martes, 31 de enero de 2023

Primera cita


El jardín salino, la onda dibujada en tu muslo virgen,

el confín de oro, rayo de luz, cálida flor de relámpagos

y pétalos líquidos en la línea fosforescente del mar,

y la carnosidad del labio con dibujos entre sus grietas,

la aporía del cristal, relumbre del párpado al mediodía,

y si no hay árboles ni espejos en tus ojos, y si vienes

con la cintura engarzada por el cíngulo, y si llegas casi

desnuda, coloquial como mujer que reconoce el habla

primera, sobre la espuma que el viento rocía, fibrosa

pero rígida igual que un junco altivo, si el monumento

y la carne que imita a la estatua son símbolos de osadía,

mientras el candor de la libélula, con su irisada paz

revolotea cerca de ti, de tus brazos sin cicatrices

ni tatuajes, como una luz tranquila, como un fanal

a tu popa, señuelo del azar, tacón que me guía hacia

los oasis de la noche púrpura, bajo el farol que moja

la lluvia, entre música y aliento agrio, sudor de axilas

enfebrecidas, en tu hombro la esquirla de una llama,

y un signo de luna cuando el sexo ya no es una interrogación,

y tú aseveras, y tú respondes si yo te incito, si yo provoco

que grites un sí imberbe que me arrastra como un tifón negro.

lunes, 30 de enero de 2023

La armonía


 

El árbol acoge al pájaro desde que el mundo es mundo,

él solo quiere dormir en su seno, descansar

izado sobre la piel de sus hojas,

beber de su luz

mortecina.


El pájaro se oculta bajo la sombra

del árbol frondoso;

y canta, celebra la vida,

él sabe que el bosque

nunca le impedirá volar hacia el sol,

hendir todos los cielos,

ser pájaro entre los pájaros.

domingo, 29 de enero de 2023

Ven

 

Ven al sur de la noche, al extremo púrpura de la huella fugaz,
al brío de un corcel entre las sombras, a los silencios sin flor,
a la fibra calcárea de los lugares donde el tiempo son nubes de estaño.

Transita los países de la luz y las palabras que ríen en los ojos,
con los pasos dormidos, con tu cuerpo como un alfil
que traza mil diagonales, y teje caminos y vence a los horóscopos,
y surca- pájaro de armonía, coraje del color-la mies del trigal,
el azul lacustre de los hielos, el látigo pueril de las corrientes,
la semilla y el polen danzante de los nardos,
los bosques y el brécol de sus copas 
parecido a un algodón de amazonita.

Ven y dibuja conmigo una cicatriz en mi sien para que los relojes canten su conquista,
desnúdate de los murmullos que son aire sin eco en la voz de mi garganta,
vibra con la luz y las góndolas que al atardecer se acuestan en tus labios.

Sé el coro de unos ángeles sin bruma, en un cielo de metal, bajo un altar de pérgolas.

Ven, y quédate junto a mí, que ya clarea el día, que ya muere la noche.

sábado, 28 de enero de 2023

Oda a la nostalgia

 

A veces me miro dentro con ojos blancos,
hay calor de hogar y sol perpetuo en los días que no pasan,
ocurre que se hinchan las velas de una nave que va a partir
y el aire son palabras y la luz una flor que brota en la nieve.

Y son un teatro los párpados cerrados
donde la niñez no conoce eclipses
y la juventud es un jardín que desafía a la ceniza,
a las líneas ajadas que el tiempo deja en la piel,
a la sed de los relojes que consumen el fulgor del instante
con su paso de koala triste y su canción de adiós en la niebla.

Escribo desde su piel y no doy nombres,
en el atardecer a solas el tiempo feliz de la luz
que ilumina la habitación de mis días de pálpito negro.

Yo sé que es nube fugaz, irreal, etérea,
nube que regresa como una paloma-niña a mi corazón,
desde allí renace hacia el cielo claro de la añoranza
y forma un oasis, sin edad, en la vejez de mis ojos.

viernes, 27 de enero de 2023

Pájaros y lluvia

 

Enredan los pájaros la lluvia con alas ágiles,
dibujan en el cielo rizos,
lazos,
curvas,
tejen latidos.

Su urdimbre es de ensueño,
su precisión arma corazas en el aire,
construye navíos de plumas alegres,
arremolinándose como cardumen
en un abril oceánico.

Sincronía bajo el gris de mercurio,
multitud antojadiza de árboles frondosos,
escucho en su enramada los trinos del adiós.

Llueve en la cruz de la estela,
en el dedo negro que parte hacia un horizonte de sal.

Pájaros sobre el mar, pájaros que rondan el espigón
con chillidos viejos, pájaros en mis ojos,
lluvia en mis ojos,
tú en mis ojos.

Qué lejano
el tiempo de la luz plena,
y de los días
en que los pájaros del sur
volaban contigo.






jueves, 26 de enero de 2023

Viviré en el silencio

 

Ahora voy a contarte de mí el frágil tallo,
la duda y el temblor de las horas sin luz.

Voy a decirte que no hubo barcos en mi mar
ni golondrinas en mi cielo. Que una fuente seca
dormía en mis axilas sin vello, que nunca cabalgué
las olas que llegaron, altas como un muro, silenciosas
como un veneno dulce, infantiles como el merengue de los postres.

Voy a susurrarte las palabras vencidas por la espera,
a tararear el arpegio inmóvil que nunca sonó en la madrugada,
a escribir para ti una epístola sin verbos, un poema sin adjetivos,
una misiva sin dirección ni remite.

Voy a gritar en tu lecho la furia del amor,
el espasmo que duele en la boca y acuchilla la garganta
con los alfiles del aullido, voy a cantar canciones sin letra
que tú ya conoces para que nazca de la alquimia 
del tiempo una música leal,
un coro antiguo de silabas azules.

Y, al fin, viviré en el silencio cuando tu sombra no me conteste
y descubra que habitas el frío de la indolencia, 
que apenas te importa la verdad de mi voz,
que ya solo tu espalda
alejándose 
es la respuesta que me das 
cuando, infinitamente, te nombro.

miércoles, 25 de enero de 2023

Mariposas

 

Arde la ceniza y vuelve el tiempo, sin ángel, de las mariposas.

 

Yo soy duna en un cielo de cristal,

soy el grano que esparce el pájaro de la quietud,

soy el eco de una raíz negra que da una flor blanca.

 

Arde la ceniza,

vuelan las mariposas,

el ángel soy yo

y tú la noche.


martes, 24 de enero de 2023

La casa vaciada

 

Al aire las vértebras de su esqueleto.

 

Hoy lo tangible habita el adiós en las cajas de cartón,

el reparto de los objetos se viste de sentimentalidad,

en las paredes las huellas de los cuadros como hollín de tiempo,

en los cajones historias imperceptibles bajo un revoltijo de llaves,

agendas, pilas usadas, manteles y cuberterías, números de teléfono,

enchufes, cargadores de móviles, recuerdos de turista…

 

Conserva la casa sus grandes ojos de cristal,

los techos de molduras floridas, las grecas del pasillo,

sus cavidades donde aún flotan las palabras que un día dijimos.

 

Sentado en el último sofá por recoger

llegan a mí

ecos de navidad,

el sol de agosto como una lengua viva,

las risas de mis hermanas en la habitación de los juegos...

 

Se desnuda el hogar, me enseña su piel de hembra vieja,

duele esta carne polvorienta, estos espejos arrumbados,

las lágrimas de las arañas que ya no reflejarán la luz,

los armarios vacíos del ropaje ambiguo de las estaciones,

la cocina sin el aroma del fogón, las estanterías como cuencas vaciadas.

 

Pero yo sé que sigue viva, porque la memoria es manantial de imágenes,

fuente exacta que moja lo que fui

como una lluvia que cae sin cesar,

y sacia mi sed, y ablanda mi hambre

y me permite volver a la infancia,

a la juventud, al tiempo feliz

de los naranjos en flor.


lunes, 23 de enero de 2023

Elegía a la ciudad atlántica

 

Su cabello se encrespa entre las olas, aire indócil,

vértebra alzada sobre los surcos del agua, el lápiz

de su torre como un dedo altivo ilumina el filtro

innombrable del océano, la amura de los barcos

que hincan sus estribos sumerge su faz azul, roja,

como una piel eternamente lavada, como un golpe

que levantase gotas con peces abisales en su rocío

o leyendas de marinos a la deriva bajo un cielo malva,

y un grito de olas alzándose como un muro blanco,

un hielo de espuma, una corona sepulcral de rizos álgidos

y rotunda sed en las entrañas. Pero también hay luz

que brota como flor de cristal y pájaros sin nombre,

la plaza rectangular donde una estatua con piel de mujer 

y orín de estío en los hombros desafía al sol, aleve.

Ciudad de púrpura mojada, sangre de sal y versos,

testuz de yunque y piedra, vestida de rocas y algas

como una sibila atlántica, táctil es su aliento de septentrión,

ciudad sin baluartes, húmeda como lengua de lluvia,

frágil como nieve de galería, luz de plata en su costillar

donde ya no existen las sombras, donde ya no anida mi voz.

 


domingo, 22 de enero de 2023

La lectora y mi duda


Lee como si leyera lo escrito

en las alas de un pájaro.

 

Hay en su rostro ángeles de ensueño,

flores de espesura y llanto,

jinetes que cabalgan el azul de sus ojos.

 

El café está frío y no le importa.

 

Cuando la luz decaiga

en el libro entrará la noche

con sus puñales negros.

 

Jamás supe

qué leía.

 

 


sábado, 21 de enero de 2023

Brindis de despedida

 

Por el río común, por la luz que vive en los segundos del azar,

por el ayer y sus mitos de dardos rojos que estallan en el corazón,

por los labios húmedos cuyas sombras no tienen nombre,

por las ciudades de ojos tristes,

por el tren que nunca salió

de la niebla de mi pasado

ni conoció la infinitud de los espejos

ni atravesó tu cintura

con un silbido nocturno.

 

Por el aire rubio en los intersticios de tu casa,

por las horas sin bienvenida y los cines sin nadie,

por tu perfil entre columnas y tu voz en los cristales.

 

Por ti y por mí,

que juntos 

ya no sumamos

tiempo.

 

 


viernes, 20 de enero de 2023

El silencio respira contigo

 

Nunca viviré en las habitaciones de tus ojos.

 

Quiero ser ausencia de alas, el aire fugaz

que agite las cortinas entreabiertas de tu nombre,

la luz en tus omoplatos de ave multicolor,

el árbol que dé sombra al perfil de tus sueños

mientras se desgaja de ti la península donde las palabras

dejaron su eco de sierpes y de violines sin voz.

 

Admiro tu sed, porque concita un aullido de blancor en los cristales,

yo elegí la duna en un desierto mínimo de palmeras como lápices,

y espejismos de nieve y azufre en los labios mudos.

 

La distancia es un barco sin mar que navega las olas del tiempo

con velamen carmesí y tímidos reflejos en el horizonte ignoto.

 

Verte desnuda si estás vestida, verte vestida si estás desnuda,

son dos arpegios disonantes en un mismo crisol,

en una misma ráfaga de imagen sin raíz

que perturba el espacio que nos unge;

alzan su vuelo las farolas de la noche,

el halo amarillo se expande como un nimbo atroz,

dejan tus huellas un pus herido,

una comisura de sangre donde mis ojos de hielo naufragan.

 

Cada vez que respiras el silencio respira contigo,

porque hay horas sin canción ni vocales,

horas sin versos, horas nómadas que nunca tendrán un hogar

bajo tus celebérrimas estancias de paz negra y deshonor.

 

Cierro, al fin, las cortinas del día para no verte.

 

 

 

 

 


El ósculo perdido

 

Yo solo busco desnudez, ningún traje ni ornato,
ningún abrigo de árbol, nadie que me dé sombra,
el desierto y el horizonte con la única flor de la vida.

Mi boca grande dibujó cúmulos en tu mapa,
mis hombros de analfabeto querían vocales omnímodas,
serpientes que enroscaran tu virtud,
un pábilo rojizo que nunca se extinguiera.

Pensé que mis orillas relampagueaban
como si en cada isla soles infinitos,
escarpias de luz, manzanos cósmicos,
criaran la aurora bajo la lengua y el humus de tu nombre.

Esperé ladridos en las venas,
mi corazón- rojo pómulo que tirita sangre-
trotaba como un caballo sin ancas,
volátil en el arco iris que, profundamente,
tracé en los capiteles de tu templo.

Vivir en el río árido,
de la humedad el don de los batracios,
de la jícara la atmósfera líquida
que te entrego con un ardid de madre vieja.

Falaz es la luz que se arrodilla en el puente,
nunca moramos en la raíz sin pronombres
de quienes halagan la fosforescencia del túnel
que solo ellos contemplan.

Estamos lejos del infinito, lo sé
porque las hormigas siguen tu cortejo de vírgulas negras,
insomnes cariátides que roban al candil un memorándum
o un ciclo astral de confites y pétalos abigarrados.

La luna vierte doce jinetes de alba sobre tu peca voraz,
allí hay suburbios y oasis,
lúgubres palmeras sin áspid,
gorriones ciegos que nadan entre las vértebras del súcubo,
jardín insomne de la agonía.

Y vendrás
a este lago de amapolas ambiguas
y pasará el tiempo con ceniza en los labios
y veré el ósculo perdido
cuando en las noches del albatros invoques a los mitos:
Ulises y el mar,
Ícaro y su tozudez,
Jasón y su vellocino infame,
Calipso y el Cíclope
en los hexámetros sin rúbrica
de aquel viejo soñador
que algunos llamaron
Homero.