miércoles, 22 de mayo de 2024

Las hojas

 


Hablan entre sí, aunque sea mudo el collar de sus nombres,

en el ramaje se exhiben con forma de corazón o de hexágono,

de aguja o de palma extendida, las venas largas que en la nervadura

mueren como raíces que el polvo de los senderos viste de máscaras

y el rocío deshila con su lengua amante en la piel de los racimos verdes

que al llegar la nieve comban sus látigos como esperando fustigar al día

que regala el alba con efluvios rojos de carmín y púrpura, mientras la rosa

de la aurora penetra el arracimado cabello con el cuchillo de la claridad

en los dientes de salvaje armonía para que la luz encienda la pálida tez

de las hojas antes de que el fin llegue con los matices ocres del otoño

mudando en amarillo o en granate, y sea el tiempo quien restaure la vida

en las yemas proclives que otra vez brotan entre el musgo y la bruma

que noviembre pone en el tapiz multicolor cuando a lo lejos los ojos

confunden el río y su caudal traslúcido con un arco iris de plata.

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