miércoles, 31 de agosto de 2022

Dime


Oigo la luz, su grito. Suena el viento en mis ojos
como una sinfonía de tempestad. Toco el sabor
sin gusto de la nube, me penetra su máscara gris.
Veo perderse tu nombre en el olfato de Dios, desvarío.
Mis sentidos se alteran cuando yo soy presente y juntos
somos recuerdo. Dime si tú aún percibes algo de mí.

martes, 30 de agosto de 2022

Gritadme

Recogiéndome como una alfombra de carne y huesos

voy creando el espacio que amortigua los sonidos de la vida.

 

Mi mente se aísla, niega la percepción audible,

invoca los recuerdos, se escapa a sus abismos.

 

Nadie me habla, nada expulsa sobre mí sus decibelios rojos,

en ningún lugar mis oídos me traicionan.

 

Persigo a la mudez como el lobo persigue la noche aterradora,

soy la rama del silencio, soy el árbol que no escucha.

 

Gritadme, y ni aun así despertaré al tumulto donde las ciudades nadan,

donde los barrios son estruendo de colmena, confusión de jauría.

 

 


lunes, 29 de agosto de 2022

Aquella isla donde apenas llovía

 

La isla copió tu perfil. 

 

Su rostro se hunde en el mar

como el tuyo en mi almohada.

 

Flores pétreas, sin ríos ni puentes a su lado,

el cereal no brota de la semilla,

de los surcos secos no nace el alba,

la noche mata a los pájaros

en sus nidos de alambre.

 

Y ese cielo inmensamente azul

que se desploma del ojo de dios,

tan extraño este cielo, sin nubes,

sin la suave caricia de la lluvia,

sin el gris imperfecto de la luz.

 

Con la yuca y el árbol milenario,

con el fruto del platanar deshaciéndose en mi mano,

con la voz dulce que parece desconocer la herida,

con el tiempo detenido en cada playa y risco,

en la arena color carbón, en las hojas verdes de limonero;

acompañado por las alas de tu nombre

que dibujan en el cenit el perfil de la isla.

 

Tu perfil.

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 28 de agosto de 2022

Alas de mármol

 

Imaginé alas de mármol en tus ojos, por eso no podías volar.

 

Como un navío que no teme el horizonte,

así los sueños del viaje, botellas que se lanzan vacías

desde playas recónditas, cielos de cartón piedra,

sin sol, una voz que musita al niño relatos de marinos

desde la isla del tesoro

que es su boca

abriéndose a la luz.

 

Las costumbres nacen del tedio cuando el aire pesa

y las golondrinas ya no buscan tejados en el atardecer de las plazas.

 

Tus labios son de oro y tus senos son de marfil.

 

Hay pueblos con casas como dentaduras de narval junto al mar,

las gaviotas se pierden a veces en el resol del crepúsculo.

 

Veo barcos de colores vivos, con nombres de sirena,

redes guardadas con olor a cardumen, a escama podrida,

a yodo blanco.

 

Imaginé alas de mármol en tus ojos

-ya sabía que eras ángel-,

alas de mármol para que no te ices

ni puedas decir adiós

al deseo.

 

Alas de mármol en tu espalda

que niegan mis ojos

cuando te miro.

 

 

 

 

 

 


sábado, 27 de agosto de 2022

Hoy vivo aquí

 

En esta burbuja que es mi casa, nado.

Una joven toma el sol, abierta a la luz como un rosal de junio.

Pasan los autobuses rojos con el estrepito suicida de los desesperados,
ríos de gente ante el color intermitente de los semáforos,
el silencio de hoy, y el de ayer, no son el mismo.

A veces recuerdo el mar, cuando elevo mi vaso
y en él danza una ola de güisqui
en la sima del cristal.

También recuerdo tu ciudad
de piedra envejecida y soportales húmedos;
y aquel pub en penumbra, su música te llamaba
a todas horas.

Pero, hoy vivo aquí, entre el neón insomne
y el traqueteo incansable del metropolitano,
bajo un cielo de gas donde los pájaros sueñan con las islas de Grecia,
mientras yo no olvido al otro que fui.

viernes, 26 de agosto de 2022

La lluvia y tú

 

Salir a la lluvia como si el día llorara.

 

Ese ritmo de gotas sin patria que golpea,

incesante, la faz de los tejados

contiene un eco de voces, una secreta música de coros,

un vaivén de ríos disgregados,

una locura de moléculas danzantes

que vibran en el aire.

 

Sé que bajo aquel paraguas a cuadros está tu cuerpo,

hoy llevas el impermeable de tu hermana,

es curioso como ansías convertirte en su sombra.

 

En los reflejos de los charcos ves paisajes desconocidos,

nubes inventadas que transitan el cielo como pájaros de algodón,

ninfas que arrojan rocío sobre tu voz muda,

rayos que son hilos de tu cabello

siempre en llamas.

 

Llovizna, mientras ríen los árboles del parque

yo imagino tu desnudez, oculto desde mi ventana,

y pienso en los países donde la lluvia dibuja tu nombre en las aceras,

cada día, de cada hora, de cada segundo

que pasa.

 

 

 

 

 

 


jueves, 25 de agosto de 2022

Vísteme

 

Desanudas la cinta azul que vela tu hombro núbil,
el encaje, levemente doblado, asoma sobre el pecho.
Un giro de cabellos rojos excita el silencio con su perfume
de azahar, la mano desata un nudo, revienta el ojal
con estrategia de mariposa. La blusa se vence por el columpio
de la espalda, tu geografía es diamante sin sed, brilla con la luz
primera como un arpegio de cal, como una luna virgen
entre nubes de color. Bajo el abdomen el lirio fértil,
desprendida la enagua del pilar, reciben los senos el aire,
cae del meandro-confín de tus islas- una rosa de seda
que se desliza por los muslos abiertos como un navío
que sucumbiese hacia el precipicio oscuro de la caoba.
Las medias, acostumbradas al roce de tu piel, se estancan,
suavemente, con los dedos, consigues enrollar su textura
hasta las colinas de los empeines, alzas los pies, llamándome
así, a tu cubil. Das en ofrenda el tul, la blonda, el recamado
y la urdimbre del sostén. En el albor que precede a la mañana,
sin que la noche nos perturbe, vísteme al fin con tu cuerpo.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Volar

 

Guardas pájaros de alambre en las cómodas,
a ti te disgusta que revuelva dentro, buscándolos.

Quieres volar en los espejos
como si fueran un magma infinito de cuásares y azul,
posas tus ojos en los alféizares, inmóvil,
atenta a la luz que en el horizonte cae como un párpado ambiguo,
gris y púrpura a la vez.

La habitación para ti es un nido de recuerdos,
la vida trajo sus ramas, sus esquejes, sus peciolos de sangre
que tú, laboriosa, convertiste en tu hogar.

Abro todas las ventanas y entra el día,
tus plumas brillan al sol, es un tótem tu cuerpo de arcoíris bajo las sábanas.

Me dices que solo sabes volar hasta el confín de mis pupilas,
que la habitación es tu jaula, que son olvido los países donde nunca nieva.

Yo dejo abiertas las ventanas, por si acaso.

martes, 23 de agosto de 2022

El ángel

 

Esta mano grande, de tacto invisible,
se posa en tu hombro, ilumina tu noche.

La altura es una condena, mis alas ya viejas
no agitan el aire, los hombres y las mujeres
en el infierno de su desesperanza, los niños
de lágrimas jóvenes juegan conmigo tras los muros del hospital.

Hay bancos vacíos en las plazas, eternamente vacíos,
hay rostros sin mirada ante mí;
yo les doy mi sonrisa, les acuno y les canto.

¡Ah! del horror de los cementerios
cuando los cuerpos escalan como queriendo abrazarme,
la luna conoce mis límites, en el mandato divino
está la razón de no ser universal.

Ríos y ríos de gente, el humo de las fábricas,
los horarios sin término, las bibliotecas
donde aún perviven los latidos de la historia,
la podredumbre de las ciudades vencidas por el tiempo.

Yo que amé la bondad de los espíritus,
yo que apacigüé el temblor de los corazones;
hoy me rindo a la carne y a la ternura,
y dejo mi caricia sobre la lenta extinción de las almas que sufren.

lunes, 22 de agosto de 2022

Mi alma

 

Animula, vagula, blandula

Adriano

 

Esa voz que no duerme, también es mía.

 

El mundo cabe en su luz de foco encendido,

en su mansedumbre de oración al alba

cuando los alfileres de la noche

aún no han volado.

 

Se adapta como horma de vida al acontecer imprevisto,

ríe o llora, pero nunca en el mañana,

esa arcadia feliz donde amanecen mis sueños.

 

Apostó conmigo y contra mí,

me desdijo y me animó

como una amante anima al cómitre de la luz,

como un párpado, siempre abierto a la claridad,

no deja de exhibirse altivo.

 

Es, a la vez, juguete lúdico y animal sin forma

que acaricia mi despertar

cuando el dolor extiende sus alas de martirio

sobre la cruz del día.

 

Morirá junto a mí, sin quejas,

amordazada a mi piel, a mis huesos y a mi corazón

como una sábana que tapase, a mis ojos, la vida.

 

 

 


domingo, 21 de agosto de 2022

El recuerdo

 

Tú, la que caza inviernos en otoño.

 

Tú, la que va desnuda por fuera

y vestida por dentro

como una piel que abriga.

 

La noche ha llorado antes de abrir sus ojos a la luna,

la luz es verde en el reflejo del cristal,

las palabras dormitan en el silencio de las horas sin sol,

tránsfugas de mí.

 

Cimbreándote al azar

las calles son para ti una nube azulada,

un dragón sin fuego

 

Bajo las pérgolas ya no hay sombra

ni rostros tras las ventanas,

ni venden los tenderos su alma

por diez monedas de níquel.

 

Tus labios húmedos

en mis labios

son el agua de la luz.

 

Sé que solo necesito olvidar el recuerdo

para que no sea el recuerdo el que se olvide de mí.

 

 

 


sábado, 20 de agosto de 2022

Relojes

 

Habitantes de lo pulido,

del esbelto azogue de las cornucopias.

 

Con luz- la silueta nítida-

o atardecer- la figura borrosa-

su territorio plano, como cristal,

es mi casa.

 

Converso con su geometría,

los miles de rostros que poblé hallan nido en su regazo,

las perspectivas son un juego de músculos y arterias,

de piel y ayeres, de similitud y nada.

 

Detrás de lo real, que se desdobla, existen estaturas,

edades que cantan, ejércitos de ojos que descubrieron a un niño,

a un hombre y, hoy, a un anciano.

 

A veces poliédricos, como un fractal,

multiplican su armonía de aristas

en la luz de un día dentro de los días,

en el círculo de un reloj que mira,

paciente, el suceder de la carne

en la íntima prisión de los horarios.


viernes, 19 de agosto de 2022

Como la historia

 

Como un reflejo en el cristal sin mi cuerpo delante.
Como las palabras que tantas veces dije y ahora
escucho en la voz de otros. Igual que la huella
en la almohada al irse la noche. Como un beso
en los labios que son de agua, el lugar que habitas
un segundo de los siglos que lo nombran. Como
la risa o el dolor cuando ya no recuerdas porqué.
Igual que la carne, ayer joven, hoy yacente en las fosas
del olvido. Igual que un témpano que el sol funde
o un glaciar que se desangra, lento como la calma
de un latido. Como los días que parecen el mismo día
y no lo son. Como la ciudad que creías tuya y era
de nadie. Como la historia, que ya no está viva.