Salir a la
lluvia como si el día llorara.
Ese ritmo
de gotas sin patria que golpea,
incesante,
la faz de los tejados
contiene un
eco de voces, una secreta música de coros,
un vaivén
de ríos disgregados,
una locura
de moléculas danzantes
que vibran
en el aire.
Sé que bajo
aquel paraguas a cuadros está tu cuerpo,
hoy llevas
el impermeable de tu hermana,
es curioso
como ansías convertirte en su sombra.
En los
reflejos de los charcos ves paisajes desconocidos,
nubes
inventadas que transitan el cielo como pájaros de algodón,
ninfas que
arrojan rocío sobre tu voz muda,
rayos que
son hilos de tu cabello
siempre en
llamas.
Llovizna,
mientras ríen los árboles del parque
yo imagino
tu desnudez, oculto desde mi ventana,
y pienso en
los países donde la lluvia dibuja tu nombre en las aceras,
cada día, de
cada hora, de cada segundo
que pasa.
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