Pregúntate si tú has dado tanto
como recibiste.
No has sido fuente solo cauce, no has sido casi nunca
sol, más a menudo sombra. Pero alguien te regaló su luz,
desprendiéndose de su propio
abrazo, alguien veló
por ti y te entregó su luna,
su pequeña luna de paz.
No te quejes de que te aman
poco si junto a ti hay
un corazón que late al
unísono. Los años conseguirán
que entiendas el silencio
compartido de dos almas que nadan
en el mismo río, agua de amor
bajo los círculos del tiempo.
Pregúntate si tú has dado tanto
como recibiste y si no es así
dedica las horas del futuro a
compensar tu olvido. Solo existe
la luz si los ojos se abren a
la vez para descubrir que son la misma vida.
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