miércoles, 30 de noviembre de 2022

Casa en venta

 

Tiene la casa ojos grandes que miran al mar y nunca parpadean.

En sus metros cuadrados viven las sombras
y también vive la luz que entra cada mañana
como una lengua resplandeciente,
se posa en los objetos,
en la piel de los niños,
en el aire que nos da vida.

Ha envejecido la casa sin ningún reproche,
como un animal de compañía nos sigue y nos protege,
se acuesta a nuestro lado, nos mima,
guarda los sueños que perdimos.

En la memoria de las estancias se dibujan ecos de música,
palabras secretas, espejos que desdoblaron los rostros,
comidas fraternales, el fogón y la ducha, la librería
y esa vena familiar a la que llaman pasillo.

Se viste el hogar con alfombras multicolores,
grecas en los suelos, pinturas baratas en las paredes,
alacenas y búcaros de cristal, armarios que hoy están vacíos
-es la ausencia un ave de rapiña-.

En los cajones de la cómoda dejé mis cartas, mis álbumes,
las pequeñas cosas que simbolizan lo ido;
no quiero ser pasado, quiero que otros nombres habiten la casa,
que otras palabras se escuchen, otras risas y otros lloros,
que se escriba una historia nueva en la que yo ya no esté presente.

Su dirección: Alfredo Vicenti, 45.

martes, 29 de noviembre de 2022

Tu nombre


Tienen los meses la forma de tu nombre,
se juntan en las cinco letras que te designan,
parecen estatuas con distintos ropajes y un solo perfil.

La ausencia es un velo negro que tapa mis ojos,
una plegaria emite tu voz, la proyecta hacia mí,
son significados por descubrir, códigos secretos innúmeros,
detrás de cada oración hay avispas que matan.

Pero es otoño y la policromía de los árboles despierta la añoranza
-ocres, amarillos, púrpuras-, en aquel bosque
el tronco de un pino ocultó bajo la hiedra el dibujo de un unicornio
que tú trazaste con el amor y la ternura de una niña triste.

Yo te sueño en el crepúsculo, la lluvia moja tus pasos,
innecesariamente te expones a la humedad
como si ya nada te importara, como si ya todo fuera olvido,
tu hoy y tu ayer.

Cuando el día oscurece las sombras musitan retazos de tu vida
y yo no sé si es cierto lo que dicen, no sé si hablan por ti
o es un trampantojo sin sentido esta escenografía
de la cual eres la única protagonista.

Llegará el invierno, después la próxima estación
y todos los meses volverán a nombrarte, como ahora yo lo hago
desde esta ventana abierta al vacío.

lunes, 28 de noviembre de 2022

Aquí

 

Yo me alejo y queda mi sombra, huérfana.

Voces en penumbra como mirlos cuyo color

enmudece. El reloj nos cita con un eco atrapado

entre los cristales, un rostro neutro y unos labios

que rememoran las muecas con máscaras vencidas.

Aquí no cesó de llover vida, aquí los juegos y el misterio,

la música y el frío como un gato tendido en la cruz de los muebles,

aquí el meteoro y el rayo, la intimidad de las palabras no dichas,

el recuerdo de estar juntos y la historia en los cuadros,

en los visillos que ocultan los cuerpos que ya no somos.


domingo, 27 de noviembre de 2022

Cartografía del tiempo ido

 

Era el tiempo de la flor bendecida, no de la raíz
ni de la piedra ni de los osos taciturnos.
Era el lugar de la música no oída, trasplantada a los horarios,
sublime como un jazmín de oro que no cesa de brillar.
Era la luz en las acequias cuando el agua muere en los bordes de la euforia,
era la sonrisa de la maga después de Rayuela, hay historias que son de fuego
y marcan la piel y marcan la noche de los proscritos.
Era el acantilado en un bosque y la ola en tus ojos de barca perdida,
eran los pájaros sin color bajo el ramaje de una tez de invierno,
eran las luces y su murmullo al andar las calles como dos sonámbulos
en un mapa sin abrir. Éramos la candela que imita al sol,
el refugio de las mariposas al morir la luz entre el humo y la ausencia,
eras la rosa melancólica, rubia como crin de león, áspera como la lija
que el amor desnuda para volverla seda y algodón, nieve en mi iris,
párpado sin gloria. Fuiste la nomenclatura de los ángeles,
el gong de la campana, el grito del célibe en el clímax del ardor,
la fruta de un árbol que recoges ausente como si debieras a la luz
el cansancio de estas horas que navegan entre arpegios, lluvia, palabras y sueño,
estas horas que no son de nadie, ni de dios son, qué se le va a hacer
si ya el día es tan solo un recuerdo.

sábado, 26 de noviembre de 2022

Sistema circulatorio


Arterias que nievan sobre mis campos ocultos, capilares rojos
al sol, venas que retornan a mi corazón con la sed saciada,
la sístole que arroja esperanza, la diástole que es una nube
negra; y este ritmo cíclico que guía mis ojos, enciende mis
sentidos, ampara la poca lucidez de mis actos, esta sangre
que no imagina que circula por el sendero de la muerte,
donde también circula la vida, donde también circulan los sueños.

viernes, 25 de noviembre de 2022

Mi amante se llama libertad

 

Escribí despacio
sus ocho letras
en un papel gastado.

Yo la quería, pero ella a mí, no.

Lo adiviné muy tarde,
el día en que los horarios me vencieron
y no sentí su apoyo.

Ahora, aunque dormimos juntos,
ya no nos hablamos.

jueves, 24 de noviembre de 2022

Dentro del espejo

 

Entrar en el espejo es como dibujarse en la memoria.
Detrás del azogue hay una multitud que vive. Yo nunca
miro en la piel que reproduce mi rostro presente, viajo
a las mañanas y a los atardeceres de luces cenitales,
de crespúsculos y sombras, donde un cuerpo registra
su hoy y su nada. Sumergirse en sus aguas de cromo,
despertar el pasado, encender las hogueras del recuerdo
con mil máscaras perdidas, con un eco inaudible en una
fantasmagoría de títeres. Atravieso el umbral liso,
pudoroso, amable y solo hallo las primaveras marchitas
del tiempo en mis ojos. Un alba que es oscura como la ceniza,
un adiós que rememora unos pasos ausentes que enmarcan
mi perfil fuera de esta lámina sin color. Y, aun así, dentro, revivo.

martes, 22 de noviembre de 2022

Huellas

 

Era tan pequeña, tan minúscula, tan efímera, que la olvidé.

La huella de mis siete años.

De pronto se hizo grande la pisada- o quizá fue un espejismo-
entonces empecé a caminar sobre la tierra y el cielo,
una inmensidad por descubrir.

Lancé rosas al aire,
volé con la perfección del ave náutica
hacia mi sol que era el mañana.

Yo solo hundía mi voz en el tiempo,
con veinte años la luz no muere en las esquinas,
es un imperio de claridad que absorbe el silencio de las sombras.

Alguna vez me vi levitando sin dejar símbolos en ninguna parte
solo alas y pies y uñas que viajaban al azul en una noche de invierno.

Pero, qué es una huella sino un rastro perdido en la memoria.

Amanece junto al mar, las nubes malvas al sur,
siento crecer una azucena en mis axilas,
-tú ya sabes que soy volátil como la brizna del polen-
el humo se aleja con la suavidad de una luciérnaga oscura,
la pompa de jabón bajo el solsticio de invierno,
su arco iris sobre el océano refulge.

Con los años las huellas son más profundas,
son huellas de plomo, son huellas sin amor,
porque saben que la reiteración es la muerte,
así nos anuncian los relojes la verdad,
su círculo eterno es una daga contra el corazón.

Me importa poco si agito la ceniza yacente
o si huyo hacia lo que ya no es posible,
hay cicatrices en mi ayer que aún reconozco,
son mis huellas mortales, mis faros ocultos,
no quiero que me veáis en la derrota del que busca el pan caído,
lo que vendrá es tierra virgen, jamás hollada, jamás sentida,
no es una huella en el mar, sino el arenal de una isla
que todavía no he pisado.

domingo, 20 de noviembre de 2022

El alma de tu rostro

 

Siempre que me miras ves al otro que hay detrás de mí,

aquel que vivió contigo la plenitud del tiempo,

los días felices cuando el mar no era una lágrima

ni el sol un fósforo húmedo, ni el amor un párpado

violentamente roto.

 

Siempre que te miro el futuro se ancla como un rubí

se ancla al destello para no dejarlo morir,

aún vistes de niña porque tu infancia se arropa en tu iris

bajo el color verde de los sueños.

 

Si nos miramos, en la penumbra de una habitación vacía

 

¿Qué vemos?

 

Yo veo la canción que nos unió,

el sexo en los hoteles de extrarradio

cuando solo importaba el crepúsculo en sombras,

cuando las noches tibias eran un cálido espejo

y el perfume de los rosales era en tu piel una señal de furia.

 

Lo que tú ves es la duda que en mis cejas brilló

como un resplandor extraño,

ves la pasión y el hambre del incauto,

ves la ceniza que dejó un cigarro entre las sábanas,

ves al ciego que no reconoce tu ansia,

ni aparta de sí a las libélulas del silencio.

 

En nuestros ojos hay témpanos y calor,

hay ortigas y seda, hay mansedumbre

y, también, el oscuro eco de las bestias

que habita en la forma de la luz.

 

Déjame que busque el alma de tu rostro,

no te alejes de mí.

 

 

 

 


viernes, 18 de noviembre de 2022

Yo

 

Y yo que fui tren en el mar, raíl de tu piel, surco
en la planicie de tu silencio. Y yo que vertí mi aurora
en la sospecha de una sombra que me guiñaba los ojos.
Yo que creí en los círculos blancos que nos unían,
yo que te pensé en los lugares que ya habitabas,
como un presagio o una adivinanza de futuro.
Yo que perseguí el sol de tu nombre en mi boca,
que quise ser viento que agitara tus cabellos,
que amé la sincronía de los relojes que posaron
su sien en tu voz y en la mía. Yo que viví en la penumbra,
al acecho de los visillos de tu casa, yo el que tiembla
ante el paisaje de tu huida, el que no ignora nunca
la latitud de tus sueños, el árbol que cobija el cuerpo
que no eres, la transparencia que aún guarda la huella
de tu paso, el alfil perdido en un tablero de nieve.
Yo el que ahora te niega con mil rosas en los hombros,
y un corazón sin alba.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Salida nocturna

Suena la llamada de un timbre.

Son las nueve de la noche.

Aquí empieza otra vida,
la de los sueños,
la de una luz que inventamos.

No importa la luna llena ni los semáforos que agitan sus colores,
no importa lo cotidiano, el áspid que muerde la conciencia,
importa esta ansia de libertad que mi voz confunde con el aullido.

Dibujamos las líneas que no son las líneas de un mapa,
conocemos las paradas de esta diligencia nocturna
que recrea en nosotros la ilusión de ser ambos.

Tu imagen se posa en mi iris,
en la isla donde quiero que habites,
abstraída de ti, como una geisha
que viviera en el templo de mi memoria,
para que nunca quedara entre mis ojos tu ausencia.

En el ritual de la noche solo viven
la música, los vasos vacíos, los cigarrillos eternos,
las palabras prohibidas; no vive el ruiseñor

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Sirena de piedra

 

Tú, mar, yo cráter de luna.

En los aljibes de la luz nadas,
pero al fin te hundes
como una sirena de piedra.

Yo soy de viento, tú de agua.

Dejé de habitar el faro de tu haz.

Devuélveme la sombra que te di,
a cambio, te dibujaré en todos los espejos.

martes, 15 de noviembre de 2022

Las ropas que me visten

 

Has de saber que me visto cada día con los recuerdos.

Hay palomas mensajeras en mis tejanos,
los bóxeres aprietan mi masculinidad con su lengua ardiente,
el suéter es un escudo donde no habita Superman
solo la carne de un joven que comienza a vivir.

No tiro las ropas de padre,
esta gabardina enfundó el paso lento de su cuerpo bajo la lluvia,
inclinado sobre el torso como un indio
que buscara entre el barro una huella de abril.

Llevo cazadoras con insignias innombrables,
de cuero, de tela vaquera o poliéster,
sé que no abrigan el alma.

Me diste una bufanda porque sentía frío, gris y verde, de lycra.

La camisa la abotono hasta el cuello, sin corbata,
me gusta sentir su roce de labio contra el plexo,
me gusta pensar que son tus manos
quienes descubren las elipses de mi vientre
-la camisa rasgada-
la jungla que rodea mis pezones.

Hoy saldré a la calle vestido de ayer,
solo la ropa antigua me entiende,
a veces siento que habla tu voz en cada prenda.

Eres mi abrigo contra la vida.

sábado, 12 de noviembre de 2022

Noche, lluvia y mar

 

El cristal del mar, absolutamente negro.

 

Y la luz de la torre, tan amarilla como un limón derramado.

 

El silencio que es una esponja dormida

en lo más profundo de mi vientre.

 

Taxis y ambulancias, autos que huyen de los días laborables,

el alma del pedigüeño bajo cartones de luna.

 

Y ese epitafio neutro de los pájaros que duermen en las cornisas,

la paz de la estatua, eterna como un busto triste

que añora la sangre, la piel, los tejidos y el amor.

 

Los barcos en el puerto se acunan sobre la mansa piel del mar,

y un faro vertiginoso rompe lo oscuro, un reloj elíptico que resume en su haz la vida

y los misterios, una señal que todos seguimos sin saber por qué

hasta que llegue la claridad.

 

El amanecer es un columpio que arroja su lengua de fuego y después se retrae,

una niña que debe asumir la estrategia de la luz

para esconderse bajo su máscara de tótem alegre.

 

Quedó atrás el fruto del árbol, también tu cicatriz en el dorso de mi espalda,

ahora la lluvia cae y recita la salmodia del tiempo ido,

exhibe la bandera de las canciones sin voz.

 

Veo un corazón de óxido, una cruz de algas plateadas,

un horóscopo de marfil, una ruleta sin números.

 

Me moja tu nombre como una ducha fría.


jueves, 10 de noviembre de 2022

Secuencias

 

La voz neutra de las amapolas, el fiel flujo del mar,
el descenso del pájaro y la lágrima que cae, la dura realidad
del recién nacido, la sirena de un barco que va a la deriva,
el tambor de la tribu que acompasa el latir del tiempo,
la rojez del cangrejo junto a la roca, el eco que llega
después del tronar como un estridente alud que nos
invita a la huida, la mano abierta del anciano que come
segundos, hambriento como un lobo perdido entre la nieve.
Mi piel, que ya no es mi piel, sino la huella de mi piel,
la sombra que te di y jamás recuperé, mis propósitos de sed
infantil que cayeron a un río sin orillas, los años de un amor
pulido por los silencios, la inquietud que me llevó a la noche
salvaje, a conocer sus hemisferios ocultos. Y esta mirada
mía que busca la razón del reloj, preguntándose para qué
giran sus saetas y dónde perdí lo que ahora es olvido.