Y si te imploro que me entregues la llave de tus sueños,
el diario donde escribes las palabras que quedaron mudas
en tu voz, el anillo sin gema que no adorna tu dedo corazón,
la postal con una montaña nevada que recibiste bajo el calor
de agosto, tus cicatrices viejas por las heridas que te causó
un ángel maligno, la canción que más quieres y el libro
que más amas, tu consuelo y tu alegría cuando la risa
te posee, el dolor antiguo para que yo lo convierta en un sol
sin nubes al cobijo de tus días; y lo que en realidad eres
si miras en tu corazón y me regalas el secreto de tu ser.
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