Puede ser alud que rompe la paz del sentimiento,
daño que golpea la carne, los huesos, los sentidos
con un arma cruel, ausencia de luz en el núcleo
de las sombras que vuelve insensible el ánimo,
o un río silencioso que carcome lentamente la razón
de vivir, una verdad que no halla respuesta en la risa
o en el júbilo de un hombre feliz, llegará con sus corceles
negros al viento y galopará por tu interior, por tu piel,
tus músculos, tu sangre y tu voz como el amo que no
descuida su territorio y te posee y te susurra la vieja
canción de la noche que anuncia el fin de la calma.