lunes, 19 de diciembre de 2022

Lluvia

 

Es el sonido inaudible que hacen las lágrimas al morir
o la música de un caudal sin voz.

La lluvia adora el silencio,
cae como alma vieja sobre los tejados infantiles,
soles sin amanecer, pájaros de olvido,
farolas que tejen bajo su halo hilos de agua,
que velan el fulgor como pañuelos de seda líquida.

Y ese salpicar que es un grito que se alza,
un canto que enciende la melancolía,
una salmodia mística que el hombre escucha
desde todos sus abriles rotos.

Gotas de invierno, frías y azules,
gotas que atraviesan los arco iris,
gotas leves, minúsculas como suspiros de ángel,
gotas amables que besan al perdedor,
gotas que repican como campanas enloquecidas,
gotas que llevan nombres en su piel
y números de calendario mojados por la edad.

La lluvia es el corazón de un glaciar que llora la pérdida del edén,
el paraíso del sol y los jardines ahítos de luz.

Son los charcos espejos que yo piso
para que tu imagen renazca de su vientre sin mañana,
y dure lo que un segundo dura
en el confín de la eternidad.

Te quiero como lluvia
que resbale cada día
por el cristal de mis ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario