Nació de ti, como un latido más.
Fue decisión, impulso, acto que voló
desde la sima imperturbable de un reloj.
Fue instinto, porque la razón es como el trueno
que se escucha después del relámpago
y no evita el incendio de una luz
que después será sombra eterna.
Es una cicatriz sobre la piel del tiempo que vivirás,
es la culpa y su flor carmesí en la palabra,
es el pozo sin agua del olvido.
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