¿Qué forma de vuelo silba en el tránsito, en qué respiración
caben los ecos que visten las aceras, el mistral que daña con frío
las raíces? Sucede la fina hilatura en el mar sin tregua de la luz,
pasan los silencios por la dureza negra de las pestañas, sopla
la lentitud en el ojo que se abre al fluido frágil de las nubes;
soy neblina en el éxtasis del resplandor, un meteoro callado
que vaga por la corriente impertérrita de la memoria; un alud
suave rompe la voluntad de ser perpetuo, y danzan los enigmas
y envejece la piel que aja la cortina del destino mientras la vigorosa
luz, el canto de la lluvia, el océano infinito, los eclipses que fueron
llaga en los pasos que di, las inscripciones que mis labios repiten
con nombres sin vocales, la secuencia de los pájaros en el azul
como una metáfora del tiempo hallan senectud en los latidos
que ya no gritan, enronquecen igual una voz raída por el músculo
de la edad, lo mismo que un árbol vacío de ramas ante un aire
duro y cruel que anticipa los inviernos que vendrán cuando ya no
exista flor en la desnudez de sus apéndices vencidos por la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario