Como un reflejo en el cristal sin mi cuerpo delante.
Como las palabras que tantas veces dije y ahora
escucho en la voz de otros. Igual que la huella
en la almohada al irse la noche. Como un beso
en los labios que son de agua, el lugar que habitas
un segundo de los siglos que lo nombran. Como
la risa o el dolor cuando ya no recuerdas porqué.
Igual que la carne, ayer joven, hoy yacente en las fosas
del olvido. Igual que un témpano que el sol funde
o un glaciar que se desangra, lento como la calma
de un latido. Como los días que parecen el mismo día
y no lo son. Como la ciudad que creías tuya y era
de nadie. Como la historia, que ya no está viva.
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