Llegaron con todo el tiempo del mundo en las manos,
las ropas claras, la piel al aire como bandera de paz,
territorio que el sol conquista.
Las palabras traen recuerdos igual que palomas jóvenes
sin conciencia de surcar los mares de la edad.
Hay flores pálidas en los parterres: el hibisco junto al rosal,
la orquídea y la prímula, el clavel y la hortensia de pétalos azules.
Y pesan los años con sus guedejas albas,
en la voz la canción de los pájaros,
casi muda, como el susurro de un ángel,
casi adormecida, como el caudal de una sangre vieja.
Y la espada de la luz sobre nuestros ojos que añoran la infancia.
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