La isla
copió tu perfil.
Su rostro
se hunde en el mar
como el
tuyo en mi almohada.
Flores
pétreas, sin ríos ni puentes a su lado,
el cereal
no brota de la semilla,
de los
surcos secos no nace el alba,
la noche
mata a los pájaros
en sus
nidos de alambre.
Y ese cielo
inmensamente azul
que se
desploma del ojo de dios,
tan extraño
este cielo, sin nubes,
sin la
suave caricia de la lluvia,
sin el gris
imperfecto de la luz.
Con la yuca
y el árbol milenario,
con el
fruto del platanar deshaciéndose en mi mano,
con la voz
dulce que parece desconocer la herida,
con el
tiempo detenido en cada playa y risco,
en la arena
color carbón, en las hojas verdes de limonero;
acompañado
por las alas de tu nombre
que dibujan
en el cenit el perfil de la isla.
Tu perfil.
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