viernes, 13 de agosto de 2021

Los trabajos de Hércules(limpiar los establos del rey Augías)

 


Abajo, en la tierra, entre colinas, un enjambre informe

de bóvidos, una masa que hiede con ubres que el estiércol

matiza. Ningún pasto vivo, nada salvo la raíz y el color ocre

como un mar algas en un valle sin manantial. El légamo,

la podredumbre, el fulgor de la canícula, el pecho fuerte

del embrión, los rebaños de plata, los doce toros como

centinelas con la testuz del designio y el veneno de la luna.

¿Cómo limpiar el ojo fértil, las láminas del humus, el detritus

de la especie, el manto de la auténtica vida, su olor a infamia?

La sed de los ríos es una lengua húmeda que lame el silencio

del lodazal, la orgánica virtud que una res deposita como ofrenda,

óbolo sin la cicatriz de un nombre. Otra vez, en la sima del día,

la cintura de la hondonada reluce. Ya es verde la piel de la tierra,

se ha cumplido, de nuevo, la voluntad del semidiós desnudo.

 

 

 


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