Un saludo y nada más.
Después de tantos años qué decirse.
Para qué revolver las cenizas.
Eso ocurrirá un día cualquiera
cuando nos crucemos en una estación de autobús,
en una calle, o coincidamos en un bar
o a la salida de una película.
O tal vez ni un saludo entre nosotros.
Como dos extraños que fingen
no haberse conocido nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario