Y si
descubres en la veta de la palabra el oro de los significados,
y si en una
estrofa las imágenes acaban de nacer y la realidad
no entiende
su cosmos deconstruido, y si navegas en un mar
de
adjetivos y siguiendo el canto de las sirenas ves una isla
de armonía,
un hondo latir de emociones donde nadas feliz,
y si
escribes con la pluma desnuda, sin que te ate lo que esperan
que digas,
y si hay en tus palabras una canción escondida que alguien
descubre
por azar, a contracorriente de su pensamiento y tararea
contigo los
versos que escribiste para ti y que ahora forman un coro
de voces
invisibles, y si la esperanza que has puesto en el sol de tu poema
se nubla
porque cruzaste el umbral del entendimiento y solo hay cáscara
y no
nutriente, solo un sinsentido de fuegos artificiales en el vacío,
y si
escribes con la sencillez del niño y provocas la emoción de la madre,
y si rimas
la rima y un anillo perfecto se forma en tu boca mientras
lees, con extrañeza,
unos versos. A todo eso, amigo, le llaman poesía.