jueves, 6 de agosto de 2020

¿Adónde vas, Caperucita?



En el bosque hace frío, ya es invierno.
Tú eres un color entre la nada. Pequeña
y saltarina, cantas, y tu alegría es aliento
de pájaros recién nacidos. Las trenzas
escapan de la caperuza roja, dos espigas
de pan candeal, hilos de oro taraceados
por la luz. La nieve remolonea en la congostra,
los robles, los castaños, los abedules, el tojo
y los hongos, las ardillas y el ruiseñor, los gusanos
lumínicos, el tejón y la víbora, te miran. ¿Adónde
va la niña en esta madrugada de lobos? Humea
en la cesta la leche caliente, la tarta de arándanos,
la esponjosa masa del centeno. Y qué felicidad
en la inocencia de plata, qué abrigo de matorral,
qué hojarasca infantil en el claro alegre. Se oye
un fragor de ojos felinos, dos chispas brillan
bajo el álamo, el lobo o la vida acechan.
¿No sientes, ángel mío, la dentellada aguda
en tu cuello virgen, la carne en surco, la sangre
roja? El lobo es solo la vida que espera tu paso.


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