miércoles, 31 de enero de 2024

Oda al periodista

 

Se arrodilla la palabra cuando exhibe el laurel de la verdad.

Piensa en cómo la lucidez de tu prosa relata los silencios

que no han muerto en los ojos, algo ocurre en el mundo

y tú lo abrazas con el designio del profeta, lo vuelves

pensamiento y razón, transcribes el latido de los relojes

en párrafos de juglar como emisor de la historia, cronista

de los días convulsos allí donde la humanidad descerraja

los instintos con las rosas de la muerte, a ti no te asusta

la mentira pues es tu labor descubrir la luna artificial

de los que niegan el sol. Prefieres el desnudo al traje

que visten los corrompidos, no descansas hasta

que el puzle de las confidencias adquiere la forma

de lo cierto, es tu pluma un adalid que combate

sin pausa por la luz del futuro. Si no existieras

todo sería sombra, si existes es para que viva

la verdad en el corazón de los sueños.

 


martes, 30 de enero de 2024

Esta noche

 

Podría decirte que la alegría es una rosa que se desangra en el viento,

podría, quizá, entornar los ojos desde el soliloquio de la bruma solo para

que fueras real en mi pupila, podría bajo los pórticos adormecer tus cabellos

como entonces lo hice con los anulares tocando el rubio candil de tus hebras,

deslizándose por la lacia red que se enrosca a mis uñas como un látigo de amor,

como un hilo que me atase a tu ardid con la voz de una niña buena.

Pero yo quería hablar de porqué el ácido del deseo no puso raíz

en tu sombra cuando la palabra, con su luna de fugaz arpegio,

te cubrió de amanecer y la luz como un diluvio incandescente

mojó nuestra piel aterida de ansias, sin que abril llegara con la flor

ambigua del miedo a posarse en las hojas de un árbol que fue humedad

de lluvia fértil sobre el pálpito de aquel eco que aún retumba y no calla.

Esta noche la memoria se viste de ti y no deja pasar a la vida.


lunes, 29 de enero de 2024

Decires

 

Decías que la memoria de los peces es azul.

 

Te vi en una fotografía, la piel alba,

los ojos del color de la noche,

las manos en el regazo como palomas cansadas. 

 

Decías que en mi pecho el árbol de la vida no daría fruto.

 

Decías que la ternura solo brota en el silencio

como si fuera un ángel mudo.

 

A veces yo regreso a mi infancia 

y allí no estás tú.

 


domingo, 28 de enero de 2024

Los caballos de la luz

 

El tren olvidó las estaciones de tu mar.

 

La tarde era un candil apagado donde la semilla de tu voz

pronunciaba ecos de sal y rompeolas.

 

Un ángel dormía en tu pecho con el nimbo del adiós en las alas,

mirándome como se mira al pájaro que se aleja entre nubes de olvido.

 

La palabra fue una lenta flor que nacía de mi lengua estéril,

pétalos cayendo en tu mejilla como frases rotas.

 

Y tú con el frío de la nieve en los ojos

y en los labios la canción del crepúsculo

me señalabas el sendero por donde cabalgan los caballos de la luz.

 

Yo lo seguí entre sombras.

 


sábado, 27 de enero de 2024

Párpados

 

En el envés de los párpados inventas historias de azar.

 

Paisajes de latón en los ojos del día,

unicornios de plata sobre arco iris de nieve,

países de cristal en la minúscula lágrima de un colibrí,

marionetas con alas que han roto los hilos de la luz,

sarcófagos que navegan por los espejos de la noche,

rubís multicolores en la risa de los delfines.

 

En el haz de los párpados está la realidad de la vida.

 

Paisajes sin sur, unicornios que solo existen en los cuentos,

países egoístas con sal en la mirada, marionetas, como tú o como yo,

sarcófagos donde expira el amor, rubís a mil euros.

 

 


viernes, 26 de enero de 2024

Si te fueras

 

La noche estaría aquí con el manto más frío.

Y yo, ciego en mi mar oscuro de pétalos sin sol,

ausente de las órbitas del ser, con ciempiés en las manos

y un dolor de hembra en los cristales de mis ojos

me postraría para que el recuerdo fuera semilla de tu voz,

episodio eterno de tus canciones al alba,

fruto omnipotente de los oasis que al invocarte estallan

entre el rumor de los pájaros que trinan,

raíz que desnuda el olvido con ecos de eternidad,

imagen de la luz posándose bajo al atril de las horas

con el rostro de tu juventud como un amanecer

de ágiles panteras en las ventanas del día.

 

Eres el susurro de unos labios que agitan mi corazón de estatua

porque encuentro en el confín de la memoria

la llama incólume de tus silencios,

el ardid con que derrotas a los lobos de la desdicha,

el espesor de tus pestañas acariciando la piel de mi edad,

tu cálida lluvia sobre la frente del tiempo como un manantial de paz.

 

El albor de tu nombre será la luz de ese relámpago

que dibuja el tapiz de una constelación en las cortinas del edén.

 

Aunque tú te vayas no se irá contigo la sombra de las vivencias eternas.


jueves, 25 de enero de 2024

El refugiado

El hogar destruido, la muerte como un halcón de ojos azules,

la ropa que llevo y una manta, el silencio de los cómplices,

el sueño de otro país como un arco iris en el mar, el viaje

solitario, ya que perdí a mi familia, unirme a los que buscan

paz en otras fronteras, los innumerables pasos que daré con el frío

en las entrañas, la solidaridad de los que son víctimas de la historia

pero se niegan a aceptarlo, el futuro como una ilusión de pájaros libres,

la vida que fue y el olvido, y continuar, continuar, aunque llegue la noche.

 

 


miércoles, 24 de enero de 2024

Nada más que Míster Hyde

 

En las esquinas de la noche me espera el deseo como una sierpe azul,
mi voz reprime el aullido, los pasos flotan entre guedejas de bruma,
la luz desvaída de un farol ilumina por un momento el color ambiguo de mi capa.
Olfateo, como un cánido, las calles en busca del misterio de una piel de hembra,
la impudicia mana dentro de mí como el inmisericorde fluido de un metal ardiente.
Mi razón está cubierta de pez, allí moran los instintos salvajes del monstruo que soy.
En mi espalda llevo cuervos y en mi frente la cicatriz inconclusa de un nombre.
Creedme si os digo que yo no amo el mal, es el mal el que me ama a mí.

martes, 23 de enero de 2024

El sobre y la papeleta electoral(día de elecciones)

 

No es una carta de amor en un sobre níveo.

 

El papel plegado en dos como alas mudas,

en su interior las promesas del humo

y el griterío de los adláteres.

 

El eco de la voz de un líder y su sombra que hoy no lleva corbata.

 

Una retahíla de nombres como un ábaco vacío.

 

Y un logotipo y unas siglas que prometen la utopía de un futuro ideal.

 

No es una carta de amor, aunque debiera serlo,

el sobre no es níveo sino del color

de los mensajes que agonizan.

 

Adentro llora la esperanza.


lunes, 22 de enero de 2024

Árboles y vida

 

El ramaje lánguido oreándose con lentitud,  

esquejes de capullo fértil, peciolos como columnas

en sus hojas de geometría irregular.

Los tentáculos de las raíces son dedos firmes

que se anclan a la arcilla con la fe indómita del cruzado,

el mástil de sus troncos, de piel dura, de corteza rugosa,

igual que fósiles del tiempo, enhiestos pedestales que crecen hacia la luz.

Con brazos longilíneos, de fruto y flor, con sus copas de urdimbre

traspasadas por el viento ártabro, con la cicatriz de los nombres

en su pecho de madera añeja, con el nido de las golondrinas

o de los petirrojos y el canto de las alondras fluyendo por el trasluz

del enjambre verdoso, con el cielo azul como corona;

los árboles son memoria de la vida, vergel donde nada muere

sino que todo revive, una y otra vez, como en un sueño que no cesa.

 

 


domingo, 21 de enero de 2024

El infinito instante

 

Me adentré en los espejos de la senectud

donde las metáforas son jardines de piedra.

 

Doblado en mi carne vieja como un árbol que el aire azota,

presente tú en mi orilla de río que despliega su razón de agua

como un hilo húmedo por los surcos del azar, por la lama y la roída

piel del canto rodado, por el caudal incesante de tu nombre.

 

Sin temor la armonía de la quietud cuando el silencio amanece

y se cubre de oro el infinito instante en que la proximidad

es urdimbre de una tela que la vida rasgará sin preguntarnos.

 

 

 


sábado, 20 de enero de 2024

Desempleo

 

Ya no llevo reloj.

 

Tiré mi calendario a la basura

porque todos los días

son el mismo día.

 

Escucho el despertador del vecino a las siete

y me imagino que soy yo el que va al trabajo.

 

Tengo cincuenta y dos años y facturas por pagar.

 

Tengo una hija adolescente que me desprecia.

 

En mis currículos no consta la edad.

 

El artículo 35 de la Constitución dice

que todos los españoles tienen derecho al trabajo.

 

¿En qué país vivo?

 

 

 


viernes, 19 de enero de 2024

A ti

 

A ti te debo mis horas blancas cuando abril amanecía en mi voz

y tú, tañedora de la luz, me entregabas el silencio más fértil,

tu piel de orquídea, el racimo de un seno oculto entre mis manos.

 

A ti mi tapiz de estrellas en el verdor de un iris,

a ti el púrpura de la aurora a media tarde,

a ti la tempestad de una lágrima que lloraba tu ausencia,

a ti el músculo de la vida que me dio fuerza

para alzarme con las alas de un ángel.

 

A ti te debo la flor de la ternura con sus pétalos que acarician mis heridas,

a ti el fruto de una simbiosis feliz con tus ojos en los míos

como una veta de luz en los párpados de la noche.


jueves, 18 de enero de 2024

Es el mismo paseo marítimo, pero entonces era diciembre

 

Los ojos entrecerrados para que la savia del tiempo recorra mis pestañas.

La duna lleva escrito un poema que se deshace en clepsidra.

Este carrusel de recuerdos no es un don,
son raíces al aire que han dado flores de seda,  
frutos de sal en las mejillas,  
días de agosto que no acaban nunca.

Ya no hay jóvenes tímidas con lacitos en el pelo,
cada diez faroles te nombro porque el ayer es tu sombra
que sigue mis pasos de sioux.

Y yo que te busco en el coral, en la red urdida por las algas,
en las miríadas del cuarzo, y la brea y el nácar de mil conchas.

¿Volverá el azar, el encuentro de los dos bajo la lluvia,
con el olor de la sal en los labios y la espuma como un maná virgen?

En la rotonda golpea el mar con la tibia mansedumbre del verano,
parece que estuviera desnudo porque el frío de diciembre ha vuelto a mí
al recordarte.

Debí traer una chaqueta conmigo.

miércoles, 17 de enero de 2024

La ciudad que no elegiste

 

Cree un mar para ti, una isla para tu abrigo, una ola para tu trono.

Con la magia del amor los quise convertir en ciudad,
la que tú querías hecha de lluvia y sal,
grisácea como un cetáceo recién nacido.

La ciudad que tú me dibujaste en un mapa
con la ilusión en los ojos
y la persiana abierta de los sueños en la memoria.

Vino el tren del futuro desde un abril sin ayer
y te vi en un vagón con las flores del exilio en los hombros
y un fiel arco iris en los párpados.

Conociste otra ciudad.

Allí tu mar era de vidrio y metal,
tu isla el desnudo del silencio,
tu ola un túnel donde no entraba la luz.

Bajo la lluvia se mojó el mapa que un día me dibujaste.

martes, 16 de enero de 2024

Te veo

 

Sobre la silla mi cuerpo, no hay ningún cristal a mi alrededor

ni pérgolas de largas hojas ni tampoco el nido de un colibrí bajo mi axila.

 

La luz se posó en el autobús rojo

que circula con un aliento de nube crepuscular,

los naranjos de la avenida dan un fruto gris,

minúsculo, igual que una aceituna cubierta de humo y cansancio.

 

Pero en mi habitación el espejo es una lágrima extendida

con biseles de plata y núcleo de cristal,

donde mi imagen se ovala como una peonza feliz.

 

A veces cruzo la noche por los mismos lugares que transité de día,

el eco de la luz me acompaña por este ciclo de nocturnidad,

de neón multicolor bajo los alfeizares, sombras sin rostro en las plazas,

taxis vacíos, casi sonámbulos, como alacranes del sueño,

como rosas negras en un jardín espectral.

 

Y te veo a ti que fuiste infancia de cometas,

voladora en tu arbitrio de nauta,

rubia lo mismo que una espiga al sol.

 

Te veo con el insomnio blanco de las túnicas,

con la cicatriz de la ternura en mis ojos,

alejándote, mientras trazas en el aire jeroglíficos de amor

que no consigue descifrar el frenesí de mi memoria.

 

Y son las calles tus venas, tu azul de mar en mi mejilla,

vital el latido de tu claxon que no es una llamada

sino la sirena del adiós en las banderas del olvido.

 

Alúmbrame, porque ahora regreso hasta mí,

vuelvo a la casa del albor, bajo esta luminosidad de candil y luna,

por este recorrido que eres tú, extendida como una diagonal

donde mis pies son luciérnagas rotas

guiadas por el rastro de pan de tus caprichos.

 

 

lunes, 15 de enero de 2024

El silencio y la nieve

 

La nieve ama el silencio, cae como un aliento triste
sobre el mundo, juega con el aire si la ventisca
revuelve su armadura frágil, o flota etérea
en formación de cristales líquidos.

A veces crea un velo donde la luz se filtra,
y con suavidad de mano fértil corona las urbes,
transitoriamente vestidas de blancor como tartas de espuma.

Tú lo sabes porque el ventanal te regala una epifanía de navidad,
junto a ti la leña gime, crepita como un muñeco ardiente,
y da calor a tu nombre, a la longitud de tus piernas.

Desde tu postura de árbol ves cumplido el ciclo del invierno,
esa mansedumbre de copos que parecen azúcar
rociando la piel de la tierra, la liturgia de un ritual antiguo en el aire frío,
la orgullosa quietud del silencio que ama la nieve de estos días.

domingo, 14 de enero de 2024

Los sueños imperfectos y la realidad perfecta

 

A menudo me despertaba con la sed de la nostalgia en los labios.

No conseguía recordar cómo era tu rostro a mi lado,
en la alcoba la luz penetraba
lo mismo que una lengua de agujas blancas mordiendo la noche,
y en el medio del tapiz onírico las escenas de mi vida
fluían en carrusel, sin orden de tiempo ni espacio,
como fantasmas desnudos arrastrándose, desvalidos
por la vorágine del sueño.

Al despertar, la fijación de las cosas,
su orden o tal vez su inmovilidad- la tiranía del recuerdo inmediato-
me anclaban al presente de una doble manera,
lo vivido antes de sellar mis ojos y lo real en una idéntica fotografía,
incluso el reloj parado desde hacía tanto tiempo lo ratificaba,
sin que el aumento o la disminución de la luz convirtieran la escena en algo diferente.

Así pensaba yo después de que el sueño hubiera dejado su huella en mi lucidez
y es que me sentía parte de un momento detenido en el tránsito invencible de las horas.

Y si volvía al sueño, de nuevo las imágenes se volcaban imperfectas, alteradas,
sin la sólida paciencia de la realidad, sin la sincronía de los minutos,
sin la sensación de habitar un espacio alrededor de ellas,
sin ser protagonista del su caprichoso caudal.

Por eso a menudo me despertaba con la sed de la nostalgia en los labios.

sábado, 13 de enero de 2024

Estoy conmigo

 

Estoy ante el espejo y soy otro.

Porque me perdí en la luz de la memoria,
como Alicia atravieso la lisura que me refleja
y salgo al vestíbulo de una casa que amé.

¿Dónde están la voz infantil, los pasos de mis pies desnudos,
el balón de reglamento, mi silencio cómplice mientras leía
las aventuras de Odiseo, Sandokán o Miguel Strogoff?

Una huella aún vive en las paredes,
es el resplandor de la niñez
que nunca dejó de alumbrar mis sueños.

Y la complicidad de las arañas que tejieron futuro sobre mi piel sin mácula,
mi piel frágil como una hostia, mi piel suave de lechón,
mi piel trasparente de venas azules, mi piel que ahora veo oscura,
ajada, seca igual que un sarmiento o una rama que cayó del árbol
vencida por los años.

Si cierro los ojos, escucho en mi interior
el murmullo de unas voces, Ada, Susi, Elena, Antonio, Javier…
madre está junto a mí y me sonríe, padre trabaja,
escribe sobre un pliego de papel, brilla su pluma de oro como un faro.

Yo sé que si mis párpados se alzan descubriré que no estoy solo, estoy conmigo.

jueves, 11 de enero de 2024

Tu mundo en un charco

 

Un mapamundi irisado brilla al trasluz de la tarde en calma.

Es una lámina frágil que brota del suelo como un espejo feliz.

En él veo un azor que cruza el vientre de una nube, la estela

de un avión sobre el azul más otoñal, tu rostro que vuelve como

un poema nunca olvidado. Y me sumerjo en su faz líquida, hay

castillos de rubís, hay nenúfares que brotan en el alfil de los cementerios,

hay hipopótamos de juguete en un jardín de amapolas, pájaros

sin alas que habitan bajo tierra, pueblos en miniatura con aljibes de coral,

hay pérgolas que dan sombra a plazas de alabastro, hay catedrales

de espuma con lápices como torres, hay golondrinas de papel

que se aman bajo los cobertizos emparrados, hay ríos de cristal

que refulgen al sol y bosques eternamente cubiertos de una nieve gris,

hay lámparas que vuelan, su luz es un nimbo que corona mi cráneo,

hay colinas de ojos grandes y un abedul con guedejas de lapislázuli.

Adentro también estás tú con el parasol abierto, sentada junto

a una fuente de marfil, a tu vestido con volantes lo mueve el aire,

me miras, mientras yo, nauta en el mar de tu edén, te entrego mi desnudo,

mi alma y este texto donde alienta todavía la flor de una rendición.

miércoles, 10 de enero de 2024

La isla

 

Habité la isla en medio de mi mar, verde como un iris de jade,

poliédrica como un prisma infinito, la isla que no conoció la nieve,

la isla como una sirena varada entre las olas, la isla de montañas

y piedras negras, de testuz de águila y vientre de niño hambriento,

la isla recortada en el azul igual que un cromo sobre el tapiz

del océano, la isla frutal y encinta de flores, de palmas y árboles

antiguos, con su corona de volcán, ojo vivo, incandescente,

dedo que quisiera tocar la frente de dios, frondosa y a la vez

árida como un olivar reseco, de sol sin tregua, aunque también

de tormenta y lluvia, colonial, de playas como labios blancos,

brillante como una joya en la lisura de tu piel, la isla que guardo

en mi memoria, la isla que eres tú y que yo aún habito.

lunes, 8 de enero de 2024

Zona centro

 

Recibe el agua que cae del cielo, celebra la canción de los segundos,

siente el aire que circula en su nave de vida, espera, párate

porque hay un pedazo de luz que te llama y no oigas otra cosa

que el silencio, no las palabras sin bondad, no el rumor hostil

de los automóviles, ni los pasos en la calle, no los cláxones,

ni el crepitar de las motocicletas, ni la voz rota del pájaro,

ni el tictac del hombrecillo rojo en el próximo semáforo,

ni la algarabía del mercado, no escuches los pensamientos,

ni pongas letra a la mímica de los mudos, quédate aquí

como una estatua en medio de la vida, no temas

que te atropelle el tiempo, no temas a lo que fluye,

sé firme como el árbol que resistió a la noche invicta,

sé la roca que se enfrenta a la marea y la aplaca.

sábado, 6 de enero de 2024

Pensamientos

 

Se mezclan con mi sangre, son latidos de palabras,

archipiélagos del ser y la vida, algunos vuelven sin motivo,

otros son esperanza, briznas de felicidad, dolor enquistado

que clava sus agujas en el corazón de la memoria.


Se hallan en el presente, pero habitan también las dos caras

del futuro y el pasado, son creativos si la culpa hincó sus rodillas

en el vientre de la luz, son mágicos si pintan el futuro con góndolas

multicolores sobre el canal del mañana.


No tienen cuerpo, son colmillo o arco iris, túnel o resplandor

sobre flores de nieve, a menudo visten el traje de la perversidad

o nos llevan a la canción de la indiferencia o al éxtasis

de los momentos en que lo ocurrido nos invade

como una fotografía de ángeles,

como una fiesta de carnaval en las mejillas.


Yo los quiero a todos, al humilde y al transgresor,

al tímido y al obstinado, al orgulloso y al que se pliega como papel,

al que fluye y al que quiere construir su casa en lo más profundo de mi ser.

viernes, 5 de enero de 2024

Tu mirada

 

Detrás de tu mirada hay labios mudos.

 

La flor negra en la piel de tu vestido azul,

tus palabras igual que un poso de café olvidado,

el rubio eclipse de tu nombre, mi oración de niño

ante tu puerta cerrada, el cristal que duplica

tu imagen en los biseles, la ciudad gris

en el jardín de tus ojos, tu pensamiento

sin mí, el olvido en tu faz de pantera inmóvil.

 

Y yo que te hablo para no oír tu silencio.

 

 


jueves, 4 de enero de 2024

La ceremonia del sexo

 

Quiere el botón primero abrirse como una flor.
Mis dedos tientan amorosamente el ojal, se deslizan
por la abertura, liberan la redondez donde el nácar
refulge, así, uno tras otro desprendidos, la camisa
entallada abre el telón de tus pechos, la desnudez
altiva de las areolas que son un círculo de amor en busca
de la sed de unos labios, la protuberancia de la carne
firme, orgullosa de ser un monte que vibra, bajo el lienzo
fino el sexo húmedo espera la exacta forma que penetrará
su ansia, hasta el gemido y el éxtasis, hasta el temblor
que recorrerá todo tu ser como un relámpago febril.

miércoles, 3 de enero de 2024

Tu soledad

 

No niega la palabra, pero sí la voz que responde.

 

Su manto invisible no es de oro,

es una sombra virgen que posee tu noche,

y aunque te mires en los espejos la doblez no hará de ti otra,

su silencio crece como una flor negra,

es la madre del pensamiento que no nace a la luz,

el frío carámbano de una espera sin fin,

la cicatriz que dejaron los cuerpos que ya no están juntos,

los sonidos que perturban su armonía

se han ido como se van los pájaros al poniente.

 

A menudo ante la mesa o el sofá pareces una estatua de carne,

inmóvil, los ojos detenidos, quizá en el vuelo de un insecto,

o bien oyes la música que ya nadie oye como una vieja dama del sur

vestida de organdí mientras te sirves el té de las cinco, o bien te fijas

en las telarañas de los techos, también sola la araña que eres tú

esperando una compañía que nunca llega.

 

Pero tienes memoria y objetos que son tu pasado: fotografías, muebles, cuadros, joyas…

y un antiguo diario en el que ya no escribes nada.

 

Y piensas que no estas tan sola, si te acompaña lo que has sido.

 


martes, 2 de enero de 2024

Viajes


Se trataba de un viento áureo, cenital,

un aire mezclado con las sombras que en la estela del mar morían. 

 

Nos empujó el sueño de las alas,

el viaje era un dibujo sobre un papel

que después de memorizarlo rompimos,

como si no quisiéramos dejar huella de nuestra sed de pájaros

en busca de un calor lejano.

 

El automóvil como un animal rodante nos llevaba al sur,

olivares en el horizonte, la arcilla y la teja,

los pueblos en racimo como fruto desprendido de un árbol celeste,

y la memoria de la cal bajo mis párpados

que anticipaban el color donde refulgía la luz.

 

Pero fue el avión un látigo que cruzo la primavera del ensueño,

el país del río gris, del puente y las estatuas, del canto de los violines

como un murmullo de flores, del reloj de los oficios en una esfera luminosa.

 

Y el tren sin mañana, de cristales opacos, y fotos sepia,

cabalgando los raíles, en un tránsito fugaz que nos llevó

hasta el corazón de una ciudad de colinas agrestes

bañadas por la bruma del invierno.

 

lunes, 1 de enero de 2024

El trofeo

 

Después de la lluvia el himno del sol en las aceras.

Es abril y el cáliz de tu voz en los espejos
se asoma a la cruz indiferente de la noche.

Habitamos el clavel y la azucena, el mercurio y la plata
de los signos y no hay memoria que refleje un cosmos
ni constelaciones por conquistar en tu alcoba desnuda.

Muy lejos, en el bosque que nace de tu sombra herida
mi desolación talada se llevó los árboles,
mi tesoro de infancia es un candil de luz gris,
mi azul es un mapa de agua y cielo.

Y vibra el tambor y el eco del páramo se posa en mis labios
y de pronto todos los tigres salen a la luz, porque hay ansia,
y hambre negra, y sigilo en mis pupilas cuando se acerca tu iris
y me ves roído como el trofeo de una rata que se desprende de tu boca,
anónima, cruel, insaciable y pura.