lunes, 21 de octubre de 2024

El agua en mí

 

Pátina de plano ágil, mariposa que licua el ardor.

Sé clepsidra nocturna, velo de piel en la madrugada

de mis poros, máscara de sal en los ovarios de la luna,

rocío de estrella sobre pétalos verdes, índice de manantial

que derrama su flujo níveo por la cornisa de mis hombros,

por la montaña de mi pecho, por los brazos como lanzas;

pasillo sin cauce que moja el perfil de mis extremidades,

Sé el tacto del ángel que despierta al párpado de la noche oscura,

báñame con tu espada líquida que se vierte en mí como labio amante.



domingo, 20 de octubre de 2024

Tu sonrisa

 

Simulan los labios un horizonte en flor,

esa curva leve, esa extensión del músculo,

ese dibujo de alas, mordiéndose.


El vaso que sella el pórtico del marfil,

la lengua de mudez rosada cautiva en su laberinto,

la gracia que asoma como un manantial,

sin verbo

ni voz.


La iconografía de la ilusión en los ojos que miran

el artificio de su elipse, el candor de la mueca

que se diluye en jardín de ángeles.


También el mar que forman las comisuras

sobre el que navegan los deseos

como saliva ardiente.


Y es por un segundo himen de luz,

un destello fugaz donde refulge

la sombra de mi melancolía.











sábado, 19 de octubre de 2024

Historial de vida

 

Como el alfil del esplendor la naturaleza blanca de su nombre.


La delgada línea del misterio era para mí el hilo que reproducía

en los espejos el mástil florecido de las tardes

cuando el sol anunciaba la voz turgente de su almanaque.


Plácido el camino de los días por las rosas de abril

y los vagos apuntes de la desmemoria

porque en su imaginación el verde, la lluvia, el mar de invierno,

la ermita como una promesa alucinada, el volcán de las noches,

la atmósfera de candil y la música abrevando en el aljibe del sueño

eran puntos de luz entre las sombras proscritas del pasado.


Todo un mundo de olvidos pintaba su luz con ángeles de amor

en el portal de la ilusión, en la quimera dócil de las bocas

que dicen adiós como quien sucumbe a la corriente de los paraísos del agua.


Isla en el parteluz del río, catedral de humo en la noche de los piratas,

su barco en la lejanía fue solo estandarte de galeón,

tibias y calavera sobre tapiz negro que surca la clepsidra

de un mar hostil como aquel que ignora la atracción de la luna

por las largas avenidas de la intemperie.


Himnos de lógica y costumbres viejas en su atardecer,

huida de sí como fantasmagórica imagen,

polvo vacilante en la habitación abandonada,

ministerios donde descubrir expedientes adúlteros,

consejos que escribió al pie de las hojas con caligrafía de mártir.


Igual que la riada que retorna a su cauce la historia crece en sus bolsillos,

árbol de ciudad su cintura, frágil la red que tensa

el músculo de un solo títere, riesgo que avanza

con pasos de noche hacia la yugular vencida

por el filo inmortal de los recuerdos.









jueves, 17 de octubre de 2024

Mi piel

Tú eres la geografía de mi país secreto,

el alma viva que recorre mi desnudez con su color de luna triste,

el prado, con huellas de nómada, en el trigal que el aire roza

con la sed de una herida que se extiende por el territorio

en cruz de mis brazos angulares, el planisferio en que mis venas

simulan el azul de los ríos que surcan el sagrado edén de los bosques fértiles,

la montaña que, en gesto amante, extiende la alfombra

de su cándida nieve para darle a mis poros la humedad de la flor,

el tapiz por el que mis cabellos se alzan como un armazón

de hilos entrelazados que esconden la lisura de tu faz,

el velo que se agrieta en las horas crepusculares de la vida.

miércoles, 16 de octubre de 2024

La teja rota

 

Hay una teja rota sobre la cornisa de tu casa.


Desde mi balcón observo

cómo un pájaro ha anidado en el espacio oscuro,

rectangular, que forma el hueco que levantó el aire aleve.


En lo hondo se refugian las crías de la humedad y el frío.


El pájaro trae en su pico pequeñas ramas de abedul,

desde aquí puedo oír el piar estridente

como un grito de auxilio

bajo el bosque de tejas.


Este recuerdo de infancia me lo evocó hoy la lluvia.

martes, 15 de octubre de 2024

Viena

Entre palacios rectangulares duermen las estatuas el sueño de la gloria marchita, atardece junto a la casa a la que le nació un bosque en el rostro, ventanas sin cristales igual que ojos de legañas verdes, fluye el río por su pequeña vena de muros grises, suvenires en los comercios del extrarradio, superchería infantil de los rasgos que dan prestigio a la historia de una ciudad sin arañas de luz prendidas en los salones, sin ornamento en las miradas ni galopar de caballos alejándose por las puertas de columnas dóricas hacia el clamor que repica en la plaza como el susurro de un vals crepuscular, parques indolentes, pérgolas sin flores, patios con ecos de bruma, banderas barrocas sobre los dinteles, decrepitud de fachadas que han perdido el color, el blanco y el rojo en los mástiles, el águila y los estandartes a media asta, mientras la música como un aire errático se vierte desnuda de prodigios, cercana al sur o al norte, al este o al oeste, viento de sinfonías en las calles, cal muda que se impregna a la piel y trina como un pájaro, sin la voz de la gran dama, ni el grito del tenor ante la mecánica sonrisa del archiduque, y los polvos de arroz que blanquean la faz indolente de la desdichada mujer que devino en leyenda de mártir con collares en el pecho y una peluca donde relucen mil dijes de cristal como lágrimas de un sol caduco.

lunes, 14 de octubre de 2024

Bailarina de noche

 

Atravesada por la música,

peonza de carne que gira,

salta, vuela con escorzo de pájaro feliz.


El tu-tu y las medias,

el maquillaje como una máscara,

los labios rojos y la expresión inocente del cisne.


Grácil se eleva su cuerpo 

suspendido en el aire

por los arduas manos 

de un bailarín impúber.


Silencio desde la negrura,

la redondez del foco enmarca su busto

que se inclina como una rosa en celo

sobre el atril de la noche.