Te ilumina el vientre de una luz amante,
vas del sueño al pálido matiz de la mañanaaún tímida como un pájaro que huye de su sombra
con el resplandor que deja la luna entre las hojas
de un árbol que lo cobija; hay un silencio de ceniza
en el cristal, viene del cielo un meteoro gris
que traspasa el corazón de la noche con hilos
que forman una retícula en tu rostro, una red invisible
de caricias lunares en tus mejillas que esperan el alba
de julio como espera el ruiseñor el nacimiento de la luz
en el horizonte de su canto; eres ternura de capullo
que brota de la umbría, al abrir los ojos colmará la mañana
tu anhelo de luz, y serás el rosal que nadie intuye,
el jardín que nadie presiente tras los visillos que dejó
la noche en el dosel de tu cama amanecida.
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