Se vestía con un pijama a rayas.
Como cáscara de huevo negro sus rizos.
Hay idiomas infantiles,
onomatopeyas en labios azules,
versos sin puentes en los hiatos,
nombres que llevan anclas de hierro en las amuras.
Y sigue el sol en el mismo mar,
óvalo incandescente.
Y sigue con hambre
de tuétano
mi voz.
El ángel se exhibe con abalorios de nácar,
es mujer anfibia,
es hembra de plata bajo el parasol,
luna de sulfuro en mi boca.
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