No te acerques al filo donde el aire es príncipe
y un hueco de eternidad asoma con las fauces
abiertas al hambre voraz de los abismos, no mires
al águila, ni al saliente petrificado donde rinde sus alas,
no escuches el silbido del viento que colma la niebla
de cantos sin voz, hay pájaros en bandada que buscan
islas de coral entre un mar de nimbos níveos como algodón
de santidad en dibujo de esferas alrededor del vacío que te nombra,
resiste al imán del río que allí abajo no es más que una arteria azul
por donde tu alma no fluye, nunca serás ángel pero tampoco
elijas ser gota de lluvia que muere solitaria al golpear la tierra
con su llanto, enfréntate a la sed del abismo negándole el agua de tu vida.
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