Es la bebida,
es su mala sangre,
es porque está en el paro
y no lo aguanta...
"Lo siento, cariño,
no se volverá a repetir, te lo juro".
Pero es la tercera vez que ocurre en los últimos meses.
Observa en el espejo su rostro amoratado,
y grita con rabia que no, que ya basta.
Se marchó sin despedirse, ni unas letras en un papel.
Mañana presentará la denuncia en el Juzgado.
No la dejemos sola.
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