El auto camina lento, es un pájaro que sueña.
Tú te vestías de sur con un traje liviano de colores.
En junio los frutales dejan caer los carozos,
su pulpa derramada.
Los puestos de la carretera se exhiben al sol:
fresas, el amarillo del melocotón, las sandías sin abrir…
En nosotros reina el horizonte,
la raya azul del océano,
las casas de cal como dientes pulidos,
el resplandor de los tejados en el valle de la luz.
El verano llega con sus luciérnagas heridas,
la playa abraza tu cuerpo y son espuma tus labios
al besar mi silencio.
Por la noche los fuegos artificiales en la bahía,
y una sed infinita de beberte toda.