martes, 24 de junio de 2025

Hotel España

 

Fue padre quien se ocupó de buscarme residencia

en aquella ciudad donde iba a cursar estudios.


Y la encontró en el Hotel España

-un amigo se lo recomendó,

en mala hora-.


Me dieron una habitación oscura

y sin calefacción, la número treinta y tres

situada en la última planta

de un edificio ruinoso.


Afuera llovía continuamente,

dentro de mí también llovía

sin la menor pausa.


Fueron cuatro meses y un día,

igual que una condena

de la que yo mismo

me liberé.


Lo que nunca sabré

es qué delito cometí

para merecerla.


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