Está viva la casa. En todos los espejos se desdobla,
multiplica
su faz. Hay habitaciones como ventrículos
de corazón
donde la sangre ríe. Fluye el canto del día
en las
bocas que dialogan con palabras alegres, las arañas
de cristal
pueblan los techos con brillo de fósforo.
El silencio
es púrpura como un arrebol en la máscara
de la noche,
la música de los horóscopos tiembla
en las
cenefas, seduce a los zócalos, vibra en mis oídos
con arrullo
de pájaro. No es fácil reconocer sus cavidades
en sombra,
nos quiere ciegos como ceniza de claridad,
nos quiere
luna negra, nos quiere oscuros como tez
de
murciélago, nos quiere estáticos como un reloj
parado. La
casa está viva en mis sueños sin luz.
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