viernes, 26 de julio de 2024

Esas cosas que me nombran

Esas cosas guardan memoria de los días más lúcidos,

los días del frio y de la nieve- ropa vieja en las baldas-,

los días del sol en las esquinas del mundo-collares

y amuletos de ónice-, los días de la canción que fluye

bajo los pámpanos de abril-uvas en la mesa de la sed-.

Esas cosas son juguetes sin niños que acaricien los sueños

de la infancia, conchas de nácar en tubos de cristal, peces

sin acuario, ídolos de obsidiana negra, fotografías del ayer,

alfanjes curvos como hoces de acero gris, el búcaro

y el caolín detrás de la vitrina esmerilada. Esas cosas

me nombran aunque nadie escuche mi nombre repetido

como una letanía en las cómodas, en los armarios sin abrir,

en las mesas con mantel hilado, en las paredes de mi hogar;

porque solo al nombrarme cobran vida en el recuerdo.


jueves, 25 de julio de 2024

Fui pájaro

Un día aprendí a volar, aún era niño.


Explosionaban a la vez todas las estrellas de la vida por llegar,

sin quietud, sin la mirada en los espejos de la edad.


Asombrado, como la cría de un animal ante la luz,

que rompe la crisálida de sus ojos con el incendio multicolor

que puebla las raíces del mundo.


Aprendí a volar porque también se vuela en los sueños

que no se cumplirán, las alas duran lo que dura la infancia

más tarde somos pies en camino,

átomos de un árbol que se empina,

lentamente, hacia un sol que ignora su altivez.


Exige el cuerpo la salvaje canción de la alegría,

el tránsito del pájaro por el mar azul de la ilusión,

amores que seducen a la inmortalidad

con la voz rebelde del conquistador

en unos labios mojados por la lluvia de la juventud.


Mujeres en llamas con el brillo de la piel como haz de cometa

en la ternura de las manos, y la razón vestida de azabache,

la sombra del frío que escarcha la raíz de los horarios.


Esa nostalgia de ángeles en la dura sed de la espigas,

un transcurrir de pétalos arrumbados por el viento en las aceras;

este vidrio donde mi rostro se vacía

como un manantial que el sol agosta

bajo una clepsidra que ha perdido su agua.


Un día me olvidé de volar, ya era hombre.



miércoles, 24 de julio de 2024

El mantel, la cubertería y otras cosas

Engalana el cuerpo cuadrangular de la mesa con bordado de flores,

hilo que formó rosas blancas en el tapiz, dibujos que se engarzan

para sostener las piezas del cristal, la redonda pulcritud de la cerámica

con grecas azules, pan de oro y esmalte negro en las orillas, vacíos

sus vientres que recibirán la arquitectura que humea, la salsa

donde las especies activan el sabor desconocido, el festín

de la carne roja, la imagen agónica del pez que ya no nadará

en un mar sin horizonte, tampoco en el río que le transporta

al sur de su origen, la humildad de las verduras, guarnición

de la tierra que nos concede su fruto ancestral, el enjambre

de las legumbres esparcidas, el pan y el agua, el vino rojo,

y la cubertería entre mis dedos como hábiles soldados de alpaca.


martes, 23 de julio de 2024

Comunión de una gota

 


Esculpen los segundos su redondez de perla líquida

la metamorfosis donde se irisa la luz de la mañana,

su fragilidad de esquife recorrió el hondo túnel

que transcurre por el óxido de un canal estrecho

hasta llegar a la testuz de un grifo que saborea,

antes de derramarse, su oronda arquitectura

que parece ser lágrima, demorándose,

sin la sal del océano, con la dulce paz cristalina

de una fuente entregada al sorbo de mis labios,

a la sed que cierra mis párpados al recibir,

como un sacramento de amor, el agua

caída en el santuario de mi boca.


lunes, 22 de julio de 2024

La alegría

Luz de luces en el corazón sombrío que ilumina la noche

con los fuegos artificiales de un impulso

que se vuelve arco iris

en los ojos sin mortaja de los días.


Nos cura del silencio inhóspito, de la rabia triste del moribundo,

del hostil instante en que las amapolas se ajan

bajo el peso secular de la tristeza más viva.


Nos regala un incendio que fluye por la sangre

como fluye el agua en torrente de invierno

por las venas angostas de la quietud.


Y no llora, siempre ríe como una serpentina danzando

en el aire festivo de las noches que acaban.

domingo, 21 de julio de 2024

Esas olas

Esas olas que no son viento ni hambre de pájaros

en un mar oscuro, solo amanecer sin estrépito de espuma

porque hay latidos que se derraman como savia de un árbol,

lentamente, en agua de paz, música que no es melodía

de goznes entreabiertos al fulgor sino húmedo trino

de lluvia en el cristal, aceras de mansedumbre bajo

un sol esférico, lágrimas de arroyo que forman un surco

líquido que se vierte dejándose ir como un gas invisible

sobre la piel de los días que atrapan mi sed sin que el frenesí

de los relojes hiera la sombra que va dejando la claridad

en los espejos, al irse, al fluir como nave fantasmal

por las llanuras de un horizonte que quiere dejar de ser luz

de tormenta en el atronador silencio que mi deseo invoca.

sábado, 20 de julio de 2024

Solo se vive una vez

Hay un sol invisible que ilumina los ocasos de tu luna;

todo tú sombra de las sombras en la plenitud del mediodía,

amante del silencio que niega el jolgorio de las nubes

al derramar sus islas de agua sobre la piel del mundo,

en ti la noche es claridad cuando entre las rosas

de la penumbra fulge un adiós de cometas vírgenes,

apagadas como el tizón que anuncia un rastro de ceniza

en tus pies de ave fugaz, en el tímido gesto con que vistes

la memoria de no haber sido luz mientras caían sobre

las horas de tu ayer extraños laureles de castidad como

maná sin hambre, como lluvia sin río, como invierno sin nieve.