Pisar a fondo el pedal del acelerador.
Sin que apenas
toques el freno
en cada curva.
Guiabas -por decirlo así-
un 205 blanco.
El alcohol es un mal compañero de viaje.
¡Se hacen tantas estupideces
a los veinte años!
Que conste que también se hacen
a los cincuenta, a los sesenta…
Pero a esa edad ya has aprendido
a no jugarte la vida
tan fácilmente.
Y aunque sigues bebiendo
-con moderación-
y ya no tienes un 205 blanco
-tu coche actual es un deportivo con muchos caballos-
ahora pisas casi más el freno
que el acelerador
porque ves curvas
por todas partes.
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