Salgo a la lluvia para recibir el don de la vida;
y es mi desnudez un pensamiento libre de alas blancas
y son mis ojos fuente y manantial, receptáculo de luz,
mis labios dádiva que se abre al fluido celeste
porque mi sed es de árcangel y a mis palabras
las moja el silencio que deja la luna en los portales;
mi corazón aljibe de tu lluvia, río de tu nube,
lágrima de tu dolor, refugio de tu nieve
en el cáliz de mi bóveda es un espejo
en el que se mira la húmeda cicatriz
de tu rostro dibujado sobre la piel del agua.
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