En mi río paralelo no hay árboles de verdes hojas
ni mana el agua con el empuje de mil soplidos
que aúllan al sentir cómo la vida ordena
en un canto común los senderos múltiples del azar.
De perfil soy igual que las rosas al verter su sangre
en la raíz mutilada del silencio, de frente las espinas
son una única espina cuando de regreso a ti
has abierto las puertas de la noche para que, no solo yo,
sino los ejércitos de la luz pueblen la madrugada
con haces de luna y alabastro.
Y en el medio de este túnel sombrío
mi busto de ojos azules invoca al temblor del coral
y a las sirenas del olvido, porque el mar, a veces, responde
con islas de espuma a los vientos que no paran de nombrarte.
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