viernes, 3 de mayo de 2024

No consigo pronunciar tu nombre

 

Te daré la lluvia tomada entre mis manos para que moje

el tibio reflejo de tu piel. Vendrá el ruiseñor con la voz

tierna de un pájaro herido por los azares de la vida para

que la soledad escuche una melodía de arpegios sonoros

que van cayendo como rocío en las membranas acuosas

de tus iris azulinos. Y el ángel que se alejó de tu nombre

volverá a ser la vocal que aúlla en las sílabas rojas del estío

como un extraño eco de lo que un día fue la cálida palabra

que en mis labios puso unas alas de amor bajo la insaciable

canción del nunca decirte. Qué azul es el viento de la noche

y qué frío el que llega hasta mí como una sombra gélida, sin paz

ni utopía con la que cobijar el temblor inclemente de nombrarte.




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