sábado, 30 de septiembre de 2023

Lejos de mí la ciudad y la noche

 

Y si vengo de los árboles caídos y el asfalto sin maquillaje,
de los semáforos que confunden la triada del color
y son nube gris sin fundamento, del humo y las farolas amarillas
que iluminan las plazas donde el solitario busca su sombra
y solo encuentra la timidez de un gato entre matojos,
y si vengo del llanto en el metro y la hojarasca en los patios,
de las ambulancias que gritan su insomnio
y no pueden salvar a quien se arrojó a la luna del dolor
con alas muertas, de la gracia nocturna del neón
que me llama con su electricidad de novia amante
y su sintonía de guiños multicolores que no cesan de palpitar;
y si me desprendí del muslo que antecede a la palabra y me pide su ración de sexo
en la noche húmeda, del sudor del alcohol en mi piel que es un río sin alma,
de la araña impasible de los horarios tejiendo su ruta de grilletes azules
que dejé en tu nombre como un racimo olvidado en un surco cubierto de sal.
¿Qué será de mí ahora que ya no soy ciudad?

viernes, 29 de septiembre de 2023

La adolescencia marchita

 

Y yo con mi raíz casi virgen y mis ojos de candil,
a los diecisiete cuando el brote de la flor es más cálido
y hay en mí el embrión de un animal que se despereza
ante abrazo del día.

Con mis labios aún partidos por la risa de la infancia,
con esta piel sin surcos que adora el sol de la tarde,
con mi esqueleto que salta sin querer al oír el céfiro en las esquinas,
solidario él como un rayo de luz que busca su nombre entre las sombras,
jinete de un alba que llega con las yeguas galopando hacia mí.

Soy el frágil tallo que se inclina, con el pudor del miedo en los hombros,
ante la vorágine de un presente en el que todavía mi voz no se escucha.

Hasta que mis pasos se hagan huella y la costumbre razón,
y la experiencia un soliloquio del que quiera huir,
sin poder hacerlo porque tejí con fibras de escarcha mi playa,
a la que ya no arriban los barcos sin memoria de la niñez.

Ahora todo es oscuro en aquel espejo donde dormía una ilusión que nunca fue triste.

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Aún quedan unas gotas de juventud en tus venas

 

Solo en el cristal ambiguo descubres los caminos del azar.

 

Nunca supiste de tus alas, de la fiebre de volar los istmos de la luna,

de las cordilleras que en tus mejillas dejaron su sello de majestad,

las horas donde se respiró el latido voraz de una cumbre feliz.

 

Fue tu juventud un tren agotado por los horarios,

la calma engañosa de la palabra al surgir del silencio

como una lengua sin artificios, adormecida bajo los consejos

caducos que ya no dan cuerda a tus relojes.

 

Y, aun así, rebelde, con tu pose de dios antiguo,

amaneciste en las camas de la jungla

como una pantera poseída por el sueño de los cazadores,

que te nombran, que te conducen al final de los ríos

cuando tú eres torrente, tus hombros soportan

las columnas que la vida siembra en una piel

que hoy sería capaz de vencer al tímido jardín

que una noche, sin preámbulos, te colmó.

 

En tu memoria palpita un tizón que refulge;

y ahora en este descenso inexorable de los años

una bandera se alzará junto a ti

y aquel tiempo en que fuiste el agua

que alimentaba todas las fuentes,

el estallido febril de las cenizas que como el ave fénix

regresan a menudo al molde de tus sueños,

será el bálsamo que hará más soportable

lo que aún te resta por vivir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


martes, 26 de septiembre de 2023

Romance del faro y la ola

 

No hay un acertijo en su serena mano de hoz

que corta la espuma con su brillo exhausto

de luz sin alas, de redondel donde los peces

miran a ese sol inventado de destellos como

saetas de un reloj, su sincronía es una metáfora

de la inutilidad del azar, su índice salvador distrae

a las gaviotas que mudan de plumaje al morir el día,

al encenderse el fanal como un ojo sin pausa que traza

el círculo donde las sirenas son barcos de escamas azules

y blancas, donde no existe el frenesí enloquecido de las olas

que en su herida se alzan ahítas de resplandor cuando el haz

recorre su cresta de merengue y espuma y las sigue y las persigue

hasta el límite del arrecife, allí regalan su amor salvaje, allí no

hay un dios de luz entre el coral, allí no llega la bondad del faro,

el tímido faro que más allá de su contorno se olvida de que es un sol,

y se entrega a la noche que vence a su aliento de cauce, de señal,

de aviso bajo el silencio de un cielo mudable y tenebroso.

 

 


lunes, 25 de septiembre de 2023

Detrás de ti

 

Será que la lluvia no deja de crecer a tu espalda.

Te llevas el sol y la primavera, las flores y la brisa,

conmigo el agua sin preámbulos, la borrasca inclemente,

el viento voraz que moja mis pasos con su canción

de nube plañidera. Pero yo sobrevivo a los charcos

que tu cintura desprende como un plenilunio en el

cristal orgulloso de tu ría azotada por el céfiro y la noche.

Al marcharte se va también el crepúsculo hacia las orillas

de un sueño invadido por la luz de los cometas. Y yo abro

mi paraguas, cierro el impermeable y camino entre las olas

dulces que va dejando tu rastro, hasta que el día descubra

el alfil de la mañana, y ya solo sea un caminante que añora

el espejismo gris que la lluvia puso en la cicatriz de mi nombre.

 


domingo, 24 de septiembre de 2023

Viajándote hasta llegar a tu isla

 

Si me hubiera introducido en ti ya conocería los viajes,

porque hay ríos que solo transitan por tus venas,

un mar que roza tu piel con olas que no pueden morir en la arena

sino en la pared que encauza el pulso arcano de tu misterio.

 

Y es que vi en tu frente las casas blancas del sur,

los palacios vacíos que una vez gobernaron el mundo,

los acentos más niños que enternecen tu voz,

las torres con su yedra de tiempo mostrándose desnudas

igual que una derrota en la mitad de los siglos,

igual que un reloj anunciando a las horas fugitivas

de un imperio roto.

 

La sonoridad de una fe sobre la que ha llovido razón,

con violines sin alma, con lentos arpegios que se apagan

como ascuas bajo la escarcha que solidifica el fuego

que antaño conquistó países, ciudades encerradas

en el ámbar de un árbol de piedra, soldados de rojo

sobre caballos esbeltos en un ardid solemne

ante las verjas de un símbolo que finge ser altivo

ante la luz de la historia.

 

No hay nada fuera de ti.

 

Te recorro con mis pasos de nube y es tu mundo de coral

y fosas marinas, de auroras boreales en el fondo de tus pupilas,

de desiertos y jungla que llegan sin avisar, de lagos como azogue

y almenas guerreras sobre un castillo que aun guarda los ecos

de una batalla perdida.

 

Sin moverme te he recorrido hasta llegar a tu isla

donde me espera una casa, un jardín,

el sueño de un cosmos

del que no quiero despertar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


La ventana al amanecer

 

A veces creo que es la ventana la que me mira,

cruzo ese filamento de luz que moja el cristal,

mi imagen desvaída es un contorno humano

que va extendiéndose por la superficie como un fantasma antiguo.

 

Como la sombra que deja un rayo en el corazón del trasluz,

como el desdoble de un eco, con su color,

su densidad, su coloquio inventado por los pájaros

que llegan a morder la cicatriz de mis ojos

en la piel pulida donde siento latir el más allá.

 

Y la gente que inicia el día, tiendas que no tardarán

en alzar el cerrojo como párpados tras una noche de luna llena,

el bar de los cafés humeantes y las copas de orujo,

los autos con los faros encendidos igual que lobos

que odian los jardines al amanecer.

 

Y el pulso inconmovible de los relojes, y tú con mi metáfora en los hombros,

cubriéndote de ensueño para que yo descifre el ardid de tus pasos

que se alejan,

se alejan

como flechas que añoran el carcaj

que fue su nido antes de que la vida las arrojara

hacia las constelaciones de un futuro

entregado al azar.

 

 

 

 

 


viernes, 22 de septiembre de 2023

Sirena y flor

 

Ni tú misma sabías que eras flor.

 

Lo breve es así como una pompa infantil en la sed del aire

o el brillo de un cometa en la comisura de tus ojos,

lo efímero quiere ser luz, relámpago o aurora en su esplendor,

porque en el centro del estallido hay mariposas celestes,

como tú iluminando los muros del tiempo

con tu destello voraz de animal salvaje,

de grito en la profundidad de la tiniebla,

de dardo en llamas que se dirige a mi boca adolescente,

a mi razón de matemáticas sobrias en una ecuación sin equis,

a mi sombra que palpita ante el fulgor innombrable

de tus lágrimas de oro.

 

Y volverá tu cuerpo con mil abalorios de espuma,

sirena tú de algas azules que quiere la sonrisa de mi mar,

el corazón prohibido de los tritones, la voz de un argonauta

que nadie encadenó al mástil del presente, abandonado al canto,

al susurro lascivo de las ninfas pobladas de sal, señoras del inmenso océano

que se refleja en tu iris como una sima invisible donde naufragan

las historias sin futuro.

 

Pero tú eres flor, y de ti nació un jardín de colores inventados,

como en un pedestal te yergues y cien abejas revolotean

con el ritmo de sus alas como crótalos de luz,

te arracimas sobre mí y yo beso el pétalo de tus labios

hasta que, al fin, sangre mi aliento

y me duela tenerte.

 

 

 

 

 

 


jueves, 21 de septiembre de 2023

El ángel

 

Hoy el ángel me lleva por los recovecos de la casa.

 

Qué escondiste tú entre los pliegues de la enagua

que ya no es rosa sino humo de color sin tiempo,

qué escondí yo en mi caja de latón: las canicas,

los cromos, el clavo del gua.

 

Dejaste de ser fotografía y la carne creció,

artesanal, olímpica, seductora como un jardín florido.

 

Y ya nunca fue lunes en tu nombre,

ni los abecedarios consiguieron construir

con letras una isla que se asemejara a tu cuerpo,

y vuelan los años desde las provincias negras

al alba del mañana, y son como un árbol

en el que la nieve dejó el agua del futuro

incrustada bajo la niebla de tus ojos,

a veces ríes y no te escucha nadie.

 

Me dice el ángel que tu huella es azul,

yo no lo sé, me dice que los espías de la luz

te han visto a solas, introducida en ti como un sueño,

me dice que tus pecas son un sol de invierno

que no puede dar claridad a las nubes que te aman,

me dice que en el delta que crece bajo tu piel

hay un sello que brilla, amor y palabras

que son solo para ti, que se esconden

en tu interior como si nunca hubieran conocido

otra voz que tu silencio.

 

 

 

 

 

 

 


El túnel

 

Es de noche y hace frío, un frío de mordedura,

un frio blanco de nieve en la orilla de este túnel.

 

El frío me hace sentir que estoy en el orden de la vida,

veo como bajo la pantalla del farol los copos son amarillos,

caen sin pausa, igual que plumas de un pájaro

al que no le importa perder en el vuelo sus espigas suaves,

la siembra que arroja en el pozo de la noche.

 

Hoy han llegado cinco más, una mujer con greñas azules

a la que nunca antes vi por aquí, Marcial, como siempre ebrio,

Mariluz con sus gritos que nos impiden dormir, un joven escuálido

que quizá se escapó de casa y el viejo Martín que una y otra vez

anuncia su muerte con risas de sonámbulo.

 

Dormimos y yo sueño que colgamos de los techos como murciélagos,

el frío teclea en mi piel una canción de escarcha,

una brisa sucia se posa en la humedad,

de allí nace el olor a nausea que lentamente nos besa los pulmones

como una novia desesperada por sentir el aliento humano,

una podredumbre que no se volverá aroma de flores

en este cementerio sin cipreses.

 

¿Qué hago aquí?, es una elección libre, es un castigo, una penitencia… pudiera ser.

Tuve en mis manos el oro del triunfo, la devota fe de una familia,

todo lo que el dinero consigue sin que el alma lo apruebe,

pero renuncié como un Cristo muy pequeño, de juguete,

la pobreza es una flor antigua, la humildad un jardín interno

que solo el mismo jardinero que lo cuida logra ver; y yo soy ese jardinero

que desdeña los colores del mundo, que convive con el que está maldito,

con el despreciado porque hay en ellos un silencio de palomas

que no han querido volar en un cielo de negro metal,

de ambición; en otros lugares se vive bajo un amanecer fingido,

no aquí donde la claridad más pura entra alegre

como una ola de calor fraternal, madre amante de las almas caídas.