sábado, 29 de julio de 2023

La flor de sal

 

He ido al color y el aroma del yodo, y a la música

del oleaje con su lengua blanca y sus rizos alegres.

La arena purísima como hostia de cuarzo, los cuerpos

bruñidos y el sol robusto, leal, dios de la luz y la mañana.

Mi piel con poliédricas gotas como pecas invisibles siente

la cálida presencia del rayo, el mínimo roce del aire

en el vello, el tránsito de la humedad que se agosta

en los poros y alza una flor de sal, blanquecina como

un traje de novia, transparente como un cendal de monja

núbil, efímera como maná de espuma en la raíz de mi pecho.

 

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