domingo, 16 de julio de 2023

El dragón sin alma


 El dragón sin alma de la oscuridad escupe bombas negras.

 

Por la sed de la historia, por la caries del imperio,

por las trompetas del caos, por la gloria de la inmortalidad

y la megalomanía de los espejos.

 

El dragón en su cama de alabastro duerme sin luna,

no le importan los huérfanos, solo el avance de la crueldad

y el poder de la espada de fuego, solo el hipócrita alud de la conquista.

 

El dragón de ojos rasgados invoca a los zares antiguos,

su trono de perlas fulge entre las llamas,

los edificios muertos,

la carne esparcida por los jardines sin flor

como semen de maldad.

 

El dragón no escucha la voz de los niños,

se pasea por los palacios con la frente alta,

orgulloso como un misil certero,

necio como un pedestal que se iza

sobre el tallo de la inocencia.

 

El dragón rumia la locura en su senil memoria,

solo quiere un juguete nuevo

cuyo nombre es genocidio.

 


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