De niño nadie me leía cuentos
al pie de la cama.
Tal vez por eso de adulto soy un soñador
que ha convertido la realidad
en su cuento.
Cada capítulo es un año de mi vida.
No obstante hay una diferencia,
al contrario que en los cuentos de la niñez,
yo de mi cuento, antes de vivirlo,
ya sé el final.
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