En tu vientre hay sombras de vida que le hablan
a los fantasmas huérfanos de paz como si la huella
que deja en los cuerpos el grito inaudible de las voces
formara una canción de nubes que silenciosamente,
vagasen bajo el cielo de un hogar sin nombre; mi estatura
crece en el cristal de tu ventana, como un árbol soy
con las raíces expuestas a la luz y el altivo tronco
desnudo de pájaros, con el ramaje extendido en alas
y la savia efervescente de un manantial que brota
de los espejos como un río de luz, con mis venas
de cáñamo que resisten bajo la transparencia
de una piel envejecida los ardides de un reloj
donde late mi niñez, apenas tintineo de cascabel
en la lejanía de los sueños, apenas susurro de agua
que mana de las fuentes por donde fluye el olvido.
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