sábado, 24 de diciembre de 2011
Oración
A la hora en que tú vuelves yo naufrago.
Hazme fuerte, como una curva en tu seno.
Deja el brillo de tu sonrisa en mis ojos
sin luz.
Dame vida y calor.
domingo, 18 de diciembre de 2011
No pude evitar la caída
No pude evitar la caída, la naranja
que se cruza en la horrible sed del látigo,
el corazón que ya conoce su destino rojo.
No pude evitar la caída
que fue ángel
y luz o dinosaurio de los días sin alba.
No entendí que el tiempo nos domaría
como a un león sin rostro ni que las horas
nos entregarían su noche de filtros y nieve.
No pude evitar la caída y desde mi horizonte
eterno palpo la tierra mientras la mirada busca
un sol que despierte al niño que naufraga
en su alud.
No pude evitar la caída.
domingo, 4 de diciembre de 2011
¿Quién es quién en las alfombras oscuras del tiempo?
Los primeros pasos me crucifican. El niño vence
su escenario o su consigna.¿Y si penetras el portal
de la cruz y del tiempo? Ella habla con un diapasón
en las córneas(y yo que visito mi fiebre con los dedos
amargos de un latido encuentro la ondulada senda
de los tejados, las faldas que rompían el silencio,
los cohetes que el mercurio desnudó en largas clases
de hastío). Ya no hay memoria sin un adiós, ya los
copos visitan la hoguera que un San Juan atrevido
convirtió en unicornio. Veo aquella fotografía de aromas
y sal. Su pulcritud me enternece como el fruto que no
rompe su raíz o el omoplato que amó la deriva de los
cisnes. No hay regreso al frío de las ausencias(tú eres la llave,
el rombo en las esquinas, el ruiseñor ambiguo de los hospitales,
tu fe, mi canción imperfecta). La casa es un soldado sin mar,
sus juegos aman la estrategia de los veleros y la nieve.
No huyáis del espejo, dentro las cavernas del olvido
aciertan como un epitafio o una locura sin forma. Este
carmín desviste la duda, este incendio arrima el sol
a su ayer como el prefacio que acertó su nube escarlata.
Nadie podrá dormir en el eco, su silencio amargo desordena
la sombra y la elige. Quedan las ventanas y el paso de la ceniza
y la indiferencia del neón o los calmados gestos de aquella ola
que miente.¿Cuál es tu jardín si el viento rememora su cabellera
de élitros y arcángel? Si no hay barniz los ojos del tiempo se cansan.
He desollado el camino del alba hasta el alba. Y me recreo en la carne
de un niño que amanece o me recito como un diamante que ignora
su herida. Mis luces cabalgan sin temer a la elipse porque tú ya
no eres tú porque yo ya no soy yo. Porque nadie es nadie en la ruta
oscura, en ese corazón perdido, llaga en la luz de esa claridad
que te nombra.
su escenario o su consigna.¿Y si penetras el portal
de la cruz y del tiempo? Ella habla con un diapasón
en las córneas(y yo que visito mi fiebre con los dedos
amargos de un latido encuentro la ondulada senda
de los tejados, las faldas que rompían el silencio,
los cohetes que el mercurio desnudó en largas clases
de hastío). Ya no hay memoria sin un adiós, ya los
copos visitan la hoguera que un San Juan atrevido
convirtió en unicornio. Veo aquella fotografía de aromas
y sal. Su pulcritud me enternece como el fruto que no
rompe su raíz o el omoplato que amó la deriva de los
cisnes. No hay regreso al frío de las ausencias(tú eres la llave,
el rombo en las esquinas, el ruiseñor ambiguo de los hospitales,
tu fe, mi canción imperfecta). La casa es un soldado sin mar,
sus juegos aman la estrategia de los veleros y la nieve.
No huyáis del espejo, dentro las cavernas del olvido
aciertan como un epitafio o una locura sin forma. Este
carmín desviste la duda, este incendio arrima el sol
a su ayer como el prefacio que acertó su nube escarlata.
Nadie podrá dormir en el eco, su silencio amargo desordena
la sombra y la elige. Quedan las ventanas y el paso de la ceniza
y la indiferencia del neón o los calmados gestos de aquella ola
que miente.¿Cuál es tu jardín si el viento rememora su cabellera
de élitros y arcángel? Si no hay barniz los ojos del tiempo se cansan.
He desollado el camino del alba hasta el alba. Y me recreo en la carne
de un niño que amanece o me recito como un diamante que ignora
su herida. Mis luces cabalgan sin temer a la elipse porque tú ya
no eres tú porque yo ya no soy yo. Porque nadie es nadie en la ruta
oscura, en ese corazón perdido, llaga en la luz de esa claridad
que te nombra.
jueves, 1 de diciembre de 2011
Frente a frente
No soy fan de Bunbury precisamente, pero me gusta esta versión que ha hecho de una canción de Jeanette.
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