Como el viento que traza en el aire
serpentinas volubles de rizos invisibles,
así el flujo del orden ante ti,
pasajero de un río que te lleva a un mar de sombras,
voluntad que en la encrucijada resuelve por instinto
la dirección a seguir.
Y son fortuna o desgracia el clamor o el témpano
que acompañan la senda de los días.
En el sur del deseo los átomos de la vida eligen un ideal,
en el norte el anhelo es una pequeña casa de baldosas azules
con un jardín de árboles en flor.
Y siempre la duda ante los ojos
de lo que el tiempo cumplirá o no cumplirá
cuando la ruleta gire en círculos de azar.
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