jueves, 29 de junio de 2023

Mala noche

 

Máscaras de vidrio y rosas en la pared,
y en el cenit la araña que parpadea como
un candil agónico. Bajo el sitial de las sábanas
el insomne centrifuga el sueño, le da color,
atmósfera y edad. Y en el perla de la luna
un vástago feliz, y en la cruz que forman
la madera y el pálpito, un azul opaco de mar
y noche. Desvelado, no acierto a describir
el escenario hostil, mis párpados caen
como laberintos sin salida, ahora espero
un Minotauro, yo que nunca supe
dónde está Creta.

Te acercas

 

Te acercas como paloma de ojos claros
y cruzas el aire y miras mi pecho,
mis dos ojos tan oscuros,
mi piel de niño.

Me miras y me vences con tu voz de insomnio,
con tu larga trenza amarilla, con el vestido estampado
que se ciñe a ti como la vaina al fruto, con la blanca tez
sedienta de luna, con las sandalias mordiéndote los dedos,
amorosamente, con la sombra lejana de tu ser perdida
en los balcones, con el latido del vientre, sonoro, musical,
su cadencia es un baile de tibias, su ansia un rumor de cauces
desbordados por la ancha canción de la nieve, y no existe
ante ti la frenética sed de los relojes, ni las horas vacías,
ni los minutos sin esplendor, ni el oro falso de una conversación
sin vida, ni la distancia de los cuerpos que flotan en la luz
como ascuas de espuma...

Te acercas a mí, paloma de ojos claros, y yo no sé qué decirte.

miércoles, 28 de junio de 2023

La flor

 

En el alma nieva, a veces.

 

Ponle un sol delante, aunque sea de invierno,

un calor pequeño, una llama sin luz.

 

Brotará entonces una flor herida, acógela en tus manos

y cuídala, porque de ella depende tu alegría.


Día de colegio

 

El vaho en el vidrio donde dibujo mis iniciales,

el autobús no es un galeón que atraviesa la lluvia,

casi llego tarde a la parada.

 

Gris mañana de noviembre,

la algarabía de este enjambre que somos,

bullendo, tocándose, hablando en los pasillos

con paredes de ajedrez geométrico

y ventanas de cristal oscuro.

 

Adentro, solo una voz de acuarela,

describe la tiza un código morse que nadie entiende,

el mar está en mí, y la ola, y el viento,

y la espuma como una caricia de sal blanca.

 

Los campos de fútbol con su arena vieja,

el tren irrumpe desde un túnel oculto por la enramada

con el brío de un cazador y el estruendo de una máquina

que huye de su sombra, inútilmente.

 

El balón en la repisa y el álgebra en mi libreta,

lecciones de historia y de biología, de lengua y de latín,

hoy aprendí a hacer un pájaro de papel

con un folio azul.

 

La modorra de la tarde, el sol se acerca a la colina como un ojo de luz,

los pinos crecen hacia el halo de amor que desprende el ocaso.

 

El autobús espera en un rectángulo de cal pintada,

un día seré como este adulto que conduce para cumplir el rito de la subsistencia.

 

Un día seré como mi padre que no teme al futuro y que ya olvidó el pasado.

 

 

 

 

 


martes, 27 de junio de 2023

Salgo al día

 

El umbral como un ojo con párpados de piedra.

 

Ha llovido y en la mañana un sol tímido asoma sus guedejas de luz,

su amarilla frialdad,

desperezándose.

 

Un mercado sin color,

sin voz,

sin la fruta viva,

sin la carne y los peces,

sin ti.

 

Hay nubes de rocío que mojan las estatuas,

una pátina de musgo verdea las fachadas,

las fuentes trinan como pájaros líquidos

y en todos los portales estás tú,

cruzándolos o quieta,

amapola rubia,

bendición de la vida,

baile de amor

tu presencia.

 

Te veré en los bares de la noche mientras el candil se apaga

y los rostros ennegrecen, te veré en los vasos del alcohol

como un reflejo perdido entre olas de güisqui y espirales de ginebra,

te oiré nombrar en las músicas sin texto, en los murmullos inaudibles,

en el grito impotente de las campanas, te tocaré en la lámina

donde tu dibujo es perfil y tus senos una curva rota,

te oleré en los jardines sin flor que guardas en tu vientre

como un paraíso irreal, como un ardid del ensueño.

 

Esta ciudad es de lluvia y no sabe morir,

esta ciudad de granito y pórfido,

de monjes de saya negra y teología sin mar

no te olvida

porque estando tú la lluvia cesa y el sol se alza,

cómplice de ti.

 

Otra vez tus pasos se pierden en la infinidad de un océano sin rezos.

 


lunes, 26 de junio de 2023

Tres palabras que me han acompañado: despedida, reencuentro y esperanza

 

Como un pez que se aleja de la costa

y se aventura en el mar, así fue mi despedida.

 

Permaneció el hilo de la comunicación

y el deseo con sus dientes de plata

fiel al impulso tenaz de la especie,

agazapado como un felino que no mostrara el sexo,

solo la sombra traslúcida que se adivina

detrás de los pliegues de un vestido.

 

Y de pronto el uno que soy vuelve a ser múltiple-dos-

porque la carne es un imán,

el lado oculto del sueño.

 

En el corazón de las ciudades no hay noche ni día,

hay un automóvil que viaja, las manos que se juntan,

los labios que se unen, los dudosos perfiles de los cuerpos

en innúmeras habitaciones de hotel, el alcohol como un rito

que dormita en el fondo de los vasos, las iglesias, las catedrales,

los ríos, la cal de los pueblos del sur, los puentes y las colinas,

el mar imponentemente azul, los parques y las pérgolas en flor,

el agua mansa de los lagos, los museos y la suciedad multicultural

de los vagones de metro, los barrios de extrarradio, y la pobreza

acechando en las esquinas como un lobo moribundo, una multitud

de gente anónima en las plazas, en las calles, donde el comercio

refulge y tocan los músicos canciones de amor, de tristeza o de júbilo.

 

Creamos así una red invulnerable, un tapiz donde el reflejo

del sol es un paraíso, donde la urdimbre es el futuro,

donde tres figuras, unidas sus manos

delante de un edificio con jardín, sonríen.

 

Es el esbozo que un día trazó Juan,

el hijo común,

que a los cuatro años

y, sin pretenderlo,

dibujó sobre un papel

la esperanza.

 

 

 

 

 

 

 


domingo, 25 de junio de 2023

Mi yo insomne

 

Te envío, a través del aire, mi rostro impreso en el cristal.

Es de noche y no hay lámparas encendidas.

La sombra vive en la sombra con sus alas negras de azabache
y su mudez de aljibe oculto.

Me gusta el silencio cuando giran las esferas y nadie oye su tránsito.

Me gusta oír como gotea el grifo mal cerrado y de arriba llega un roncar etéreo
de ángeles moribundos hasta mi vientre en calma.

La noche es un animal triste que se arrodilla ante la luz.

Mi yo insomne escucha en su cubil la lenta carcoma de un mueble,
el descenso de un hilo de agua por la pared húmeda,
la techumbre recogerse como una lengua tímida.

Y piensa que no está solo, que hay insectos que portan en sus alas
el misterio de un ayer memorable, mientras los restos de la cena
se pudren en el fregadero, lentamente, como una piel corrupta
que ha olvidado su juventud.

sábado, 24 de junio de 2023

El ciclo de la vida

 

Esa raíz que, agotada, extiende sus hilos hacia la luz sombría,

velo gris que permite intuir en el aire una esperanza de agua celestial,

de húmedo manto que rociará a la primera flor, la flor niña, la hoja

que se abre como labios de mar, el pétalo al que vuelve el color

y la alegría, el jardín pequeño, mínimo, con su microscópica sed

que ya no se siente virgen, rama de la que brotan ojos que miran

a la densidad del cúmulo, lo ven bailar con lentitud de amante,

lo ven fértil, lo ven manantial y río, torrente y canción, anuncio

de que vendrá un temblor de nubes, un estruendo mágico,

un dibujo en el cielo, un rayo azul que segará el horizonte,

esa raíz que, agotada, extiende sus hilos hacia la luz sombría pronto

recibirá el beso del agua, para ser, una vez más, árbol, fruto y semilla.


jueves, 22 de junio de 2023

Nuestra huella de lluvia


 

Llega la impertérrita lluvia.

 

Su fruto de agua cae sobre mí

porque me ofrezco cada vez que se derrama.

 

La lluvia no es monotonía sino canto,

no es solo la tristeza gris del cielo,

es una celebración de moléculas vivas

que danzan sobre el aire como manantiales infinitos.

 

Mójame lluvia del atardecer, posa tu oración de cortina airada

en mi mansedumbre, vísteme con tus flores alegres

que son rocío múltiple, catarata de amor, savia líquida

que ignora la sequedad.  

 

Eres símbolo de la memoria de la vida

al deslizarte ciega por la piel de las ventanas, fértil

como una diosa antigua si entregas un sol de agua a los campos,

melancolía en el hogar si el tacto rítmico de tu caída

evoca los tiempos de la luz y la fiebre juvenil

que yo soñaba inmortal.

 

Soy lluvia al recordarte,

lo digo una vez más,

porque la lluvia es una huella

en un charco que nos nombra,

mi huella y la tuya que son la misma huella.

 

 

 

 

 

 

 

 


El ahogado

 

Recuerdas que te hablé de los fondos abisales
donde la luz no traspasa la piel de la oscuridad.

Los seres del abismo tienen ojos de luna,
sus escamas de platino, su piel membranosa,
sus aletas sin músculo, me acompañan.

No hay palabras, solo mudez y asombro
y un vagar insomne entre plantas poríferas,
anémonas, corales, salitre y corrientes marinas.

Es muy dulce esta vida donde de los pecios brotan algas y moluscos,
donde los esqueletos de los náufragos son túneles, las cuencas vacías
órbitas donde anida el misterio pelágico de lo arcano.

Un cardumen de peces jóvenes fluye venturoso
por los corredores de la sima, y yo que me ahogué en silencio
nado con ellos hacia la luz imposible que del cenit del mar apenas llega.

martes, 20 de junio de 2023

Noche de hotel

 

Pámpanos y almíbar en los labios.

Qué corta fue la noche.

Ríos de neón en las ventanas y el suicidio de las voces indistintas.

Cualquier insecto podría morir aquí.

Llegamos con los laureles encendidos y un color ambiguo en las ropas.

La habitación en penumbra y esos rayos de luna
que descansan en el marfil de tu rostro.

El amanecer nos niega, da luz al deseo, lo vuelve incandescencia marchita.

Tú y yo preferimos un cielo negro, sin estrellas, que no deje rastro,
un abril oscuro donde los cuerpos viajen a su ayer,
amándose como seres redivivos en este carnaval de las horas
que nos vencen.

Y, sí, fue corta la noche porque el día nos trae la sal del invierno,
las ramas secas de octubre.

No te levantes, amor mío,
que aún la claridad dormita.

lunes, 19 de junio de 2023

Caín y Abel

Yo me sabía, hijo de Ada, de la estirpe de Caín.


Por eso de joven pensé que en mí habitaba el mal.

Y quise ser consecuente.

Simpaticé con los capitanes que traicionaron a Viriato,
amé a Livia, la odiosa mujer de Augusto, fui el rostro de Mefistófeles
en aquel libro de Goethe, Yago el traidor en una obra de Shakespeare,
delaté a mis amigos ante la maestra como si fuera la caza de brujas de McCarthy,
en mi habitación el Mein Kampf sustituyó a la Biblia sobre la mesilla de noche,
quise a Franco, el caudillo, que no tuvo piedad con los rojos,
me gustaba torturar, yo creo que Billy el niño se debió de inspirar en mí.

Solo eran tonterías de infancia o de adolescencia.

Hoy que soy adulto lloro y me emocionan ciertas cosas:
la felicidad inocente de los niños, la justicia haciendo justicia por una vez,
el sentimiento fraternal que abraza la desdicha de los otros.

Es posible que ahora me parezca más a Abel…

Aunque a veces regresan a mí los recuerdos,
y añoro volver a ser de la estirpe de Caín.

Lo pasaba mejor.

domingo, 18 de junio de 2023

El árbol

La vida va creciendo en mi pecho como un gran árbol en flor.
Hay ramas de carne donde se posan los labios del cariño,
hay un tronco que sostiene el alma, que duda y es frágil
como la sombra de un niño, hay un lenguaje de pájaros
con el que hablo a los demás porque es una dulce expresión
de armonía, hay agua en mi interior de la que beben los míos
pero que es un manantial abierto al mundo, hay sol y hay lluvia,
nieve y color, hay misterio en una semilla caída que fertiliza
la tierra, en un fruto redondo que se abre altivo a la luz,
hay un orden viejo de hormigas en fila que recorren mi piel
como soldados del porvenir, hay un río por el que navega
la bondad sobre aguas claras, hay una sed de no convertirme en olvido.
La vida va creciendo en mi pecho como un gran árbol en flor.

sábado, 17 de junio de 2023

Pájaro de sombra

 


Un día fuimos pájaros de luz.

 

Sin vuelo, sin plumas, ni alas.

 

Un día el horizonte estaba bajo nuestros pies

y era el presente un rostro desconocido.

 

El mar formaba olas en tus ojos con la violencia de un tifón,

barcos sin bandera en el puerto de tus pestañas.

 

Y llovía, llovía mucho en tu piel,

y en la isla de tu seno vi el amanecer brotar,

vi el candil colgando de tu axila,

vi al sol guarecerse bajo tu nombre.

 

Y vi como de mis omoplatos nacían alas,

alas negras, sin fulgor.

 

Un día me volví pájaro de sombra

y ya nunca más regresé a la luz.


jueves, 15 de junio de 2023

El reflejo

 

Yo quería ser raya de tu pantalón ceñido.

 

O hilo de cabello que, derramándose,

ornara el óvalo de tu faz.

 

Yo quería ser en tu nombre la letra más importante,

quería ser el mar de tu olvido, esa orilla donde duerme

tu corazón maltratado.

 

Quería que tu aliento llegara a mí

como un perfume invencible, quería que en tu lengua

mis palabras crecieran, múltiples.

 

Yo te vi huir del refugio, hacia el confín desnudo de la aventura.

 

Vi la flor de tu sexo que buscaba abrirse, como un pétalo caer

sin que le importe en cuál hoguera.

 

Vi el temblor del futuro en los iris negros de la ambición,

vi como en el fulgor de tu noche no estaba mi perfil,

ni mi luz extinta, ni mi espejo donde ya no te reflejas.