En ti dura el tiempo lo que dura la eternidad,
permites que te labre el artesano con sus manos
ajadas que miman los perfiles de tu forma,
el alma escondida de la tierra en tu interior
permanece aún después de la mutilación
que el cincel va labrando sobre la superficie
salvaje de tu cuerpo, pero también eres desnuda
verdad en los páramos de la nada, en los desfiladeros
y en las laderas como roca altiva que el aire pule
con su cuchillo voraz devastando en mil contornos
la primigenia forma que un día surgió de lo más profundo,
manantial pétreo sobre la piel virgen de la tierra,
corazón del cuarzo y la mica, del granito y el mármol,
secular materia, simiente inmóvil que toco con mis dedos
para así sentir su dureza en la blanda carne que soy.
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