016

Ósmosis de la luz

Vivir en la luz, ser luz o mediodía. Piel nueva
que se abre en poros de ensueño, palabras sin
retorno bajo los arcos de un puente, el rumor
del mar como un cántico de pájaros, la lluvia
que no cesa de poblar el misterio de los segundos
efímeros. Todo eso eres tú, y también lo que no
eres, las ciudades perdidas, el río negro del invierno,
las plazas sin gente, cuando la madrugada se cubre
de luna y hablamos de la vida como si nos perteneciera
y sentimos la proximidad de los cuerpos y esa sed de
ser uno, de amar el frenesí, de desnudarnos con la noche,
con el frío, con la muerte. Vivir en la luz fue fácil, lo
difícil es la inconsecuencia de la memoria.

Cita de "Bartleby y compañía" de Enrique Vila-Matas

"Escribir-decía Marguerite Duras-también es no hablar.Es callarse. Es aullar sin ruido"

viernes, 10 de junio de 2016

La amistad

Al principio es la sombra que completa tus días,
el juego que imagina un esplendor exacto.

Con los años se reduce su materia.

Como un árbol que empequeñece
descubre las cicatrices de su tronco
con gritos y júbilo, con la memoria de las olas,
el viento y los hallazgos.

Cuando los pilares del día ocupan su raíz
las miradas retroceden a los campos abiertos,
a la luz y a esa dulce libertad de la adolescencia y el rubor.

¿Dónde está el azul después del sacrificio,
en qué piel se van posando los segundos amargos
para que un cuerpo con la herida de su nombre
pueda concebir los paisajes y un misterio
que jamás dejó de ser amistad en las horas lúgubres?

Se dibuja ante mí un arco iris inmenso,
un éxtasis donde soy la huella infinita del olvido.

martes, 7 de junio de 2016

Trenes que pasan

Cuando descubrí mi cuerpo era demasiado tarde,
demasiado tarde para la palabra, para el tacto y la noche.
Siempre esta mudez de algas insomnes que me cubre
como una coraza de desaliento. Vivo en mí con películas
que alguien rodó después del día, en el cansancio de la
nada, en un ayer sin oráculos, en un hoy sin ángeles.

Los posos de la desconfianza

¿Cuál es su color? ¿amarillo, verde, azul?

No,
su músculo está frío como un herida,
no llora, no reconoce el impulso
que ciego
intenta el abrazo.

¿Y la palabra, o los ojos
que son una desviación del presente
o el osario de ciertas vírgenes
que aún buscan el delirio?

Mi memoria languidece,
halla gestos que atisban la infancia,
cangilones que suenan como máscaras en el día roto.

Yo pensé que tú entenderías el invierno,
te supera el paisaje del granito,
te duele un microscopio sin raíz
en las preguntas que vendrán.

Es fácil entender
que lo dicho es sinrazón en las ojeras del cansancio.

Mi voz quiere descubrir una frase que tú puedas acabar
como presagio de futuro en una caricia ausente.

¿Amanecerá, igual que una locura, tu mensaje en el mio,
una identidad que trote al unísono
como una campana sin ayer?

En una estación perdida los raíles no engarzaron la sintaxis del tiempo,
que nazca en mi oración esa desnuda majestad donde tú y yo seamos filo,
la indeterminada aparición de un cuerpo sobre otro
en su longilínea exactitud, en su caída.






















lunes, 6 de junio de 2016

La costumbre

Ninguna necesidad de hablar
porque somos dos espejos que se miran dentro,
como una sola imagen, como un único perfil
en el bies del cristal.

Las palabras, así, son eco de labios,
mis manos siguen el trazo de las tuyas,
las tuyas juegan con el azar
que a menudo atisba en el silencio.

No rompas esta quietud sin máscaras
que nos acompaña como un sueño.

¿Será esto el amor o tal vez imagino una herida
que en nosotros ansía ser cicatriz?

Nos acostumbramos a vivir juntos
y es tan solo una forma de vida.

Que lo sepas.

sábado, 4 de junio de 2016

La madurez

Algo, un hilo quizá,
se rasga cuando el juego deja de ser príncipe
y un lastre invisible alcanza los misterios de la razón.

Es la presencia de un lobo que crecerá en tus entrañas,
una fiebre sin luz que teñirá tu piel de cansancio,
un filo que cortará las alas de la niñez
para que tus pies se peguen
a la oscura semilla de la responsabilidad,
a la incómoda canción de un futuro
que se dibuja en los ojos de un buitre altivo.

Aprende, pues, a morir cada día,
un poco cada día, no por ti o sí por ti,
porque en tu interior hay una llama de dignidad
de la que brotan flores calcinadas, sempiternas,
lúgubres; porque las auroras son de sangre
pero también de vida, porque no existe distancia
entre un corazón feliz y otro que lucha
contra los ángeles negros de la expiación.

Porque eres tú mismo quien sufre y quien ama,
quien ríe y quien se pliega bajo ese dolor
que siendo azar nos apunta.

Has llegado, por fin, a ser hombre.




viernes, 3 de junio de 2016

Inicio de "El principito" de Antoine de Saint- Exupéry

“Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba “Historias vividas”, una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera.”

Como esa polilla que nunca vuela

Aquí, en el espacio mínimo que nos contempla,
en la bombilla insensata,
en el sudor del cristal,
en cada paso sobre mí,
en la desnudez de un reloj que no me sorprende
está tu incansable amor a los sueños y a tu ser:
un don que escribe en el día mariposas
y deja un hálito de nieve en la memoria.

Tú no sabes-la primavera te viste con tirabuzones rubios
y enigmas sin interrogación-
que la armonía de los pájaros
se escribe en un cielo sin panteras,
amable como un jardín arcano,
imberbe como el tañido de la rendición
que subyuga a los gusanos infantiles.

Te veo y te admiro, reflejada en ti,
sobre un dintel que no cesa de añorar
los ojos abstractos de un cuadro desvaído;
el de tus incendios, el que apenas muere,
el anzuelo que un progenitor abandona en tu lágrima
sin esperar razón, ni llama ni aventura.

Y volarás para mí en el día perpetuo,
en el cristal que tantas veces te negó,
en el astro que te bendice,
en la historia que no construimos
bajo el cascabel de un solo eco,
un solo corazón de medianoche.