jueves, 29 de febrero de 2024

El beso musical

Extraordinaria la canción que nace de un beso.

Melodía que el ritmo agita con el roce vertical

de dos hemisferios que se acoplan. La succión

líquida, el chasquido que no cesa de incordiar

a la sed, la rosa roja abriéndose con el eco

de un respirar profundo, las claves continuas

de una sinfonía donde crece el deseo como

un estallido de labios en el silencio gris de la noche,

el canto de las bocas hasta la esencia de su ardor;

y tú lamiéndome y yo lamiéndote en una percusión

de lenguas mudas, sin término ni olvido.

martes, 27 de febrero de 2024

La luz

 

Me poso en la sombra de tu nombre para darle claridad,

salgo del vientre del sol, doy calor y vida a tu mundo

de ritos y ensueños.

 

Recibes en la piel mi fuente blanquísima como un agua bautismal,

tengo infinitos ramales de transparencia, de la raíz de un árbol soy savia,

de la planta su sangre que despunta en flor, lo oscuro es mi revés

como la noche lo es del día.

 

No escucharás de mí otra cosa que el silencio,

podrías estar ciego si en la retina de tus ojos solo hubiera negritud.

 

A menudo me confunden con un dios cuando yo soy nada sin ti.

 

Únicamente existo para que tú existas.

 

lunes, 26 de febrero de 2024

No dejarás ningún rastro

 

¿Quién reconocerá tus huellas si no hay camino?

Como pisar la piel del aire, etéreo y sutil el paso

que no dejó su forma de retícula en el haz de mi pecho.

Pisas en la noble sed de la palabra sin el ardor del rebelde

mientras yo con las extremidades rotas busco el contorno

que dejaron mis sandalias en la húmeda arena de la playa.

Y es que no hay recuerdo ni memoria en tu tímido hollar,

solo barro y lluvia sobre el perfil desvaído que va borrándose

como la vida se borra en la matriz omnímoda del tiempo.

 

domingo, 25 de febrero de 2024

Perdido en el espacio exterior

 

Qué negritud, qué vacío, qué nada.

 

El silencio inconmensurable es mi compañía,

floto en la densidad eterna dentro de mi traje espacial

que es ahora mi único refugio.

 

Pienso en los crepúsculos y los amaneceres que compartimos

cuando las habitaciones de hotel eran un jardín de amor

a donde no llegaba la lluvia.

 

Pienso en tu canción, suave igual

que un susurro armónico de música

en mis oídos náufragos.

 

Aquí no vi sol ni luna, el espacio no tiene fin,

está vivo como un dios inmortal, cuásares, vientos

cósmicos, constelaciones, estrellas azules y blancas,

satélites en mis ojos de nebulosa perdida.

 

Y también tú que nadas en la noche como un cometa fugaz,

como un asteroide humano entre las sombras.

 

sábado, 24 de febrero de 2024

El fuego del hogar

 

Crepitan los leños con sus quejidos corales,

el humo crece hacia la recóndita bocana de la chimenea,

una luz amarillenta y rojiza aflora a tu tez,

da rubor a tu piel ya húmeda de sentir la lengua viva

y caliente de la llama.

 

Los dos callados como estatuas de carne

que miran la magia del tizón enardecido,

la danza prodigiosa que inició la yesca

prendiendo en la noche con la ayuda de un papel

y la brasa de un cigarro que de pronto yace entre mis dedos

como un cilindro que se consume igual que la vida

se consume en mi corazón envejecido.

 

Y muere también la madera en crisol de ascuas

mientras reflexiono sobre la humana condición

que nos regaló un día este bien preciado

gracias al cual sobrevivimos

ante el frío hostil de los más duros inviernos.

 

jueves, 22 de febrero de 2024

Sombras

 

En la brevedad de los espacios tu sombra existe

como una huella insondable

incrustada en la pared de mi nombre.

 

Yo escucho los ecos sonoros de tu altar púdico,

la paciencia lúgubre de las moscas rondando las ramas

de tu árbol me recuerda al sur perdido, los limones de pulpa

agria derramándose por tu espalda, el faro de tus ojos

como filamentos de cadmio que iluminan la rosa azul

de un ángel sin alas, son mi presente.

 

Y al fin el eclipse que llega con su razón de ceniza

a cubrir de ternura unos labios rojos.

 

Tal vez te hayas vuelto sombra de una huella que en ti ya no existe.

 

O tal vez sea yo la sombra que se oculta

en la brevedad de los espacios

para no escuchar los ecos de tu nombre.

miércoles, 21 de febrero de 2024

La vida no vivida

 

Así como he dejado pasar la vida pasaron por mí los sueños.

Enormes antorchas en el confín, allí va el cautivo en busca

de la luz, lo mismo que yo en desesperada sed, internándome

hacia ese titilar de estrellas en mis ojos, convirtiendo lo táctil,

la materia, lo real en sombras que habitan la médula del tiempo,

el mío, mi razón de pervivir en el vientre de los párpados,

el pozo oscuro donde los ciegos ven el interior de un drama,

una risa, un hastío, una realidad sin carne, un efecto desmedido

de relámpagos y bruma, una mórbida transmutación de los espacios

y los días vertidos en la esfera de los relojes, el fiel del inconsciente

desdoblándose, multiplicándose en ocasos y auroras infinitas,

dando fulgor a las imágenes que crecen, penetran el silencio

de la noche, las vocales de la respiración, el ritmo del plexo

que oscila sin pausa, la indiferencia de las horas que vagan

por el raíl onírico de la vida no vivida, solamente soñada.

 

 

martes, 20 de febrero de 2024

La nueva vecina

 

A menudo se cruza conmigo entre dos horas perdidas.

 

Las tres de la tarde o las once de la noche, por ejemplo.

 

Ignoro su profesión, si está casada o soltera, si tiene perro o gato,

o si es que no tiene a nadie.

 

Recibo de ella un “buenas tardes”

o un “buenas noches”

o un “buenos días”

a los que yo correspondo.

 

Jamás usa el ascensor, aunque esté sola.

 

No le he preguntado por su nombre

ni lo he visto en el buzón del portal.

 

Lo único que, realmente, conozco de ella

es su ausencia.

 

Crepúsculo

 

Estabas allí como una pérgola sin flor.

 

Mirando al ocaso te volvías ocaso.

 

El mar naufragaba en tus ojos,

desnudo y transparente,

igual que una lágrima.

 

De los pájaros ya no te acuerdas,

aunque los llamaras por sus nombres

como a los amigos más íntimos.

 

El aire mecía los volantes de tu blusa

mientras un sol pálido

besaba a la noche.

 

 

 

 

domingo, 18 de febrero de 2024

El creyente

 

Coincide conmigo en el trasluz de las horas sin número,

revierte la estratagema que ha durado lo que el tiempo de la flor,

acumula el tesón de la esperanza bajo la primigenia altitud

de tu gesto impasible, el que azulea en los círculos

de la metástasis con iris de amor, el que es duro

como un astro diamantino que lloviera

desde la recóndita alma de tu feliz espíritu;

y sonríe a la noche inmensa de la nieve oscura,

recibe el aliento de tu hermano como un vaho de fe atraído

por los pájaros de la luz, confía en los dulces espejos

donde habita tu ayer de metáforas sin letras,

dale a la luna un voto alegre, sin escrúpulos,

con la inocencia extendida sobre el amor celestial

de un arbitrio tenaz que se ha vuelto faro

de tu razón preclara.

 

 

sábado, 17 de febrero de 2024

Los pétalos de octubre

 

Es la luz de la araña tu nimbo.

 

En el cristal está la pregunta que no te hice

cuando voló de mí el silencio.

 

A medias, como un trazo en la niebla,

tus mohines de niña se vierten en los espejos

como en un jardín se vierten los pétalos de octubre.

 

Y yo, ángel y susurro,

me acodo en la barra de este bar sin gente

donde mi noche es un pájaro

al que no abriga tu nido.

 

 

viernes, 16 de febrero de 2024

El jardín

 

Desde el balbuceo de la palabra-niña hasta la madurez de la palabra-fósil.

 

Desde la simpleza adolescente de los versos de amor,

capullos sin abrir en los campos de la vida.

 

Desde la ambigüedad y el sin sentido de la escritura mal formada,

ilusoria como los fuegos artificiales que no logran competir con las estrellas.

 

Desde la paciencia del artesano que aprende su oficio restañando las heridas.

 

Desde la soledad donde la creación es un niño que aspira a ser hombre.

 

Desde la nostalgia con sus andares de hembra vieja.

 

Desde lo real y lo surreal enfrentados como perfiles de un solo cuerpo.

 

Se llega a un jardín construido con palabras

donde brota esa flor a la que en la intimidad llamamos poesía.

 

 

miércoles, 14 de febrero de 2024

Danza de lluvia y aire

 

Esta danza de lluvia y aire en mis ojos

que ven las ráfagas de agua azotar la noche como látigos.

 

Este rumor que estalla en los cristales con la audacia de las olas más fieras.

 

Estos charcos que son como lagunas donde pisan los ciegos su imagen.

 

Este armónico fluido que golpea cadenciosamente en las fachadas

y los tejados, que moja los jardines y las alamedas

con su lengua líquida, que llena los estanques

y los pozos con su manantial traslúcido,

que nutre la tierra y sacia su sed de madre,

que da vigor a las plantas y los campos

con sus cabellos que son como hilos que caen

desde una corona de cúmulos.

 

Esta danza de lluvia y aire

se escucha aquí

dándole vida al silencio.

 

 

martes, 13 de febrero de 2024

Introversión

 

Asómate al rumor que produce el río de las venas.

Siente el pulso de la memoria en tus neuronas cansadas.

Desnuda el pensamiento de himnos que no volverán.

Deja que el aire anide en los alvéolos de tu ser

como un rocío temprano. Habla desde tu mudez

sin que se escuche nada más que tu silencio.

Dale vida a esa luz que te ilusiona por dentro

como un sol furtivo. Mírate en el vidrio

de tu ventana oculta sin que ningún otro

cuerpo se refleje en su perfil. Vive de tal

manera que no te siga ni tu sombra.

lunes, 12 de febrero de 2024

Tu rostro bajo la máscara

 

Hiende el bisturí la máscara y brota el óvalo como flor de abril.

 

Te miras en el espejo del alba

donde tu seria tez escucha en silencio la voz del olvido

y vas de vagón en vagón por ese tren sin nombre

que lleva en su interior la memoria de un pasado

que se diluye lentamente como el agua en una clepsidra.

 

Ya no es tu piel un laberinto de lisura

ni en tus pómulos arden los cometas en su cielo de azar,

ya no hay en los ojos un tapiz de fuegos artificiales

bajo la serenidad azul de tu mirada.

 

Ya la frente altiva se rinde a los ríos de la vejez

que surcan el vergel perdido de la juventud,

ya las cejas como dos rivales insomnes

no compiten por la perfección idólatra de sus arcos.

 

Y es tu perfil el gesto áureo de una nariz

que da sombra a los labios de carne púrpura

mientras crece el rubor en tus mejillas

y en la orquídea de tu mentón, la noche.

 

domingo, 11 de febrero de 2024

Mujer de agua

 

Hija del bosque áureo y del canto rumoroso

de las fuentes, tu cuerpo yace sobre el tapiz

húmedo de la hojarasca como una gacela

después de haber bebido agua del río que fluye

hacia las noches lejanas del pedregal y la rosa

mustia. Caen los frutos del árbol sombrío y tú

con las manos cautivas de luz recibes la blanda

pulpa entre los dedos como un cenit carnoso

de sangre dulce y hebras de color miel. En tu

jardín lleno de pájaros las amapolas son verdes

como el musgo del cantil humedecido por la lluvia

de marzo. Te rindes al viento ábrego y al colibrí

que canta en el bosque, y si me incitas yo voy detrás

y me hundo en tu río, si así lo quieres, amada mía.

sábado, 10 de febrero de 2024

El tercer jinete del apocalipsis

 

8.500 niños mueren al día en el mundo por desnutrición (Acción contra el hambre)

 

He comido raíces, no hay otra cosa.

 

El pecho de mamá ya no da leche.

 

Soy huesos y piel, nada más.

 

Mi vientre está abultado porque el hambre quiere salir de mí como un feto voraz.

 

Me rodean moscas y silencio, los labios cuarteados, los ojos hundidos en su órbita de muerte.

 

Mi piel se ha vuelto aún mas negra, es como si la noche me habitara.

 

A Alí lo mutilaron.

 

Ali, al igual que yo, solo era un niño.

 

Prefiero morir de hambre.

 

¿Me escuchas tú que vives en el primer mundo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 9 de febrero de 2024

El canto de la noche, el canto del día y tú

 

Vuelve el canto de la noche a poblar los espejos de historias pasadas.

 

Es la edad de la lluvia con sus rizos de agua en los aljibes de tus ojos,

es el rocío alegre de la música como un eco que resuena

bajo los párpados caídos de tu nombre,

son los caimanes de la luz mordiendo tu piel en la madrugada última del adiós,

es el neón que lleva en su vientre el tesoro perdido de los días sin paz,

es la luminosa canción de los jueves cuando en las esquinas nocturnas

las águilas del amor nos alzaban lejos del silencio y de los parques al sol,

más allá de la cruz de los relojes con su verdad de horarios por cumplir

y su cadencia de nube infinita.

 

Vuelve el canto del día a brotar de los espejos como un ángel oscuro.

 

Es el hoy con sus hilos de cáñamo y su celosía de metal,

es la quietud mostrándose como un árbol sin raíz,

son las piezas de una coraza antigua que van cayendo

como pétalos en el dédalo que habito.

 

Y vuelves tú con la sonrisa presente a todas horas.

 

 

jueves, 8 de febrero de 2024

Tus manos

 

Parte el pan con tus manos de hombre bueno.

 

Que su corteza sea piel de vida y su interior un alma de trigo blanco,

que nos de su bendición de paz, que su aroma crezca en nosotros

igual que crece la luz en las espigas de julio.

 

Reparte el pan que se desmigaja como un rocío de nieve sobre la mesa vacía.

 

Invita al hambriento y al niño, a la mujer que sufre y al menesteroso,

a la golondrina y a la paloma, a la luna y al sol de la mañana, a la flor y al pez esquivo.

 

Que no quede ningún pan en tus manos de hombre bueno.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Tu fuente

  

Ya no me reconozco en los cristales ni la lluvia

es la misma de entonces. Palabras sin eco bajo

los alfeizares mientras la luz dibuja un arpegio

de claridad en mi rostro, no estás tú, señora

de los pájaros, para volar en mis sueños

como un colibrí exhausto, lejanía de tu voz,

pasión de tus alas en el nombre que pronuncio a solas

cuando la memoria es un candil que refleja la osadía

de tu vuelo en mis ojos ausentes, en mi hoy desnudo

de relojes, metáfora del pasado tu edad si en los patios

de las iglesias no habita ya la sombra que fuiste ni vibran

los timbales en mi corazón al pasar tu perfil por las rúas

de antaño, ni la palabra como un dulce sonido de cítaras

acaricia nuestros cuerpos con la sintonía adolescente de un ayer

que retorna sin prisa igual que un exiliado a su morada,

hogar que de pronto se ha vuelto olvido y extrañeza,

páramo donde existía un vergel de juventud,

oscura sed donde tu fuente saciaba, sin nada a cambio,

mi amor, silencio donde los susurros eran de cristal

como los sueños que viven en las lámparas al apagarse.

 

martes, 6 de febrero de 2024

El sueño

 

Es un río de plenitud donde las imágenes navegan

como sombras de un cielo imposible.

 

Allí no hay latitud ni materia, ni cantan los relojes su canción infinita,

allí la aventura es multicolor, el espacio un país que no guarda límites.

 

Allí los sucesos son pompas de jabón que aniquila el duermevela,

la ansiedad un fantasma que volverá cada noche como un perro vuelve a su amo,

el sexo un caimán que devora la faz del silencio, la dicha un instante del que brota

una flor sin nombre de pétalos azules.

 

En la cruz de los párpados quedarán los restos del naufragio,

nada de lo que fue irreal sobrevivirá al día.

 

Todo será tarde o temprano, olvido.

 


lunes, 5 de febrero de 2024

Como un pájaro

 

Tus lágrimas se pierden en el agua del tiempo.

 

Había en tu tez una nube de oriente anclada a los ojos como una comisura extensa.

 

Te vi águila de felicidad, desafiante y retadora desde tu abril guerrero.

 

Aprendiste el vocabulario de las hadas que ejercías con tu voz de pájaro sin trino.

 

Pero brotó de ti el silencio de las habitaciones en sombra,

la cicatriz de los sueños suicidas tras la ceniza de tus noches,

el túnel por el que pasan los trenes sin destino.

 

Y no hubo piedad de luna ni resplandor de ángeles en la urdimbre de tus días.

 

Hoy quiero recordarte, aunque no vea ya tu frágil andar de garza entre los juncos.

 

Has volado de aquí quién sabe adónde.

 

 


domingo, 4 de febrero de 2024

Tu piel

 

El territorio que mis dedos recorren con los ojos cerrados.

 

La desnudez alba de tu cuerpo

como un mar por el que navega el silencio.

 

Y las raíces de tu árbol, transparencia y azul

en el mapa que dibuja los senderos de tu edad.

 

Mi índice se fija en los lunares de tu océano,

islas sin explorar, arrecifes donde la flor del deseo sucumbe,

máculas como puntos unidos por nuestra sed cómplice.

 

En el film de tu epidermis hay imágenes que trinan en la noche,

y son arcanos tus músculos ágiles igual que plumas al viento del atardecer.

 

El sol penetra en la alcoba con sus barbas de luz poblándote

como nieve, como azúcar, como resplandor sobre tu piel esquiva.

 


sábado, 3 de febrero de 2024

El lunar de tu espalda

 


Me acerco al sueño de tu isla donde la luna no existe

desde la piel oceánica que cubre tu ser de amapola.

 

Y me vierto en el pozo de tu alma,

color barro, color ébano, color mimbre,

donde brillan los hemisferios del azar,

donde las barcas navegan la laguna del olvido.

 

Déjame morar en tu círculo de asombro,

en la imperfección planetaria que corona el vientre de tu escápula,

en la lava reseca de tu volcán agotado,

en el perfil sin sol de tu jardín nocturno.

 

Y después, abrázame.

 

 


viernes, 2 de febrero de 2024

Propósitos

 

La indolente presencia de la lagartija sobre el muro.

 

El verdor de las hojas y el trino de los pájaros.

 

El sol de la tarde en mi piel como una lengua cálida.

 

Laxitud del tiempo sin relojes y de la memoria sin memoria.

 

No hacer nada, no pensar, no vivir el presente.

 

Los cinco sentidos opacos como cristales ciegos.


Parecerme al aire, invisible y neutro.

 

Ignorar de qué modo creció la rosa en el rosal.

 

Conseguir que ni mi yo sepa que existo.