martes, 26 de septiembre de 2023

Romance del faro y la ola

 

No hay un acertijo en su serena mano de hoz

que corta la espuma con su brillo exhausto

de luz sin alas, de redondel donde los peces

miran a ese sol inventado de destellos como

saetas de un reloj, su sincronía es una metáfora

de la inutilidad del azar, su índice salvador distrae

a las gaviotas que mudan de plumaje al morir el día,

al encenderse el fanal como un ojo sin pausa que traza

el círculo donde las sirenas son barcos de escamas azules

y blancas, donde no existe el frenesí enloquecido de las olas

que en su herida se alzan ahítas de resplandor cuando el haz

recorre su cresta de merengue y espuma y las sigue y las persigue

hasta el límite del arrecife, allí regalan su amor salvaje, allí no

hay un dios de luz entre el coral, allí no llega la bondad del faro,

el tímido faro que más allá de su contorno se olvida de que es un sol,

y se entrega a la noche que vence a su aliento de cauce, de señal,

de aviso bajo el silencio de un cielo mudable y tenebroso.

 

 


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