jueves, 28 de febrero de 2019

Como el agua

Fui corazón de pájaro en la memoria del árbol.
Ese era mi hogar bañado de estaciones.
Nunca salí a las ramas del invierno,
nunca soñé la metamorfosis de la flor.
Se muere la luz en las hojas no nacidas.
Y yo que existo como el agua que fluye
en la raíz del tiempo.

martes, 26 de febrero de 2019

¿Por qué mientes si ya tienes veinte años?

Parecen palabras engarzadas en luz
pero huelen como sulfuro en una enagua blanca.
Se adornan, se acicalan con su sabor dulce de raíz florida.
Si yo interrogo el por qué, tu voz dice pájaros, amor y luna.
Pero hay un río que desvía el brillo hacia el barro,
hay serpientes de un azul poderoso
que cimbrean en tu esqueleto deforme.
¿Quién ganará aquí, quizá la bífida amargura del desdén
o se adivina el tronco improbable de una madurez que asoma?
Escupe si quieres vocablos sin orillas,
la verdad elige su mortaja y en ella vence el olvido.

sábado, 23 de febrero de 2019

Victoriosos

Las cosas más simples llegan aquí
como un ramillete en flor.

El agua de la lluvia, la canción en la madrugada,
tu sonrisa recién nacida, un rayo de sol que destruye la penumbra.

Y era un hogar el silencio entre tu cuerpo y el mío,
yo sabía de tus pasos y tú te anticipabas a mi voz
como si presintieras que los adjetivos que te di
nunca volverían a mi nombre.

Después de hacer el amor un aire sutil nos acompaña,
tú miras a la claridad y yo busco en el espejo mi hombría de antaño,
el paraíso inmortal de la juventud y el ansia.

Es otro y distinto el día y me gusta que así sea,
hoy te tranquiliza que la araña enhebre su verdad
y a mí el transitar de los pájaros en el cielo
me recuerda al dibujo
de aquel jersey olvidado sobre una silla azul.

Pertenecemos a las turbias historias que son símbolos heridos,
el futuro enciende un faro en la simetría de dos orquídeas ajadas.

Pero un hilo une las respuestas que nos nombran,
ese hilo es la huella compartida de un tiempo feliz
que no admite la derrota del presente.

viernes, 22 de febrero de 2019

Nostalgia

Tantas veces vestido por tu sombra que ya no te conoces.
En los espejos hablan las caras que fuiste,
en tu voz se descubre un murmullo de adioses que no cesan,
en tus recuerdos un niño te mira buscando la luz del mañana.
Quieres ser la eternidad de los dieciocho en una piel herida.
Crece la marea que el reloj multiplica bajo el ansia imposible
de un ángel que arroja sobre ti las cenizas del olvido.
Preferirías otro nombre, otro lugar, otro tiempo
que nunca te desnudara.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Qué fue

Hay una identidad común que aún no tiene nombre.
Son sueños en las calles, la rendición a las sombras,
una ola que llega desnuda. Son las cicatrices el inicio
de la doblez o de la ausencia, y son las huellas del tiempo
los girasoles que entregamos el uno al otro como un signo.
A veces es suficiente con la proximidad del aire seco,
las luciérnagas en la penumbra, el rio gentil del encuentro.
Entonces bajan al día las campanas del orgullo y nos miramos
como dos eclipses o cien enigmas que se olisquean.
Ven, tu mano es un fino diamante que brilla y no muere,
ven al soliloquio de los cines y a las estatuas vencidas,
al hambre de los golfos que se adentran en tu seno,
al desiderátum de la locura entre tus piernas blancas.
En todas las fotografías el color es tu color, y no vive
el paisaje sin ti. Un recuerdo de estaciones y hojas ocres,
de playas y grutas ciegas, de vasos de vino sin terminar.
Qué fue de aquel rumor antiguo que llega hasta mí y se vuelve
piélago inmortal en un cuerpo sin orillas.

domingo, 17 de febrero de 2019

El Viajero

Es el estiaje del cuerpo la fiebre que fluye.
Desde la encorvada luz que me acompaña
el silencio escribe soliloquios sobre la piel endurecida.
Solo, en la habitación madura,
un crepitar inaudible de minutos reverbera en mi oído
ya náufrago de sensaciones, de ardides, del frenesí de la lujuria.
Cálida mi voz como un hálito de siglos,
dulce el rumor de los objetos
tantas veces ignorados por un presente de urgencias y finitud.
Yo sé que las horas cabalgarán eternamente,
sin mi montura, sin el arrobo infantil
que aún recita en el profundo corazón la ilusión inane del azar.
Está el laberinto de la memoria, sus cruces y arpegios
que trenzaron los días a su manera.
Y estoy yo, el viajero que reconoce entre la bruma
una tierra sin abrigo, un final que abraza sin piedad
el tiempo fósil, mi deriva.

sábado, 16 de febrero de 2019

Paisaje

¿Faltan los pájaros?

La llanura inmensa como un lamento ocre.
Un aspersor de agua cubre las semillas en calma,
el ganado enflaquecido por yugos y sol.

La canícula es verde y cae lo mismo que lluvia de mercurio
en los ojos, habita el gusano la idiosincrasia del terrón,
la brillante sed del esqueje.

Morirá el día con un ocaso de esplendor,
el jornalero calla, toca su vientre hundido,
su camisa, el algodón imperfecto sufre la locura del hedor.

Las codornices vuelan bajo,
buscan el matojo donde depositar su excremento,
fino y múltiple, caliente en su perfil de insolencia.

Continúa en el alquitrán la música de los olivos,
tres cuartos de distancia y la sinrazón,
el azote de las varas y ese ejército esclavo
que imagina el compás de las horas,
la lucidez de las hormigas que sueñan troncos, jardines,
espectros en la memoria de la luz.

Olímpia tú

Seguir, oír tus pasos, detrás del vidrio.

Es la longevidad de los recorridos
una trampa sin futuro,
la sonrisa indolente de la espera.

Llueve bajo el sol oscuro,
existes como un relámpago que aterriza en la playa
desnudando olas, sintiéndose luz.

Sé tu nombre y el halo que deja tu sombra en las aulas,
en las calles, en el rumor ambiguo de las conversaciones.

Sé que guardas en tu pecho una carta secreta,
escrita dulcemente,
como un juglar canta al amor y al desencuentro.

Sé que en los rizos de tu consciencia
se dibujan cuadros de bosques infinitos.

Si el recuerdo es un mapa de olvido,
islas, continentes y territorios te reflejan
en las horas grises de la vejez.

¿Será aún rubio tu cabello,
la voz que dibujaste en un mantel de juventud
hablará todavía como un colibrí
le habla al ayer?

La risa, la ilusión, las manos furtivas,
el rostro cercano y la piel que suda el rubor del éxtasis.

Ese es el óleo que se paraliza en la memoria,
Olímpia tú, Dánae infantil de mis quimeras.

domingo, 10 de febrero de 2019

Estaciones

Nada más irreal que la vida, el párpado
que una y otra vez se eleva y muere. Nada
tan simple como un reloj que fue ayer
antes de ser hoy. Se alimentan los días
con humo y nubes. Queda la imagen
del recuerdo, la razón invisible de la piel envejecida,
el enjambre sin voz de las larvas obreras.
Escribo sobre mí y sobre ti, en los laberintos
nos desnudamos para dar a luz el futuro
y en la vejez los ejércitos regresan, mudos,
como una estación que no ignora que ha de volver
en otro cuerpo, en otra vida, en otro tiempo.

viernes, 8 de febrero de 2019

Elena

Veinte, quizá veintiuno, los años que se miran
en el hielo de este vaso impronunciable.

Dices que es una noche más en la que escucho tu voz,
las luces del pub perdonan mi silencio,
no presienten la desesperada sed de la búsqueda.

Afuera persiste la lluvia con un sombrero gris en la memoria,
grupos diluidos bajo los alares
ríen y declaman sin tregua la doctrina de los seres noctívagos,
la juventud infinita de los cometas.

Dejo el tubo verde en la repisa,
los bolsillos del hambre arropan mis manos,
el abrigo es un símbolo de la despedida,
el agua acecha como un vientre de lágrimas.

Conozco bien las esquinas de esta ciudad,
conozco la sinrazón de los suburbios y el aliento ocre de las aceras.

¿Qué hora, qué sabor agrio en la lengua,
qué lucidez de íncubo me impulsa hacia el neón
de una discoteca que miente?

Ella dice: fuego y , más tarde, gracias
y yo la sigo en el espejo que para mí es penumbra.

Acodado en el umbral como un murciélago estúpido,
espero un resquicio de luna, la salida hacia los ecos de la noche
o el marasmo que los mosquitos dejan entre las chimeneas azules.

Pero ella acude, acude sin red,
entregada a sus piernas larguísimas, al vapor de sus labios,
al tremendo eclipse de sus senos,
a las medias eternas que le producen llanto.

Ahora me arrastra entre mendigos, putas de alquiler,
balcones de piedra, bares que iluminan su insomnio sin patria.

Y en la plaza, Elena, escribe sobre mi rostro la esperanza de un mañana,
y es la calidez de su sexo quien se despide,
quien coloca esa trampa ante mí
que el deseo recoge con el éxtasis núbil de los aullidos
que no pudieron expresar aún
la insolencia de una cópula salvaje.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Háblale a la noche

Aquí estoy yo (y mi noche).

Todos los murciélagos callan,
toda la lluvia se oculta en mis bolsillos.

A veces hay un geiser de luz
que nadie ve.

A veces tu sombra
abraza a mi sombra y somos dos.

Cuando te mires en el espejo del silencio
háblale a la noche, háblale de ti,
de lo que esperabas, de lo que fuiste.

lunes, 4 de febrero de 2019

Hijo único

Así se alumbró la bienvenida.

Creamos una burbuja viajera,
un resplandor entreverado,
la rama fértil en el angosto pasillo del tiempo.

Con qué amor vigilamos la piel, los sentidos,
el eco de su respirar.

Y volaron los pensamientos de la ilusión,
erguidos los espejos de la caricia y el futuro.

Cuidar al príncipe y un solo tambor en el silencio.

Otro lugar, en océanos varados,
mientras la luz ambigua reflejaba en el rostro
el crecimiento y la singladura.

Oh! sí, los juegos y las gracias como un estallido de címbalos,
la preocupación por un narciso que crece entre la bruma y la calma.

Escudos y gloria, el lago y el hielo
donde se desliza la conformidad,
tan azul, tan soñadora.

El mundo fácil es el mundo de las arañas,
codiciosas a la espera de un insecto, de un corazón, de un esqueje.

Y supuran los años hasta aquí,
en el lugar árido de los osos vespertinos,
carne que unge el dolor de una voz imberbe
que desconoce la sed del sacrificio,
la conjugación noble, la lid de la vida.

sábado, 2 de febrero de 2019

Palabra y vida

El orden simple de una pregunta invoca
en mi corazón sintagmas, perífrasis,
adjetivos que se iluminan al brotar. La palabra
explica mi noche, quiere ser el don de mi alegría,
se busca en los espejos del no decir,
cauta y sigilosa se transforma en pensamiento
antes de que emane su voz. Soy un hombre que ansía
desnudar a la muerte, escribir en el silencio
el por qué de la razón vieja del dolor y la locura,
entender la vida, reírme con los fantasmas amigos
que en la sombra olvidan su destino pero no
la razón lógica de saberse un tiempo inútil
que fluye.

viernes, 1 de febrero de 2019

La lluvia



Humedad en el vidrio que llora,
cálida niña, burbuja de cuento.

Gracias a ti el verde, la fuente inmortal de la vida,
las nubes derraman su músculo acuoso
mientras los paraguas susurran.

Música en los alares, en los tejados, ríos en el zinc de los canalones,
un frenesí estentóreo convierte los bordillos en éxtasis.

Y la ósmosis incolora del enjambre que salpica sobre el mar
y los charcos que refulgen en las plazas de farolas viejas
y la gota crecida bajo el labio
como si la verdad fuera molécula de agua en mi lengua reseca.

Quiero la caída infinita de este ejército milagroso,
quiero su perfume sin pájaros en mi frente dolida,
quiero el arrabal del silencio roto,
la canción que no cesa,
el orden siniestro de la jauría líquida en mi piel entregada.