Recogido en mí, tu sombra en las almenas y los estandartes
de mi vida en la frente, de sillar y portalón, de foso y barbacana
mi arquitectura inexpugnable donde los fantasmas habitan
la pared como dormidos títeres bajo el dosel de la melancolía.
Hachas de luz amarilla, pasadizos interiores, las mazmorras
vacías de ternura y amor, el salón de mi memoria con ventanales
abiertos a revivir la juventud, ahora sin pasión, dulce como un trago
dulce que llega a mis labios como llega a la sed el tímido beso del agua.
Sin ti, cautiva del olvido, sin mí, que ya no ansío subir
a tu torre de cristal donde los pájaros del ayer son, tan solo,
un rastro de alas pasajeras en el invisible muro del recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario