El cielo baja un párpado negro sobre la luz del día, abrígate
porque la lluvia arrojará de pronto su almacén de insostenible
caudal, sus lágrimas de mar dulce entre nubes arracimadas
como carbón celeste, observa el hilo de azul que tronza el árbol,
escucha la memoria del trueno que repite su inacabada frase
de rotundo tambor en la lejanía del horizonte, asómbrate
con el delta del rayo extendido como ramas vírgenes en un lienzo
gris que simula ceniza con su urdimbre de cúmulos en procesión
y su blanda forma de abrigo líquido, pero no temas a la tormenta
ni al relámpago, al furor del agua ni a la voz resonante del trueno,
son, tan solo, proclamación de que la vida sigue viva.
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